El placer de las cosquillitas

Cosquillearte

En ocasiones deseas «que al mundo se pare» pero no se para… Sin embargo hoy sí que se paró para mi. Tenía una cita en un nuevo centro que tan solo tiene dos meses de vida. Como siempre llegué corriendo, porque tengo la especial habilidad de ir derrapando a todas partes y hoy no tenía que ser una excepción… ¿Quieres saber más?, te invito a descubrir mi experiencia.

Después de una comida rápida con algunas compañeras y amigas en Madrid, tomo un taxi y le pido al conductor que me lleve a la calle Garcñia de Paredes, 33. Cuando el reloj de mi teléfono móvil marca las 15:00h llamo a la puerta de CosquilleArte, donde voy a descubrir una de las experiencias más originales y simpática que he vivido en los últimos tiempos.

Sale a recibirme María Nájera, la eficiente responsable de prensa del centro, quien me presenta a Lourdes, mi terapeuta. María se despide de mi y predice: «seguro que te encantará, ya me explicarás…» me guiña, se pone el abrigo y me deja en manos de Lourdes… Ésta abre una puerta y me invita a entrar a una cabina decorada en blanco y negro, iluminada por la tenue luz de unas velitas y con una agradable música ambiente muy, muy relajante… Lourdes de invita a quedarme en braguita, tenderme boca arriba en una amilla y taparme con una toalla.

Minutos después ya estoy como me ha pedido (¡en verano es mucho más rápido!) y ella entra sigilosamente en la cabina. Me pregunta si hay alguna zona de mi cuereo especialmente sensible a las coquillas como los pies, para obviarlos, pero le digo que no, y cedo todo mi cuerpo a la ciencia… ¡de las cosquillitas!

CosquilleArte

Empieza el ritual de cosquillear toda mi piel con la yema de sus dedos. Con pequeños y sutiles toques recorre mis piernas, pies, costados, abdomen, brazos, manos… sus dedos apenas rozan la piel. Ese es el gran misterio, así como la suavidad de sus movimientos. En ocasiones está cosquilleando un brazo y a la vez la pierna. Parece como si se hubiese convertido dos personas…

En la cabina de al lado hay un hombre a quien también están cosquilleando. Le oigo roncar y pienso que es una pena que se esté perdiendo la sensación de sentir las maniobras de su terapeuta, pero le entiendo perfectamente. Lejos de sentir la necesidad de reír desenfrenadamente siento una profunda sensación de bienestar y relax y noto cómo en mi rostro se dibuja una sonrisa. Eso sí, en ocasiones siento que mi piel se eriza.

El tiempo se ha parado, pero sigo despierta sintiendo cómo se desplazan los dedos de Lourdes… No, ¡ahora no son los dedos, es una suave pluma la que recorre mi rostro, mis ojos…! La oigo abrir un frasquito y deposita en sus manos unas gotas de una esencia relajante que me invita a inspirar. Ahora Lourdes masajea mi cabeza. Me pide que me dé la vuelta… Ya ha pasado la mitad de la sesión…

Yo sé que mi espalda me va a delatar… Cada vez que Lourdes roza con sus dedos la parte central no puedo evitar estremecerme. Dedos, plumas, más dedos… Llega el momento de la cabeza. Además de sus dedos también utiliza uno de esos artilugios de alambre para masajearla… ¡El séptimo cielo!

Cosquillearte

Pies, piernas, espalda, brazos… Me tapa con una toalla y realiza algunos masajes más… Mucho me temo que esto se está acabando… Y es entonces cuando Lourdes pronuncia unas palabras terribles que me devuelven a la realidad: «ya hemos acabado, descansa un poquito más y, poco a poco ya puedes incorporarte y vestirte. ¿Qué prefieres, una infusión o un zumo?» Como puedo aclaro mi garganta y musito: «una infusión, por favor»

Todo lo bueno tiene un final y la sesión en CosquilleArte no iba a ser una excepción… Me visto (¡qué ganas de que llegue el verano para no llevar tanta ropa!) y salgo a recepción donde Lourdes me está esperando con una amplia sonrisa.

Sin lugar a dudas ha sido un placer en el que durante 60 minutos el mundo se ha parado…

Encontrarás información adicional pulsando aquí o entrando en la página web de Cosquillearte, pero también te adjuntamos un documento de vídeo con el reportaje que salió en Informativos Tele 5 sobre el centro…

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