Consejos para mantenerte hidratado en verano

La ola de calor no cesa y es imprescindible mantenerse hidratado. Te ofrecemos algunos consejos para superar las altas temperaturas.

La deshidratación es uno de los peligros más importantes al que nos enfrentamos en verano. Esto es especialmente grave en el caso de los niños y los ancianos, que se “olvidan” a menudo de beber. También los adultos podemos deshidratarnos sin darnos cuenta. Sólo es necesario pasar un par de horas jugando en la playa bajo el sol o un día como los que estamos viviendo en la ciudad, entrando y saliendo de lugares con el aire acondicionado, para sufrir un “golpe de calor”.

Alerta a los síntomas

El cansancio es uno de los primeros signos de deshidratación, así como dolor de cabeza, mareo, vómito, vértigo y pérdida de conocimiento. El “golpe de calor” es más grave. Al elevarse la temperatura corporal por encima de los 40 grados, aparece una sensación de agitación y desorientación. La piel está caliente y seca, ya que se ha parado la transpiración. Si nos encontramos con un caso así, es muy importante enfriar a la persona humedeciendo la piel con agua o proporcionándole aire, con un abanico, etc. En algunos casos requiere hospitalización.

El “colapso por calor” y la insolación también son frecuentes en verano y también producen fatiga, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, apatía, piel pálida, aumento de la frecuencia cardiaca e hipotensión. En este caso, hay que estirar a la persona, enfriar la piel con compresas de agua templada (no fría), y suministrarle líquidos.

Para evitar todos estos problemas hay que beber agua con frecuencia, aunque no tengamos sed. Cuando aparece la sed el organismo ya ha empezado a deshidratarse, por lo que hay que beber antes. También hay que evitar la exposición al sol durante horas sin refrescarse en el agua (mar, piscina, ducha…). Si no rebajamos la temperatura con un baño, el cuerpo se calienta progresivamente hasta que ya no puede más.

Nuestro organismo, que es muy sabio, cuando se deshidrata nos provoca cansancio y apatía, para que no realicemos ninguna actividad física que aumente la pérdida de líquido. Por eso es importante escucharlo y hacer caso de los síntomas.

La piel, zona de riesgo

La piel sufre especialmente con las altas temperaturas. Para nuestro organismo, la piel no es un órgano vital, por lo que es uno de los primeros en pasar sed pese a que no para de trabajar para mantener estable nuestra temperatura corporal. Es por ello que no paramos de sudar, cosa que hace que continuamente esté húmeda, favoreciendo el contagio de microorganismos como hongos e infecciones por bacterias o virus. Protégela a diario con un fotoprotector de factor adecuado a tu tipo de piel y la exposición a la que vas a someterla, así como con una hidratante corporal. Encontrarás más información sobre este tema en nuestro post En verano, refuerza la hidratación corporal.

8 Buenos consejos para no deshidratarte

  1. Escucha a tu cuerpo. Los síntomas de falta de agua son: cansancio, sed, incomodidad, irritabilidad, debilidad, dolor de cabeza, mareo, calambres musculares, náuseas, vómitos. En cuanto aparece la sensación de sed hay que beber, porque ya es tarde.
  2. Bebe constantemente. Acostúmbrate a beber aunque no tengas sed. No temas, no te hará sudar más. Lleva una botella de agua en el bolsillo o el bolso y bebe.
  3. Evita las horas centrales del día tanto para exponerte al sol como para trabajar o hacer actividades. Realiza tus tareas en las primeras horas de la mañana o las últimas de la tarde.
  4. Evita los cambios bruscos de temperatura, al entrar o salir de lugares con el aire acondicionado.
  5. Usa ropa ligera de fibras naturales blanca o de colores claros, ancha y ventilada. En los pies, sandalias o zapatos de piel. Y en la cabeza, sombreros, panelas y gorras con visera.
  6. Durante el ejercicio físico, oblígate a beber cada diez minutos y después, para recuperar lo perdido. Mejor una bebida que incluya agua, sales minerales e hidratos de carbono. La humedad de instalaciones como piscinas, gimnasios o la playa dificulta la evaporación del sudor, que cae a gotas, cosa que dificulta que el cuerpo se enfríe. En estos lugares bebe aún más.
  7. Come fresco y ligero. Evita las comidas copiosas, con salsas y difíciles de digerir y opta por comidas ligeras más veces al día. Apúntate a la fruta y verdura fresca, que también te aportará líquido.
  8. No olvides la protección solar. Además de proteger a la piel de los rayos ultravioleta, te ayudará a mantenerla hidratada.
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