Nos gusta: el Spa Hammam Rituels d’Orient

¿Os imagináis vivir una experiencia hammam, como teletransportad@s a un auténtico baño árabe, sin salir de vuestra ciudad? Pues esto es lo que sentimos nosotras en las más de dos horas que estuvimos en el Spa Hammam Rituels d’Orient de Barcelona.

Este spa reproduce con fidelidad los establecimientos de baños de Marruecos y Turquía, con sus zonas de vapor húmedo, su piscina, sus cuencos de agua y el área donde se realiza el ritual de exfoliación, la envoltura de rhassoul, el masaje… Y después los tratamientos!

Si seguís leyendo os contamos como fue esta experiencia de auténtico lujo.

A las diez de la mañana nos encontramos en la puerta del número 50 de la calle Loreto de Barcelona dispuestas a visitar y probar las instalaciones del Spa Hammam Rituels d’Orient. La única condición que debíamos cumplir era llevar nuestro bañador, ya que todo lo demás (zapatillas, albornoz, toallas, pareo) te lo facilita el centro. Pero ¡Elisabet se había dejado el bañador en casa! Por suerte, habíamos quedado a una hora en que el spa está reservado exclusivamente a mujeres. Pero también es una hora de trabajo brutal, con lo que entramos con los móviles en la oreja, hablando entre nosotras, con la recepcionista que nos atendía, mientras tomábamos notas… Predispuestas al relax, como veis.

La receptionista tomó las riendas de la situación, nos acompañó al vestuario, y de golpe todo cambió: habíamos entrado en un establecimiento árabe donde reinaban el silencio y los aromas agradables, el cobre, la madera, las lámparas de colores y el agua. Íbamos a realizar el Ritual Oriental. Cambiadas y vestidas con un pareo, bajamos a los baños y fuimos transportadas muy lejos de nuestra ciudad. Estábamos solas en la sala templada, a una temperatura de 37 grados centígrados y una humedad del 80%. Después de una ducha con agua tibia, nos sentamos en los bancos de piedra, que irradian calor, y empezamos a sentir cómo penetraba en nuestro cuerpo la calidez del lugar acompañada de una sensación de bienestar, de relajación, de paz, que nos mantuvo sentadas largo rato sin hacer absolutamente nada, sólo sintiendo la humedad sobre la piel y mirando la transparencia del agua de la piscina.

Al cabo de quizá 10 o 15 minutos, entramos en la sala caliente, con una temperatura de 45 grados centígrados y una humedad palpable que se respira. Como tengo la tensión tirando a baja, salí al cabo de unos 8 o 10 minutos, cuando creí que ya había tenido bastante, y Elisabet se quedó a disfrutar un poco más del baño de vapor. Me dirigí a las pilas de agua, llené un cuenco y me refresqué tirando agua sobre mi cara, mi cabeza y mi cuerpo. Podría haber tomado una ducha, pero la sensación es completamente diferente, y a mí personalmente me encanta tirarme agua por encima.

Después, entré en la piscina, que se encuentra a 37 grados y, por tanto, se nota el agua fría aunque no lo esté. Habría sido capaz de dormirme dentro de no haber sido porque entró una clienta y Elisabet se sumó a la piscina!

En unos minutos aparecieron dos esteticistas que nos llamaron para realizar el ritual completo. En una sala anexa con dos camillas de mármol nos exfoliaron vigorosamente primero con jabón negro y después con un guante de crin para eliminar las impurezas y las células muertas. El jabón negro es el que utilizan habitualmente las mujeres orientales y forma parte del ritual clásico del hamam. Se realiza con pasta de olivas negras maduradas con sal y perfumadas con aceite esencial de eucalipto (purificante, tonificante y aseptizante), ya que abre los poros y consigue limpiar la piel profundamente. El guante de crin o kessa (¡que te llevas de regalo!) es otro elemento imprescindible del ritual de belleza oriental y quizá el más adoptado por las mujeres en España (yo lo uso a diario).

Después de lavarnos echando agua con los cuencos (¡qué gusto!), nos envolvieron completamente con rhassoul mezclado con manteca de karité y perfumado con agua de rosas. Y cuando digo completamente es literal: de los pies a la cabeza, incluido el cabello. Esta envoltura es uno de los pasos más importantes de los rituales de belleza que se realizan en los hammam.

El rhassoul es una arcilla roja originaria de la región del Atlas de Marruecos con propiedades purificantes. Se mezcla con aguas florales para que las propiedades de éstas entren en la piel a través de los poros abiertos y limpios. El karité aporta nutrición y suavidad a la piel.

