La barra de labios moderna cumple 100 años ¡felicidades!

Estamos de aniversario. No, no somos ninguna de las dos quienes cumplimos años, no. Quien cumple años, y concretamente 100, es la barra de labios tal y como la conocemos hoy en día. ¡Toda una jovenzuela que, sin embargo, tiene un pasado… ¡Te lo explicamos!

Lewis Amarante, maquillador oficial de Max Factor y recientemente nombrado el 8º mejor maquillador del mundo, nos recuerda que “siglos atrás, las mujeres de Mesopotamia machacaban piedras preciosas para obtener pigmentos de color que les permitía aportar color a sus labios, al igual que las mujeres egipcias en su época utilizaban óxido de hierro, práctica que era sumamente tóxica. Fue Cleopatra quién lució por primera vez los labios rojos, gracias a pigmentos obtenidos a partir de las alas de las mariquitas.” 

En la Grecia de la época las mujeres se maquillaban los labios para indicar que eran prostitutas, lo opuesto que en Roma, donde quienes se maquillaban los labios rojos eran las damas de clase alta.

Nace la primera barra de labios

Pero la andadura de la barra de labios va avanzando. Durante la época dorada del islam, el físico árabe Andalusian y el médico y científico Abu al-Qasim al-Zahrawi (más conocido como Abulcasis o Albucasis, padre de la cirugía moderna) inventaron los labiales sólidos, que eran una cera mezclada con pigmentos de diferente tipo cuidadosamente prensada en un molde cilindro. Este proceso se encuentra descrito en la enciclopedia de medicina y cirugía de Albucasis, Al-Tasrif.

Pero la historia de los labiales también tuvo su época oscura (por no decir negra). Durante la Edad Media, la Iglesia los consideró símbolo de satanismo y brujería, y su uso se redujo a las prostitutas. No fue hasta el reinado de Elizabeth I que el rojo de labios no se popularizó. La tez pálida y labios rojos de la conocida como «Reina virgen» causaran furor y el rojo de labios se asoció con las mujeres de la clase alta.

En 1770, el Parlamento británico, en cambio, afirmó que un hombre solicitar la abolición de su matrimonio si la mujer lo conquistaba maquillada. Para entonces, el maquillaje ya volvía a ser cosa de prostíbulos y mala fama.

Adiós al cartón, hola funda metálica

A finales del siglo XIX, la mítica casa Guerlain comercializó por primera vez en la historia (y con poco éxito), un labial. Se trataba de una barrita en forma de bálsamo labial formulada a base de sebo de ciervos y cubierto con papel de seda.

Pero la verdadera revolución de este cosmético no llegó hasta 1915. Hasta ese momento los labiales se comercializaban en forma de cilindro envuelto en tubitos de cartón, que no impedían que las barras se rompiesen o aplastasen. Ese año Maurice Levy creó la barra de labios tal y como la conocemos hoy: sustituyó el envoltorio de cartón por una funda de metal con un tope que permitía subir la barra según se iba gastando. Y es así como nació el lápiz de labios tal y como lo conocemos hoy en día.

No obstante la barra de labios no conoció su edad de oro hasta el nacimiento del cine mudo en los años 20. Las actrices destacaban sus rasgos y ganaban expresividad con el rojo de labios, que en ese momento era imperceptible como color porque la películas eran en blanco y negro.

A partir de ese momento este cosmético se ha convertido en un imprescindible que nos ha acompañado, incluso, en las peores crisis económicas y políticas dando un toque de color y coraje a las mujeres de todo el mundo.

 

Salir de la versión móvil