Descubre los relatos ganadores del Concurso Acqua di Gioia, de Armani, en homenaje a las madres

Las tres fragancias Acqua di Giogia
Las tres fragancias Acqua di Giogia

Hoy os tenemos que confesar que se nos han empañado los ojos mientras releíamos algunos de los textos recibidos en este «Concurso de Relatos Breves Aqua di Gioia» en homenaje a las madres. Muchos de ellos, la mayoría, han sido muy emotivos, los otros nos han arrancado una sonrisa y la mayoría constatan algo que tenemos que solucionar desde ya: que la mayoría de nosotros no le decimos a nuestras madres algo tan sencillo como «mamá te quiero». Si siempre aconsejamos que tienes que limpiar, tonificar e hidratar tu rostro, proteger tu piel del sol o cuidar tu cabello con los productos adecuados, hoy te animamos a obsequiar a tu madre con un gran beso, un cálido abrazo y un sincero «mamá te quiero muchísimo». Seguramente con eso se sentirá más satisfecha que con todos los regalos del mundo.

En esta ocasión nos ha costado mucho, muchísimo, escoger los textos ganadores. Todos ellos estaban escritos desde el corazón y nos explicaban  situaciones muy íntimas que agradecemos muchísimo que hayáis compartido con toda la comunidad de belleza activa. El premio para las personas que han escrito los relatos ganadores es un frasco de una de las variedades de la fragancia Acqua di Gioia, de Giorgio Armani.

En esta entrada te ofrecemos los seis textos que hemos escogido. Que sepáis que podrían haber sido muchos más!!!

ALAYDA

A veces es el tiempo el que se encarga de convertir un momento amargo en un punto de inflexión hacia la felicidad.

Otra noche de tantas en las que Él llegaba completamente ebrio, sacrificando el cariño de su familia por un puñado de euros con los que poder seguir bebiendo…la mano alzada para volver a acallar las súplicas de mi madre y detonar el llanto silencioso de sus seis hijos. Otra madrugada más preguntándonos qué habíamos hecho para merecer la condena de un padre que jamás lo fue y la pena de no ver feliz a nuestra madre.
Aquella vez, con más fuerza que nunca, se agolparon en mi cabeza las innumerables noches que habíamos pasado en vela, las amenazas, los golpes, los días en los que el dinero para comer se quedaba en la barra del bar, las lágrimas, la vergüenza, el muro que había levantado entre nosotros,… Una rabia titánica me hizo ponerme delante y jurarle que a mi madre jamás volvería a ponerle la mano encima.
La policía no tardaría en llegar alertada por una de mis hermanas.
Ahí empezaron a desvanecerse los grilletes con los que habíamos estado sometidos: entre los hermanos se estableció un estrecho vínculo, a mi madre se le devolvieron algunos años de los que había entregado estérilmente a ese matrimonio equivocado.
Desde entonces, aquel momento amargo del que nadie habla pero que todos recordamos se ha convertido en un escalón hacia un tiempo más feliz, ese en el que mi madre ha podido levantar la cabeza, tomar la palabra, tener alas.
Admiro más que nunca el coraje y la fuerza que ha tenido nuestra madre y entre los seis intentamos hacer sus días más agradables de lo que un día fueron. Merece eso y más.

Quiero permitirme, ya que nunca lo he hecho, decir a mi madre que la quiero.

P.D. Y por supuesto, a quien proceda, que no duden en ponerse en pie…

CARMEN

Recuerdo muchísimos momentos, son muchos años…, pero me quedo con uno en especial, os puede parecer algo sin importancia, pero para nosotras fue muy especial.
Durante toda la vida en común con mi madre, hasta que me casé y me fui de casa, ella no faltó una sola noche en mi habitación, me daba un beso y me ponía un poquito de manteca de cacao en los labios de una cajita que yo siempre tenía en la mesilla de noche.
Hace unos años, ella estuvo ingresada en el hospital una larga temporada por un ACV del cual le han quedado graves secuelas. Una noche de las muchas que me quedé a cuidarla y hacerle compañía, instintivamente saqué de mi bolso una cajita con vaselina y se la puse en los labios. No se por qué lo hice, me salió simplemente. En ese momento nos quedamos mirando, ya que ella no podía hablar, se nos llenaron los ojos de lágrimas, nos abrazamos y desde ese momento las dos comprendimos que nuestros papeles habían cambiado y ahora me tocaba a mi el papel de cuidar y dar amor y a ella el de recibirlo.

