Ésta es la época perfecta para destinar un poco más de tiempo al cuidado corporal. Propio y de quienes nos rodean. Estamos de vacaciones, en la playa o la montaña, con nuestra pareja, nuestros hijos, nuestros amigos. ¿Qué mejor plan que unir naturaleza y contacto humano? Aprovechemos para mimarnos todos un poco más, relajarnos y disfrutar del sentido del tacto al aire libre. Sólo necesitamos nuestras manos y un entorno adecuado. Lo demás es sólo cuestión de cariño. Ya sabéis que el masaje no es más que las caricias humanas convertidas en terapia.
En algunos spas y centros de estética suelen realizarse masajes al aire libre. Aunque siempre en un entorno «privado», de acceso limitado a los clientes y los terapeutas. La razón es que el masaje suele conllevar un espíritu terapéutico, por una parte, y por otra se considera un acto íntimo y, por tanto, a realizar en una cabina o una habitación sin distracciones ni espectadores. Sin perder de vista ni los efectos beneficiosos sobre cuerpo y mente ni la importancia del masaje como un acto entre dos personas que deben estar hasta cierto punto aisladas para que éste funcione, la verdad es que es posible realizar masajes al aire libre con la pareja, con amigos o con los hijos, y disfrutarlos. Se trata de buscar un entorno adecuado, que no tiene porque ser la playa a las doce del mediodía, sino por ejemplo una cala pequeña y poco transitada a última hora de la tarde, una habitación con terraza frente al mar desde la que se oye el ritmo de las olas, un jardín de una casa de campo, un prado cerca de un arroyo o bajo la sombra de un árbol…
Lo más importante es disfrutar del masaje, y para ello es necesario que no haya interrupciones y que se realice en un entorno agradable. Te contamos tres formas de dar un masaje a personas a las que se quiere y que, naturalmente, pueden hacerse al aire libre. O no.
. Para niños. Para realizar un masaje a los niños lo mejor es utilizar la técnica del effleurage, que significa roce suave. Son movimientos deslizantes de la palma de las manos sobre el cuerpo y se utilizan habitualmente para iniciar y acabar cualquier masaje. Además, permiten repartir el aceite o la crema de masaje por todo el cuerpo. Este tipo de movimientos se realiza siempre hacia el corazón, es decir, en sentido ascendente desde los pies y las piernas hacia arriba, y hacia el tronco desde manos y brazos. Otro movimiento básico del effleurage es realizar espirales que se cierren hacia el centro o, al revés, se abran desde un centro hacia fuera.
Con ambas manos, realizar un effleurage lento subiendo desde la cintura a los hombros. Después, con las manos en las caderas, subir la mano cruzando el tronco, es decir, de la cadera derecha hacia el hombro izquierdo y, una vez allí, subir la otra mano por el lado opuesto. Con los dedos podemos realizar círculos en la zona del pecho. Sobre el abdomen, con las manos una encima de la otra, realizar círculos en el sentido de las agujas del reloj. Terminar con effleurage.
El efleurage es un masaje sedante que alivia el estrés y las tensiones. Por ello, es mejor que lo realices a última hora de la tarde o antes de la siesta, por ejemplo, ya que facilitarás el sueño. No te alargues en el masaje, especialmente si se trata de un bebé. Con diez minutos puede que sea suficiente.
. Entre amigos. Un masaje de espalda siempre es bien recibido, ya que alivia tensiones de todo tipo. Además, es uno de los más indicados para realizar entre amigos. Eso sí, evitaremos friccionar o ejercer presión en la columna vertebral.
Con el masajeado boca abajo, se inicia con un effleurage por toda la espalda, desde la cadera y las nalgas hacia el cuello y, una vez allí, abriendo hacia los hombros. Repetir varias veces hasta que ambos estemos acostumbrados al roce. Colocaremos cada una de las manos a un lado de la columna, con los dedos hacia el exterior, y realizaremos effleurage hacia fuera subiendo gradualmente por toda la espalda. Después, realizaremos en un lado de la espalda movimientos como de alisamiento, ascendiendo por ella y alternando ambas manos, hacia los hombros, donde podemos trabajar sobre ellos con las yemas de los dedos y las palmas, siempre que no se provoque dolor (es una zona que suele acumular tensión y nudos). Repetiremos en el otro lado. Realizaremos effleurage como al principio en toda la espalda, colocaremos una mano plana encima de la otra y realizaremos movimientos circulares amplios sobre y alrededor del omoplato, para calentar la zona y destensarla. Si encontramos nudos, puede realizarse movimientos circulares de fricción para deshacerlos. Pero si duele o molesta es mejor desistir. Repetiremos el effleurage del principio unas cuantas veces y cubriremos la espalda con una toalla. Pondremos las manos sobre ella y los antebrazos si es preciso, y realizaremos suaves movimientos de vaivén (como si acunásemos). Dejaremos al masajeado cinco minutos para que se despierte o se acabe de dormir.
. En pareja. El masaje en pareja suele tener connotaciones eróticas. Y es que un masajes es siempre una experiencia sensual y es muy difícil tocar a quien se ama sin sentir excitación ni provocarla. Por tanto, y si la ubicación lo permite, lo mejor es dejarse llevar hasta donde llegue el masaje. Sin embargo, siempre es más placentero demorarse en él. No tener prisa es parte del plan.
