Más del 90% de mujeres tenemos celulitis, una parte de nuestra grasa corporal que se instala básicamente en la zona de los muslos y la cadera. Durante años se ha asegurado que es una reserva de energía que servía para enfrentarnos a la maternidad y los periodos de escasez que ha atravesado la humanidad hasta llegar a la sociedad actual. Un estudio publicado esta semana en la revista Nature apunta que, además, la grasa es lo que ha permitido al cerebro humano desarrollarse y mantener una actividad que consume el 25% de la energía corporal sin disminuir su capacidad vital como especie, ya que tiene una gran capacidad de reproducción, ni como individuo, ya que su vida es larga con respecto a otros animales, especialmente otros primates.
Este estudio, liderado por el investigador Herman Pontzer, del Hunter College de la Universidad de Nueva York, ha analizado y comparado a los humanos con otros grupos de primates: chimpancés, bonobós, gorilas y orangutanes. El grupo de científicos quería encontrar explicación a la paradoja energética que presentan los seres humanos, ya que tienen la mayor tasa de reproducción y la esperanza de vida más larga y metabólicamente más costosa, pues su gasto energético es muy alto. Esto no se da de forma habitual en la naturaleza, pues una gran tasa de reproducción implica una vida corta y al revés. Así, estudiaron la Tasa Metabólica Basal (TMB), que es la energía que gasta el organismo en reposo para mantener la actividad de los distintos órganos, como el corazón o el cerebro, y observaron que los humanos gastamos entre 400 y 800 kilocalorías más al día que los otros primates (excepto el gorila macho adulto).
¿De dónde obtenemos esta energía? Obviamente, de la alimentación, en la que ha tenido un papel muy crucial la cocina, ya que nos permite pre-digerir los alimentos y, con ello, obtener más calorías y nutrientes de una misma cantidad de comida y gastar menos en procesarlas en el sistema digestivo. Pero esto no es suficiente, por eso, como el resto de animales, tenemos la capacidad de acumular grasa corporal. De hecho, más que otros animales.
Comparándonos con los otros primates, incluso los que llevan una vida sedentaria en cautividad, los humanos tenemos mayores porcentages de grasa corporal, especialmente las mujeres (de media, el 31% del peso total en las mujeres y 24% en los hombres). Para los científicos, esta reserva de grasa para satisfacer las necesidades energéticas de nuestra especie, junto con la capacidad de cooperar y compartir comida, ha sido crucial para el desarrollo del ser humano y su cerebro.
Es así cómo el cerebro, que supone apenas un 2% de nuestro peso, puede consumir el 25% de nuestra energía y gastar diez veces más que un músculo en reposo.
Aunque a primera vista éste no parezca un tema de belleza, a mi me ha parecido interesante e incluso hermoso ver cómo nuestro cuerpo es un engranaje tan perfecto en el que todo tiene un sentido, aunque aún no lo hayamos descubierto. Y que precisamente la tan denostada grasa, contra la que tantas mujeres y hombres luchan a diario, tiene una razón de ser crucial en nuestra evolución como seres humanos y para nuestra supervivencia como individuos y como especie. Más de una vez hemos escrito en Belleza activa hablando de celulitis que nuestro cuerpo es un modelo de evolución y funciona perfectamente, aunque no esté acorde con el ideal de belleza dominante. Lo ratificamos: todos los cuerpos son hermosos, y la moda es una pura convención.