MARÍA ÁNGELES DÍAZ PEINADO

Quiero compartir con vosotros unos momentos para mi inolvidables, llenos de amor, en unas circunstancias muy tristes. Siempre tendemos a buscar en nuestra memoria momentos compartidos en circunstancias normales, en situaciones favorables, alegres, divertidas.

Mi madre falleció el 17 de septiembre y quiero hacerla un homenaje a través de estas palabras. Mi momento elegido es el día que nos despedimos, el día que la sedaban, nos dijimos todo lo que nos queríamos, nos miramos y aún sabiendo yo, que no volvería a oir su voz, con la mirada, nos dimos todo el cariño y todo el amor que una madre y una hija se pueden dar. Mi alma se rompía en mil pedazos, y por más que me rebelara ante lo que iba a ocurrir, mis labios y mis manos, sólo podían acariciar y besar a la persona que más he querido en esta vida…. MI MADRE

Su fuerza, su espíritu me acompañan. Luchó todo lo que humanamente un cuerpo enfermo puede aguantar, sus órganos fueron muriéndose poco a poco, pero su mirada, sus ganas de vivir, me han enseñado que no podemos rendirnos, tenemos que luchar hasta el final.

Aceptando lo inevitable, de manera valiente, con miedo ante lo desconocido, pero con una fuerza, que sólo el amor de os demás nos puede dar.

Un cáncer en las vías biliares la dieron 11 meses para aceptar lo inevitable, pero esos días que compartimos, llenan mis recuerdos de amor hacia ella.

SILIA

No sé si llego a tiempo para participar. Espero que sí. No sé si sabre hacerlo bien pero creo que es una buena historia.

Os cuento.

Mi recuerdo es de uno de los momentos más divertidos y recordados en mi familia.

Hace 12 años mi hermana pequeña adopto a su hija en China. Cuando llegaron a España mi madre se traslado por un tiempo a vivir con ellas para ayudar a mi hermana que tenía una situación un poco complicada con el trabajo y no podía disponer del tiempo total de su baja maternal.
Una tarde, más o menos al mes de la adopción, mi madre y yo estábamos paseando con la nena (que tenía 10 meses) y hablando de lo linda que era, lo lista que era, lo buena que era…y bla, bla, bla, mientras se nos caía la baba y va mi madre y me dice: “Hija, es que es igual que su madre. Fijaté: los mismos ojos, la misma boca…”.
El ataque de risa que me dió fue de campeonato pero ella insistía muy digna.
Por supuesto, como os podeís imaginar no se parecía en nada pero yo creo que mi madre veía en ella a su hija de bebé y la quio tanto desde el primer minuto que inmediatamente la incluyó en la categoría MI FAMILIA de manera que hasta la veía un parecido.
En fin, la maternidad es un estado del corazón y lo biológico pesa menos de lo que mucha gente cree.

BEA

Llegué a casa y ella estaba allí, en la cocina, mirando un sobre que tenía entre las manos con un membrete de la Universidad Complutense. Me miró, y me preguntó, sonriente, si quería abrirlo yo. “No”, respondí, sabiendo que ese momento era tan importante para mí como para ella. Por mi cabeza pasaron recuerdos de una infancia en la que todas las noches me leía un cuento, en la que todas las tardes se interesaba por mis deberes y mis clases de inglés, y en la que todos los días me empujaba a aprovechar la oportunidad de aprender que ella no tuvo cuando era joven.

Despegó la solapa con meticulosidad, casi con la certeza de quien puede ver el futuro, y extrajo un papel doblado. “Yo sé que te han admitido”, susurró. Y yo di gracias por poder compartir ese momento con ella, a sabiendas de que no me vería acabar la carrera.

JULIA LÓPEZ

Un día fuimos al cine a ver una película de esas de guerras antiguas, de acción. Y me recuerdo que era entre los samurais y un ejercito. El cine estaba casi lleno y nos sentamos hasta la última fila y empezando la película, cuando salen todas las letras del inicio, solo escuchamos que mi mamá se empieza a matar de la risa, y a reir muy fuerte, y nosotros preocupados porque era una película de acción, y no había salido nada cómico. Cuando le preguntamos a mi mamá de que se está riendo ella responde: “Es que le estaba buscando el cinturon de seguridad a la butaca y no se lo encontraba”.

Nuestra más sincera enhorabuena a los ganadores, que recibirán un correo electrónico con la notificación.
Gracias a todas las personas que nos han obsequiado con sus textos
y nuestro más sincero «mamá te quiero muchísimo» a todas ellas

Si deseas leer todos los textos recibidos puedes hacerlo en las siguientes entradas:

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