En este caso, proponemos un masaje en el pie, zona erótica por excelencia. Con el masajeado boca arriba, se toma el pie y se coloca sobre la pierna del masajista, que inicia el masaje con un effleurage desde la espinilla hacia los dedos de los pies. Sosteniendo el pie con una mano, presiona con los nudillos de la otra sobre la planta, recorriéndola en pequeños movimientos circulares. Dobla los dedos hacia el empeine contando hasta diez, presionando sin brusquedad ya que actúas en dirección contraria a la natural. Repite tres o cuatro veces. Con ambos pulgares traza lentamente círculos en la planta del pie efectuando presiones profundas. Masajea la parte superior del pie con los pulgares, hacia el tobillo. En éste, rodéalo con las yemas de los dedos y evita el hueso del tobillo. Nunca hay que masajear directamente sobre un hueso. Entretente en encontrar puntos y huecos en el pie, y descubre qué movimientos o puntos gustan más al otro. Por ejemplo, en el empeine los tendones crean surcos entre ellos, recórrelos con el pulgar presionando ligeramente. Para acabar, sostén el pie entre las manos, con una palma sobre el empeine y la otra en la planta. Detente unos momentos, como si transmitieras tu energía al otro. Después, desliza las manos lentamente y retíralas del pie. Haz una pausa y repite en el otro.
Normas básicas
♥ Las manos deben estar en contacto siempre con el cuerpo para facilitar la confianza del receptor del masaje. Aunque nos parezca extraño, cuando no notamos la mano del masajista sobre el cuerpo se produce una sensación de abandono que inquieta al receptor, especialmente en el caso de los niños
♥ Los movimientos deben ser rítmicos, suaves y relajados, evitando cualquier cambio brusco o espasmódico (alteran los nervios)
♥ Es mejor usar la mano entera, con la palma, cuando trabajemos áreas grandes como la espalda, las piernas o el abdomen, y sólo los dedos (las yemas) en áreas más pequeñas
♥ Si en una zona se aprecia dolor, no insistir. No somos terapeutas y podemos hacer daño sin quererlo
Prepara el terreno
♥ El ingrediente principal de un buen masaje es la paz. Busca un entorno tranquilo en que no haya interrupciones ni sonidos estridentes
♥ Huele el ambiente. El aroma del mar o las flores puede ser lo mejor del masaje, pero si notas un olor poco adecuado, coloca unas velas de olor, incienso, etc.
♥ Escucha. Si estás cerca de la playa, las olas son todo lo que hay que oír. Si no es así, quizá sea conveniente usar alguna música relajante. De todas formas, el silencio es también muy agradable
♥ Aunque haga calor, ten a mano un par de toallas para tapar al masajeado. Sólo debe estar descubierta la zona donde se realiza el masaje. La temperatura corporal disminuye y el frío no deja al cuerpo relajarse
♥ Coloca una colchoneta en el suelo con un par de toallas gruesas encima, como si fuera un tatami, conseguirás así una superficie firme pero acolchada. También puedes usar una cama si es firme, ya que a menudo resultan demasiado blandas. Ten cojines a mano, tanto para apoyar la cabeza, los pies o las rodillas del masajeado como para que se arrodille el masajista, te evitarás el dolor de rodillas
♥ Usa aceites para masaje. Lo mejor es usar un aceite neutro, de almendras por ejemplo, y añadir algunas gotas de aceites esenciales según la personas a la que realizaremos el masaje. Para los niños, y en caso de duda también con los mayores, el aceite de almendras es suficiente
Perfectos para un masaje…
♥ De espalda. Argane Aceite Seco Regenerante Corporal Galènic. Aceite corporal de efecto seco y sedoso para pieles secas que nutre, regenera y reafirma, puede usarse también en el cabello. 125 ml 30,80 €. En farmacias y parafarmacias
♥ En los pies. Gel Frescor Intenso Pedi Relax. Gel relajante para pies con aceite esencial de menta y un complejo de árnica, pilosella, ruscus y cafeína para tonificar y refrescar los pies cansados. 125 ml 7,90 €
♥ Al atardecer. Vela de Masaje Plante System. Vela con aroma a flor de algodón que, al fundirse, se convierte en un cálido aceite de masaje a base de manteca de karité, puede usarse enseguida ya que no quema la piel, 100% natural. 4,90 €
♥ Para niños. Loción Hidratante Masaje Suavinex. Con aceite de almendras dulces, manteca de karité, extracto de melisa, caléndula, camomilla y aceite de onagra, refuerza la función de barrera de la piel del bebé. 300 ml 7,90
♥ De flores. Crema Pétalo Corporal Nutritiva Sanoflore. Con aceites esenciales de magnolia y bergamota bio, hidrata la piel durante 24 horas, con una fragancia jugosa y vegetal. 14,50 €
♥ Para todos. Aceite Purísimo de Almendras Dulces Bottega Verde. Aceite nutritivo y emoliente apto paa todo tipo de pieles, incluídas las de los niños, se puede usar puro o diluido, en la piel y el cabello. 100 ml 18,99 €