Creíamos que estábamos ya en el septimo cielo cuando nos indicaron que el tratamiento no había acabado: quedaba aún un masaje corporal relajante con aceites perfumados. Ya en cabina, y por separado, nos dieron a oler aceites esenciales de ámbar, azahar, té verde, sándalo… Escogí el azahar ya que era el aroma que más me apetecía en ese momento. Y después descubrí que Elisabet también lo había escogido! El masaje fue realmente insuperable: profundo, intenso y muy relajante.

Al salir, volvimos a encontrarnos y nos acompañaron a la sala de reposo. Porque, evidentemente, uno sale cansadísimo después de una sesión así. Estábamos magníficas, con la piel hidratada y limpia, el cuerpo decontracturado, las vías respiratorias y la piel purificadas, y el cerebro también limpio y descansado. Pero hechas polvo. Así que nos tumbamos cual odaliscas en la sala de relajación y nos sirvieron un té con menta y unos dulces árabes de miel y frutos secos para que volviésemos en nosotras. ¡Cómo si quisiéramos volver al mundo real! ¡Sólo hay que vernos!

. Ritual Oriental: Entrada Hammam + Exfoliación Oriental + Envoltura de Rhassoul y Karité + Masaje Oriental (20 o 40 minutos)
Duración: 140/160 minutos aproximadamente
Precio: 74€ /94 €
Dónde: Spa Hammam Rituels d’Orient (www.rituelsdorient.com)
C/Loreto 50, Barcelona
Teléfono: 93 419 14 72
Mail: info@rituelsdorient.com
 

Qué puede hacer por ti un baño árabe

Hammam, caldarium, baño turco, baño romano, terma… Los baños de vapor han recibido a lo largo de la historia diferentes nombres, e incluso podemos encontrar en algunos spa recintos con estos mismos nombres a diferentes temperaturas y grados de humedad. Pero todos funcionan igual y tienen las mismas indicaciones. De hecho, unos son herederos de los otros. La alta temperatura asociada al agua provoca esas nubes de vapor que difuminan los contornos y parecen nublar los problemas hasta hacerlos desaparecer. Si te decides a probarlo, tómatelo como un auténtico ritual y comprobarás porqué tras tantos siglos siguen teniendo adeptos.

Los baños de vapor son un tratamiento de limpieza y purificación tanto del cuerpo como del espíritu.

El vapor produce una profunda relajación ya que al humidificar las vías respiratorias facilita la respiración y un mayor aporte de oxígeno. El calor provoca la dilatación de los vasos sanguíneos, estimulando la circulación y el reparto de este oxígeno por todos los tejidos del cuerpo, así como un aumento de la temperatura corporal que se traduce en sudor, lo que permite que las toxinas y el agua se eliminen por la piel con mayor facilidad. Libre de toxinas, oxigenado y con los músculos distendidos, el cuerpo se encuentra profundamente relajado, cosa que hace que la mente también se sienta mejor. Por ello se recomienda a personas con problemas de estrés, ansiedad, depresión… Además de estos efectos inmediatos, los baños de vapor son muy buenos para prevenir resfriados, gripes, catarros y disminuir la congestión de bronquitis y otras afecciones respiratorias. Sin embargo, no esperes adelgazar con baños de vapor: el agua que eliminas se recupera a la que bebas un par de vasos, algo que es imprescindible hacer tras un baño de vapor si no queremos sufrir deshidratación.

A las mujeres nos sientan especialmente bien los baños de vapor. Facilita la secreción vaginal y la limpieza natural de vulva y vagina, y alivia los dolores de las menstruaciones dolorosas (dismenorrea). También a las pieles jóvenes con acné y a quienes tienen la piel grasa, como los hombres, les ayuda el vapor, ya que además de limpiar la piel y desintoxicarla, la suaviza y ablanda la barba, facilitando el afeitado.

Por el contrario, los baños de vapor están desaconsejados a aquellas personas que tengan problemas de tensión arterial, tanto alta como baja, así como a quien sufre problemas coronarios (del corazón) o circulatorios, como por ejemplo varices. Y es que el ritmo cardiaco puede acelerarse y casi doblarse en pocos minutos. Tampoco está indicado en caso de afecciones bronquiales muy graves, dermatitis, embarazo, epilepsia, cólicos renales y anorexia nerviosa. Tampoco conviene tomar un baño de vapor después de comer o con el estómago vacío, ya que podrían producirse cortes de digestión, bloqueos, náuseas u otros problemas.

No es una sauna

Un baño de vapor no es una sauna, aunque ambos tengan básicamente las mismas aplicaciones. La sauna es calor seco a entre 48 y 80 grados centígrados y su humedad no supera el 15%, mientras que el baño de vapor es calor húmedo: su temperatura se encuentra a entre 45 y 50 grados y la humedad puede superar el 100%. Algunas personas consideran que el calor del baño de vapor se resiste mejor que el de la sauna debido precisamente a la humedad.


Salir de la versión móvil