Hoy es un buen día para la cosmética y para tod@s nosotr@s, ya que ha entrado en vigor el Reglamento europeo que establece una legislación sobre los cosméticos única e igual para toda la Unión Europea (UE). Es una buenísima noticia ya que los pilares básicos de esta legislación son la seguridad de los productos y la puesta en marcha de una base de datos única para toda la UE, con la información de todos los cosméticos disponible para los centros de toxicología de la Unión. No sólo para los productos fabricados en la UE, sino también para los que se comercialicen en ella sea el que sea su país de origen.
Creemos que vale la pena saber en qué consiste esta nueva ley, así que os la contamos con detalle.
El Reglamento convierte a la legislación de cosméticos europea en la más avanzada del mundo y posiciona a la industria nacional y comunitaria en los más altos estándares de seguridad, transparencia y calidad de los productos. Además, armoniza la obligación de cumplimiento de las “Buenas Prácticas de Fabricación de Cosméticos”, tomando como referencia la norma ISO 22716, de validez y reconocimiento internacional. También establece un sistema centralizado, coordinado por la Comisión Europea, que garantiza la armonización de garantías para los consumidores y el verdadero funcionamiento del mercado único.
El Reglamento unifica los requisitos y garantías para toda la Unión Europea en referencia a los productos de perfumería y cosmética. Regula exhaustivamente todas las exigencias de ingredientes, notificación electrónica de puesta en el mercado, responsabilidades, etiquetado y condiciones de evaluación de la seguridad de todo cosmético.
Una base de datos única de cosméticos para toda la UE
Dentro de la eliminación de trabas administrativas para la libre circulación de producto destaca el establecimiento de una base de datos electrónica única que garantiza la seguridad del consumidor y la trasparencia de la información. En ella se recogen todos los productos que se comercialicen en Europa y tienen acceso a sus datos las autoridades nacionales de control y los centros de toxicología. Este Portal Electrónico de Notificación permite en caso de incidente, por ejemplo, que los servicios de toxicología de toda Europa puedan tener acceso inmediato a la fórmula del producto. En España, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios coordina el control del mercado y el Centro Nacional de Toxicología la gestión de posibles incidentes.
Además, la utilización de ingredientes en cosmética se mantiene estrictamente regulada. Cualquier cuestión sobre la seguridad de un ingrediente es evaluada por un comité de expertos internacional en la Unión Europea, el SCCS (Scientific Committee for Consumer Safety). Sus dictámenes son públicos y se pueden consultar en la página web de la Comisión, garantizando la total transparencia e independencia de sus actuaciones.
Cosméticos fabricados bajo los más elevados estándares internacionales
El Reglamento establece que la fabricación de los productos cosméticos que se comercializan en Europa ha de efectuarse conforme a los estándares de Normas de Correcta Fabricación establecidos internacionalmente mediante la norma ISO 22716. Esta referencia es aplicable tanto para los productos fabricados en la UE como para los que sean importados, pues deberán garantizar ese cumplimiento en beneficio del consumidor.
Cosmética segura y vigilada tras su comercialización
Otra novedad es la unificación de las Directrices sobre la Vigilancia y Control del Mercado, con la obligación de notificación de efectos adversos graves en caso de que se produzcan. La cosmética ha de ser segura y, en general, no se producen incidentes, pero la norma prevé la posibilidad de que sucedan y cómo ha de actuarse vigilando los productos tras su comercialización.
Para ello, el Reglamento establece que en el supuesto de efectos graves no deseados, la empresa y los distribuidores notificarán inmediatamente a la autoridad competente del Estado miembro donde se produjeron todos los efectos no deseados graves que conozca o que razonablemente pueda conocer; el nombre del producto cosmético en cuestión (que permita su identificación específica); y, en su caso, las medidas correctoras que haya adoptado.
La legislación cosmética europea, la más avanzada del mundo
La aplicación total de este Reglamento ha requerido tres años y medio de transición y adaptación de empresas y autoridades. En España Stanpa, la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética que nos ha facilitado esta información, ha liderado el conocimiento de la nueva legislación entre las empresas españolas y ha promovido la formación de más de 250 expertos en evaluación de seguridad del producto cosmético y cosmetovigilancia, mediante acuerdos con varias Universidades, lo que coloca a nuestro país en la vanguardia de la cualificación técnica requerida.
El Reglamento 1223/2009 fue acordado y aprobado el 30 de noviembre de 2009, pero ha sido necesario adaptar la fabricación y comercialización de los cosméticos para cumplir con sus directrices. En España, desde el año 99 y hasta ahora, la regulación de los productos cosméticos ha estado regida por la Directiva 76/768/CEE, traspuesta por el Real Decreto 1599/1997 y correspondientes actualizaciones. Fundamentalmente, lo que hace el Reglamento es derogar las discrepantes legislaciones de cada país y evolucionar y ahondar en algunos aspectos no específicamente determinados en la antigua Directiva, garantizando una interpretación homogénea en todos los países, con vistas a satisfacer las expectativas de un consumidor europeo exigente e informado.
En la actualidad, la Unión Europea se encuentra a la cabeza y constituye el mayor mercado mundial de perfumería y cosmética, con un volumen de negocio de unos 71.000 millones de euros anuales, por delante de Estados Unidos (44.700 millones de euros al año) y China (24.800 millones de euros al año). Pero, además, con la nueva ordenación, la legislación de cosméticos occidental se ha convertido en la más avanzada del mundo, posicionando la industria nacional y europea a la vanguardia de los más altos niveles de seguridad y calidad de sus productos.
Pese al contexto adverso, España se sigue posicionando entre los cinco mercados más importantes de la UE, con un consumo aproximado a los 7.000 millones de euros, 35.000 empleos directos y unos datos de exportación que superan los 2.450 millones de euros, con una balanza comercial positiva, y que no ha parado de crecer a lo largo de la última década.