Diez preguntas para comprobar si estás en forma

Rituals
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Año nuevo, vida nueva. Eso dice el dicho, pero para que esta nueva vida sea completa y sana lo mejor es comprobar que estamos realmente bien. Y, para empezar, podemos hacernos un chequeo casero que nos indique si hay algo que falla y debemos pedir una opinión más experta.

¿Preparad@s? Pues vamos allá.

Estás fantástic@, si no fuera porque…

Obviamente, si has notado que tienes problemas serios debes ir al médico. Pero para empezar puedes hacerte una primera exploración tu sol@.

Contesta a estas diez preguntas y te darán información sobre cómo estás de salud y de qué pie cojeas.

1.- Tómate el pulso. Coloca una mano con la palma hacia arriba y los dedos índice y corazón de la otra sobre la muñeca para tomarte el pulso. No aprietes demasiado y no lo hagas con el pulgar, ya que tiene pulso propio y no los distinguirías. Cuenta las pulsaciones durante un minuto. Suelen ser unas 72 de promedio, aunque fácilmente son menos. Si superan las 80 por minuto, compruébalo varias veces a lo largo del día. Si sigues superando esta cifra, consulta con el médico, puede ser síntoma de alguna enfermedad.

2.- Ponte derech@Ponte frente a un espejo y mírate, mejor desnud@. ¿Estás recto? No hace falta que te pongas firme, en posición de descanso debes ver que el nivel de tus caderas y hombros están alineados y que las rodillas miran al frente. Si tienes tendencia hacia un lado, visita al fisioterapeuta o el médico.

3.- Buena marcha. ¿Cómo andas de forma física? Contesta a las siguientes dos preguntas con sinceridad.

Tu tienes las respuestas, ya sabes lo que toca.

4.- Dientes perfectos. Revisa tu dentadura con cierta frecuencia. Enjuágate la boca con agua caliente e inmediatamente después con agua fría. Coge una cucharilla y, con el mango, golpea suavemente los dientes uno por uno. Si te duelen o notas hipersensibilidad con cualquiera de las dos acciones, acude al dentista.

5.- Oídos sordos. Observa a tu alrededor cuando viajas en metro con los auriculares puestos. ¿Te miran con cara molesta o te dicen que bajes el volumen porque oyen perfectamente lo que tú estás escuchando? Baja el volumen y comprueba a qué nivel necesitas ponerlo para oír bien la música. Los oídos pueden resultar seriamente dañados con ruidos superiores a los 85-90 decibelios (db) y los auriculares pueden alcanzar un volumen de 110 a 120 decibelios. Si ves que está al máximo o en la banda alta, consulta al otorrino.

6.- Ojo con la vista. A veces el cansancio, la distancia o el tamaño de algunos caracteres nos juega malas pasadas cuando andamos por la calle y no vemos bien un cartel. Si crees que no ves del todo bien, escribe en una hoja de papel en blanco cuatro letras de un centímetro de ancho por uno de alto, dejando entre ellas cinco centímetros de espacio. Debajo, escribe otras cuatro. Pon el papel pegado en la pared o sujeto a la nevera con unos imanes a la altura de tus ojos y sepárate de él tres metros y medio. ¿Lo ves bien? Ahora tápate un ojo y lee ambas líneas. Haz lo mismo con el otro. Si ves las letras bien, no te preocupes más. Si alguna no la distingues, consulta con el oculista.

7.- ¿Qué tal tu potencia? De momento, la pulmonar. Enciende una cerilla y extiende el brazo con ella sujeta. Sopla y trata de apagarla. Si no lo consigues, mejor se lo cuentas al doctor.

8.- Y de estrés, ¿cómo andamos? Piensa con qué frecuencia, siempre, nunca o a veces, te suceden estas cosas:

Si respondes siempre a tres o más de estas situaciones, vale la pena que te tomes las cosas de otra forma. Dedica tiempo a relajarte y consulta al médico para que te eche una mano. Estás estresad@.

9.- Cuídate del sol. Revisa con cierta frecuencia tu piel y tus lunares y controla su tamaño, color y forma. Si alguno cambia de aspecto, se inflama él o la piel que lo rodea, pica o notas cualquier anomalía, consulta inmediatamente con el médico. Recuerda que el sol quema aunque no lo notes, así que te toca proteger la piel con filtros solares siempre.

10.- ¿Comes bien? No es que queramos hacer de mamá, pero una dieta equilibrada y variada es la base de la salud. Cuál es tu desayuno de cada día:

Bien si respondes sí a las dos últimas opciones ya que ambas son saludables, siempre que el resto del día comas unas cinco raciones de fruta y verdura y otras tantas de cereales (pan, pasta, patatas, arroz, etc), además de dos a tres raciones de proteínas (carnes, pescados, huevos, legumbres), así como lácteos y aceite vegetal en crudo. Quesos curados y frutos secos, mejor poquitos. Y los huevos fritos los puedes comer, ¡faltaría más!, pero no a diario. Si pese a comer bien, has notado que has ganado un par de kilos, tienes digestiones pesadas o reflujo, consulta con el médico. A veces no comemos todo lo bien que creemos, por exceso, por defecto o porque tomamos alimentos que no nos convienen.

 

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