Las manchas oscuras de la piel son uno de los signos de envejecimiento cutáneo que más preocupan a las mujeres, por encima incluso de las arrugas. Aparecen muy temprano, sobre los 30 años, principalmente en la cara, el escote y las manos. Se calcula que a partir de los 40 años, el 40% de mujeres presentamos manchas pigmentarias o discromías. Pero no sólo las mujeres las sufrimos ni queremos evitarlas: a los hombres también les afecta, pero sobre ellos no tenemos tantos datos.
La causa principal de la aparición de manchas son los rayos solares. Las manchas son agrupaciones de melanina, el pigmento responsable del color de los ojos, la piel y el cabello, que se activa por la acción del sol creando el bronceado, la defensa natural de nuestro organismo ante los rayos ultravioletas. Sin embargo, a veces la melanina no se agrupa de forma uniforme y forma manchas oscuras, que son más evidentes por ello después del verano. Pero no hay que esperar a septiembre para actuar contra ellas, ya que el sol toca nuestro rostro durante todo el año.
Las pieles que ya tienen problemas de hiperpigmentación, con pequitas, o manchas localizadas en la cara y el cuello no sólo tienen que protegerse más, sino que además deben actuar contra las manchas existentes. Algo difícil, ya que la mayor parte de sustancias aclarantes utilizadas en las cremas no son indicadas para usar de día, pues son muy agresivas y pueden provocar problemas en la piel.
Para prevenir la aparición de manchas «es fundamental protegernos de la exposición solar utilizando distintos medidas de fotoprotección (gorras, prendas de manga larga, etc). Hoy día el uso un filtro solar con alto índice de protección y de acorde a cada tipo de piel es fundamental. Es la medida más eficaz para prevenir el fotoenvejecimiento de la piel y la aparición de manchas solares. En los niños es fundamental evitar la quemaduras solares que suponen un riesgo a largo plazo de cáncer de piel y usar un fotoprotector no alergénico y de muy alto índice de protección», asegura el Dr. José Luís López Estebaranz, Jefe del servicio de dermatología del Hospital Universitario Fundación Alcorcón de Madrid y miembro de la Asociación Española de Dermatología y Venerología (AEDV). Según explica el doctor, «existen muchos tipos de manchas pigmentadas en la piel. Unas aparecen desde el nacimiento o en la infancia, son los nevus melanocíticos o lunares. Otras aparecen por los efectos de la luz ultravioleta y el envejecimiento de la piel, son los léntigos solares (manchas de la edad). Otras pueden aparecer por factores hormonales (melasmas y cloasmas) y por reacciones de los rayos ultravioletas en personas bajo ciertos tratamientos farmacológicos (antihipertensivos, antidepresivos, antibióticos, etc.).
No hay que pasar por alto la aparición o cambios de las manchas de nuestra piel. tal como explica el dermatólogo: «Debe examinarse toda mancha de nueva aparición o que cambie de morfología (forma, tamaño, color); que tenga varios colores y abigarrados, que se ulcere o sangre, que sea asimétrica e irregular o que crezca irregularmente. También deben examinarse periódicamente las personas que tengan múltiples nevus o lunares (más de 50‐100) o antecedentes personales o familiares de cáncer de piel o melanoma, ya que tienen mayor riesgo a desarrollar este tipo de tumores. Hoy día disponemos de un sistema, dermatoscopia digital y la dermatoscopia computerizada, que nos permite realizar un seguimiento preciso a estas personas con múltiples nevus melanocíticos y detectar de forma precoz el cáncer de piel».
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