Sin embargo, no nos engañemos con las recetas caseras: siempre es mejor recurrir a un cosmético elaborado en un laboratorio que realizar uno mismo sus cremas. Por varias razones. Tal y como advierten los dermatólogos, los alimentos contienen activos y, por tanto, aunque sean naturales no son inocuos. Además, es difícil que penetren en la piel en profundidad ya que ésta es porosa pero impermeable. También es difícil que podamos determinar su grado de efectividad antes de aplicarlos ya que, por ejemplo, en el caso de los productos frescos como frutas o verduras depende de su estado de maduración, de los días que lleve fuera de la planta, del suelo en el que se ha criado, etc. Cosa que no sucede con un cosmético, ya que su formulación es siempre idéntica y sus efectos probados mediante tests.
Aún así, en un caso de apuro como las vacaciones en el que podemos encontrarnos sin crema hidratante, exfoliante o cualquier otro cosmético, vale la pena saber que entre los alimentos básicos de la dieta, aquellos que suelen figurar siempre en la despensa como sal, aceite, leche, huevos o vinagre, existen alternativas para salir del paso o para darle un gustazo pantagruélico a la piel.
. Mascarilla exfoliante e hidratante. Un yogur natural bio entero (con al menos un 3% de grasas) es una perfecta mascarilla exfoliante, ya que al contener ácido láctico (alfahidroxiácidos) descama ligeramente el cutis, permitiendo que la piel se vea más limpia y luminosa. ¿Y desnatado? No, el yogur debe contener grasa porque es necesaria para hidratar. El agua no penetra en la piel, sólo arrastra la suciedad de la superficie. En cambio la grasa (los lípidos o aceites, como queráis llamarlos) sí que puede penetrar en ella superficialmente. Si el yogur fuese desnatado sólo se lograría un efecto refrescante y calmante momentáneo. Lavar la cara, aplicar 20 minutos el yogur y retirar con agua templada. El yogur es un clásico componente de la cosmética casera. Además, en su versión natural y entero no sólo regenera la flora intestinal cuando lo comemos, sino que aplicado de forma tópica equilibra y regenera la flora cutánea y la vaginal.
. Exfoliante corporal. La sal gorda es un exfoliante de primera, astringente y antiséptica. Para conseguir un buen producto que no agreda y reseque en exceso la piel, lo mejor es mezclarla con aceite de oliva que permite que la sal se deslice con facilidad y, a la vez, hidrata la piel y previene el envejecimiento cutáneo gracias a la acción antioxidante de la vitamina E. Si lo que queremos es un baño ligeramente exfoliante y tonificante, debemos abrir el agua templada y añadir 100 gr de sal marina; calentar un litro de leche entera con miel, removiendo hasta que esté disuelta, y añadirlo al agua; permanecer en la bañera con la mezcla durante 20 o 30 minutos; después, enjuagar el cuerpo ligeramente con una ducha refrescante y secar sin frotar. Se consigue con ello una piel suave y luminosa, ya que la miel es hidratante y regenerante y los ácidos de la leche eliminan toxinas y células muertas. De hecho, un algodón empapado en leche es una excelente leche limpiadora.
. Mascarilla equilibrante para piel grasa. Para equilibrar el cutis se utiliza una mascarilla de fresas (media taza) y una cucharada de yogur, se pasa por la batidora hasta obtener una pasta y se aplica en el rostro y cuello 20 minutos, aclarar con agua templada y luego fría. Las fresas contienen ácido salicílico, el que se emplea en los cosméticos para tratar las pieles grasas o con acné, y vitamina A.
. Hidratante corporal. Recuerda que la mejor receta de belleza para la piel es ¡beber agua! Si además es glamourosa y de un diseñador tan ligado a la belleza como el japonés Issey Miyake, ya rizas el rizo. Se trata de la nueva edición de temporada del agua mineral de los Alpes franceses Evian. 750 ml 4,60 €. En tiendas exclusivas como Isolée