BeautyEco(nómicos): La playa, tu centro de talasoterapia gratis

La playa es uno de los paisajes más beneficiosos para la salud de la piel y de todo el organismo. En ella se conjugan los cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego, y todos favorecen el correcto funcionamiento del organismo.

Aprovechar las posibilidades que ofrece la playa para cuidar de nuestro cuerpo como en un centro de talasoterapia es una de las posibilidades más satisfactorias, sudables y económicas del verano.

El aire marino está cuajado de microgotas con minerales, ozono e iones negativos que penetran en el cuerpo al inhalar y estimulan las defensas naturales, relajan el sistema nervioso, facilitan la respiración y equilibran las mucosas, y tienen efectos antibióticos sobre la piel.

El sol, por su parte, es un antidepresivo natural que actúa como analgésico y euforizante. Estimula la renovación celular y la producción de melanina, la protección natural del organismo frente a los rayos ultravioleta (UV), y contrarresta enfermedades cutáneas como la psoriasis o el acné. El sol activa la circulación sanguínea, mejora la oxigenación celular y favorece la respiración cutánea, por lo que se eliminan toxinas y nuevos nutrientes llegan a la piel, cosa que facilita que esté más firme, luminosa y con buen color, siempre que se tomen las debidas precauciones y se aplique fotoprotección adecuada. Un baño de sol activa la síntesis de la vitamina D, que fija el calcio en los huesos, e influye en el funcionamiento de la glándula pineal, que regula los niveles de hormonas que influyen en el estado de ánimo.

El sonido de las olas tiene efectos sedantes y facilita la relajación y el sueño, aunque el oleaje también tiene probados efectos estimulantes sobre la circulación sanguínea y linfática de las piernas. Es muy recomendable andar por la orilla dejando que las olas rompan en las piernas, a modo de masaje, si se sufren problemas de pesadez, retención de líquido y celulitis. Aunque hay que tener cuidado si hay varices, mala circulación venosa o celulitis edematosa, ya que un mar excesivamente picado pude producir roturas de capilares y edemas (moratones).

También la arena de la playa realiza un micromasaje plantar si se anda descalzo, cosa que estimula la actividad de todos los órganos según la reflexología podal. Aunque hay que andar sobre la arena seca o medio húmeda, evitando las zonas más mojadas, ya que en éstas la arena está dura como el asfalto y podemos producir daños en el pie o la espalda.

Jugar a cubrir el cuerpo con arena es recomendable a cualquier edad. La arena húmeda contiene agua de mar y es remineralizante, similar a los tratamientos de estética que se realizan con fangos (limoterapia) y que sirven para eliminar toxinas y células muertas y reafirmar la piel flácida. Por el contrario, si se usa arena seca y caliente conseguimos el efecto de una sauna: aumenta la temperatura y se favorece la exudación, eliminando toxinas y líquido sin la molesta sensación de sudor, ya que la arena absorbe la humedad. El aumento de temperatura favorece la vasodilatación y la circulación sanguínea y linfática, siempre que se permanezca bajo la arena al menos 15 minutos, pero no más de 20. Hay que protegerse la cabeza con un sombrero o gorra y no efectuar nunca este tipo de baños en los momentos de máxima radiación solar ni cuando la arena quema, ya que podría quemarse la piel.

Naturalmente, son muy recomendables para la piel los baños con agua de mar. Es rica en sales (35 gramos por litro), con minerales y oligoelementos como el yodo, fósforo, zinc, potasio, azufre, calcio, magnesio, litio, etc. que son absorbidos por la piel por un proceso de ósmosis, ya que la concentración de estos elementos en el agua de mar es similar a la del plasma sanguíneo y en verano la temperatura suele ser parecida a la del cuerpo humano. Sumergirse en el agua, hasta el pecho o el cuello, y andar dentro de ella es recomendable si se sufren dolores articulares y problemas de circulación. Nadar es el ejercicio más completo que existe, junto con caminar, especialmente recomendado para personas con problemas de sobrepeso o dolores articulares y musculares, ya que la diferente presión y gravedad del agua permite trabajar la musculatura con menos esfuerzo.

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