¡Os lo contamos!
El perfume no le es extraño al diseñador de moda, ya que desde hace años da nombre a perfumes tan emblemáticos en España como Agua de Rosas y Azahar. Su particular compañero en la creación de los aromas es Ramon Monegal, nariz experta que ha elaborado todos y cada uno de los perfumes de Adolfo Domínguez. Y su hija Adriana Domínguez, «en quien delego los perfumes», afirma el diseñador gallego, ya que «tiene una nariz extraordinaria y recuerda en aromas».
Algo nada extraño, pues también Adolfo Domínguez recuerda perfectamente los aromas de su infancia y explica anécdotas curiosas sobre ello: «Soy un gran lector porque mi primera escuela fue una panadería y mi primera maestra una panadera. Asocio los libros al olor del pan caliente, un aroma cálido en un pueblo en el que hacía mucho frío». Y asegura que «los que vivimos en el bosque distinguimos las estaciones por los olores. La gardenia huele que te mueres, y el tomate, la cereza. Y abrazo y huelo a mi burro. Tengo un burro que compré porque están en peligro de extinción y lo llamo Manolo. El olor a caballo me encanta. Mi hija Tiziana doma caballos y yo los abrazo.»
Tres nuevos aromas
Los tres nuevos perfumes de Adolfo Domínguez son Ámbar, Mahonia y Freesia, la interpretación de tres elementos orgánicos que definen tres personalidades femeninas diferentes.
Ámbar es el misterio y la sensualidad, su definición aromática es ambarada-amaderada-marina.
Mahonia la madera, fuerte y elegante, es un aroma amaderado verde-semi oriental.
Freesia es la flor delicada y aromática, un floral amaderado en el que la rosa acompaña a la freesia.
Adriana Domínguez explica que las nuevas fragancias son «más complejas que las anteriores, ya que interpretan estilos de mujer más complicados. Son perfumes para jugar con ellos según como te sientas». Y añade: «He sido actriz y me gusta reinterpretar, y usar un perfume tiene ese componente de cómo quieres proyectarte ese día. Es un poco alquímico, como el maquillaje, te proyectan al mundo con la imagen que quieres dar».
Según explica Ramón Monegal, estas fragancias pretenden «reinterpretar los valores de Adolfo Domínguez, y su mayor valor es el respeto, con la naturaleza y con todo». Por ello ha elaborado las fragancias con concentrados de eau de parfum «respetuosos con la naturaleza e interpretando materiales distintos». Es decir, con esencias de síntesis.
También los frascos son especiales, «son frascos secretos, de misterio, de joya pensada para entrar en las profundidades de uno mismo», asegura Adriana.
El precio de los eau de parfum, 50 ml, es de 48 €