Ganadores del concurso de relatos “¡Cielos! ¿Por qué no me depilé?”, de Philips y Belleza Activa

Satin Perfect Wet&Dry de Philips

Tenemos que confesarlo. Nos hemos reído ¡y mucho!. Hemos disfrutado de lo lindo leyendo vuestras aventuras y desventuras frente a la depilación. Hemos descubierto que tenéis grandes cualidades literarias y que a vivencias no hay quien os gane. Por todo eso hemos decidido que éste no será el último sorteo de este tipo y que en cuanto tengamos la oportunidad organizaremos otro concurso de relatos breves. Pero eso ya llegará… De momento ahora lo que estáis esperando: el nombre de l@s ganador@s de las tres depiladoras Satin Perfect Wet&Dry de Philips que están en juego…

Cada uno de los relatos han sido leídos por nosotras dos y también por el equipo de comunicación de Philips, encabezado por nuestro estimado amigo Luis Suárez, Manager PR Iberia Philips Consumer Lifestyle.

Tras realizar una primera selección de 10 textos, ha sido Luís, quien ha sido el encargado de decidir, y nos consta que le ha costado lo suyo!!!

Y los ganadores són…

silviaeit 

Casualmente puedo contaros una experiencia real que me pasó la semana pasada y que no fue nada agradable. El viernes fui a un casting de peluquería al que me presentaba para ver si me elegían para cortar y teñir el pelo gratis y me pagaban 60 €, que estando en el paro como es mi caso me venían que ni pintados y encima me tocaba teñirme y cortarme el pelo porque ya tenía las puntas estropeadas y se me empezaba a ver la raíz.

Ya estoy acostumbrada a estos castings pues he ido a muchos durante estos últimos años por lo que no hay ninguna sorpresa, sólo hay que ir vestida con pantalón y camiseta negra y zapatos de tacón.

Si eres seleccionada te sientas en una silla y un peluquero profesor te corta y te tiñe el pelo delante de un grupo de peluqueros alumnos que han pagado por asistir a ese curso.

Así que allí estaba yo el día y a la hora prevista en un hotel muy conocido de Vigo. Cuando llegué a recepción, la recepcionista me acompañó a una sala muy grande con escenario donde estaban el resto de las chicas que se presentaban al casting. Al ver el escenario no sospeché nada y los peluqueros comenzaron a vernos a todas el pelo para seleccionar a 4 chicas.

Mi sorpresa llegó cuando me dicen que mi pelo les gusta para la gala y uno de los peluqueros me pregunta mi talla y número de pie y me dice que es para darme la ropa del desfile. Entonces empiezo a alucinar y le digo que la agencia no me había dicho nada de que había que desfilar y me dice que no me preocupe porque es muy fácil.

Le digo mi talla y número de pie y me saca un vestido super corto y unos zapatos de aguja altísimos y me dice que vaya a los baños a cambiarme y vuelva para enseñarles qué tal me queda. Y como quien no quiere la cosa me dice que se ha olvidado de traer medias para las chicas pero que da igual. En ese momento me quedé a cuadros y entonces recordé que el día anterior había cancelado mi cita con las steticien porque me había venido la regla. Sólo pensaba ¡dios mío, qué voy a hacer!, no puedo salir al escenario sin depilar con un vestido tan corto y encima sin medias!!!! Para más inri soy una persona con bastante vello en las piernas, así que os podéis imaginar mi situación, no sabía qué hacer ni dónde meterme.

Me fui a los baños y mientras me ponía el vestido y los tacones por un lado pensaba en el dinero que iba a ganar y lo que me ahorraría por no ir a la peluquería, pero por otro lado si salía así al escenario parecería Macario, en lugar de una modelo de peluquería. Como sabéis en la mayoría de los baños los espejos no llegan al suelo así que no pude ni verme cómo me sentaba el vestido. Tardé muchísimo en decidirme pero la necesidad te hace ser más decidida o hacer cosas que en otra situación no harías, así que me dije “que sea lo que dios quiera, ánimo y al toro” y así me presenté en el escenario delante de los peluqueros y las demás chicas.

Sus caras eran de espanto, vamos que no sabían o no podían disimular y yo no sabía ni a dónde mirar. No sabéis lo mal que estaba pasando, quería morirme y sólo pensaba “Tierra trágame”. Al poco rato uno de los peluqueros que era una señora se dio cuenta de la situación y me dijo que el vestido me quedaba muy bien y que me fuera a cambiar. Me acompañó al baño y una vez allí me dijo que no me preocupara, que a más chicas les había pasado lo mismo en otras ocasiones y que por eso siempre llevaba una depiladora eléctrica en la maleta, junto a la ropa de la gala, para situaciones como esa. Y yo que pensaba irme a casa compuesta y sin novio….

