Lo natural está de moda y somos muchos quienes nos alegramos de que cada vez haya más conciencia ecológica tanto por parte de las empresas como de los particulares. Es por ello que desde que empezamos nuestro blog Belleza Activa apostamos por crear esta sección de noticias: EcoBeauty. Sin embargo, lo natural no siempre es bio y es importante conocer cuáles son los certificados y sellos que garantizan que el producto que compramos es 100% bio.
¿Qué es exactamente un cosmético «bio»? Para obtener la calificación de producto «bio» los cosméticos deben cumplir con la legislación europea, que determina que sus ingredientes deben proceder de cultivos biológicos silvestres o cultivados sin abonos químicos (un 95% como mínimo); deben asimismo carecer de perfumes, colorantes o conservantes artificiales y no pueden incluir productos de síntesis, derivados del petróleo, ni vaselina o parafina; si el cosmético incluye aceites esenciales, estos deben ser puros y naturales al 100%; y, por último, deben ser envasados en paquetes reciclables.
Sin embargo, algunos cosméticos se someten a controles aún más rigurosamente ecológicos. Por ejemplo, una de las sociedades autorizadas por la Unión Europea para realizar estos controles es Ecocert, sociedad francesa de control y certificación que desde el 2002 entrega el sello Cosmebio, una certificación ecológica y biológica con unas normas que superan la legislación europea y controla que en todas las etapas de la fabricación, desde los ingredientes utilizados hasta los productos acabados, se respete el medioambiente y sean reciclables al 100%. Por ejemplo, los envases deben ser en vidrio reciclable, el plástico sin PVC, los tintes deben ser vegetales o el papel blanqueado sin cloro. También hay cosméticos e ingredientes biodinámicos, es decir, procedentes de sistemas agrarios autosuficientes y cerrados. En este caso, las semillas, el compost y la tierra de siembra provienen de producción propia en su mayor parte.
En Estados Unidos, el código de conducta medioambiental lo marca CERES (Coalición para las Economías Medioambientalmente Responsables), formado por grupos ecologistas, inversores y de abogados que forman una comunidad de compañías comprometidas con la mejora medioambiental. La primera empresa privada en suscribir su código de conducta fue justamente una empresa cosmética: Aveda, un caso emblemático de empresa ecológica sostenible, hoy propiedad del grupo Estée Lauder. Aveda recauda millones de euros para asociaciones del Tercer Mundo gracias a sus programas del «Mes de la Tierra», que realiza cada mes de abril coincidiendo con el Día de la Tierra. Aveda cuenta con un salón de belleza en la calle Ortega y Gasset de Madrid que cumple los principios de diseño sostenible.
Como ella, hay muchas otras marcas cosméticas bio, y en España contamos con algunas muy interesantes de las que os vamos informando en nuestras EcoBeauty. Aunque no siempre es oro todo lo que reluce en el campo de la cosmética natural. Algunos laboratorios afirman en sus envases que son naturales, una distinción que no significa nada legalmente. Es decir, se pueden publicitar como tal y no proceder de cultivo biológico o contener sustancias de síntesis o derivados del petroleo. Por ejemplo, hace ya años que muchos cosméticos publicitan que no han sido testados en animales o no contienen sustancias animales. Y es cierto, pero es una adaptación a la legislación ya que desde el año 2009 todos los cosméticos deben cumplir esta norma europea. También muchos dicen colaborar con ONG (entidades no gubernamentales) o poblaciones indígenas, y también es cierto en muchos casos, pero ello no garantiza la naturalidad de sus fórmulas ni su respeto ecológico tanto en el contenido como en el envasado.
Por eso es importante que, ante la duda, se compruebe si el cosmético lleva la marca Ecocert o el sello Cosmebio si se compra en Europa. Es la única forma de garantizar que es realmente bio.