La verdad es que esta mujer me salvó la vida, aún estoy agradeciéndoselo!!! pero el mal rato que pasé no me lo quita nadie. Afortunadamente al final desfilé depilada y me llevé a casa 60 € y un corte y tinte de pelo gratis.

Mapachito

Caso verídico. En los primeros años de universidad se llevaban mucho las minifaldas, además yo estaba muy delgada y las faldas midi me sentaban fatal, por lo que o bien usaba pantalones,   o minis. Solía estar siempre perfectamente depilada, pero estábamos de exámenes de JULIO y no tenía la cabeza para nada más. Un día me avisa una compañera que han salido las notas de una asignatura, y como en mi facultad tenían ( y creo que siguen teniendo ) la mala costumbre de juntar en exceso la publicación de las notas y la revisión de exámenes, tuve que salir pitando al otro extremo de la ciudad a ver el resultado. Y hacía un calor horroroso, por lo que me puse un vestido de verano, de minifalda. De todas maneras, nada excesivo porque debía estar presentable por si al lado de mi nombre estaba el asterisco que indica “pásate por el despacho que estás entre aprobar y suspender”.

En el autobús me entraron ganas de gritar, porque con el jaleo de los exámenes se me había olvidado depilarme, y no es que llevara los pelos de las piernas muy largos, peor sí visibles. No podía dar la vuelta a casa y lo único que se me ocurrió fue comprar una crema depilatoria y unas toallitas de bebé por si tuviera que ir la revisión de exámenes ese mismo día, intentar arreglar el desaguisado en los servicios.

Por suerte aprobé y bajé para casa pitando, a seguir estudiando y a esconder mis pelos.

PD: Sé que es ridículo, y que igual el profesor o profesora ni se fijaba, pero para mí en esos momentos aquello me parecía un horror, una muestra de dejadez absoluta si tenía que ir a la revisión. Hoy en día si me viera en una situación así, como ya me ha pasado en una ocasión haciendo rehabilitación en talasoterapia, me lo hubiera tomado a risa, qué remedio.

Ana M.

Bueno, no iba a participar pero me apetece dejaros mi anécdota para que os riáis un rato. Ojalá pudiera decir que me pilló jovencita pero no, fue hace dos veranos.

Llevaba días metida en casa trabajando con el ordenador, treinta y pico grados en la calle y nos llaman los amigos para tomar una cerveza por la tarde en un bar cerca de casa. Me ducho, me seco el pelo, ¿qué me pongo? Tenía unos pelufos dignos del guerrero del Señor de los Anillos, pero el calor… así que opto por una falda larga, tipo ibicenca, que tapaba hasta los tobillos. Tiene un inconveniente: para que sea más “vaporosa” le metieron un forro debajo que si escuchas en silencio, la falda hace “fru-fru” al andar.

Cuando estoy vestida me pregunto ¿y si se levanta una racha de viento? No, muy improbable, pero…como me daba mucha pereza volver a quitarme la falda, cojo unas bandas de cera y empiezo a quitarme las escarpias. Afortunadamente, son pocas aunque se dejan ver. Me llaman por teléfono: hay que enviar un documento “ya”. Vuelvo al ordenador: fru-fru. Nada más enviar el correo llaman los amigos al telefonillo. Bajamos a tomarnos unas cañas: fru-fru.

Cuando más a gusto estábamos llega una invitada odiosa hasta mis pies: una cucaracha asquerosa, de esas que tienen alas, que se te encaran como si les debieras algo. Les encanta salir en   verano y fastidiarte el momento “amigos”. No os podeís imaginar el miedo que me dan. Como siempre, salto de la silla. Risas. La cuca, lejos de salir corriendo, sigue tras mis pasos. Por miedo a que se me subiera a la falda me la recojo y la levanto hasta las rodillas: fru-fru… Y de repente una carcajada de toda la peña, algunos hasta con lágrimas de la risa: el fru-fru sonaba más de lo normal ese día porque me había dejado pegada la última banda ahi, con toda la cera, esperando a hacer su labor.

La frase de mi marido fue lapidaria: “¡ella es así!”.

Felicidades a los tres por haber ganado el sorteo, hoy mismo recibiréis un correo electrónico con las instrucciones a seguir. Y muchas gracias al resto de los participantes por hacernos partícipes de vuestras aventuras y desventuras. Mañana descubriremos los ganadores de los sorteos de junio… ¡Mucha suerte!

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