Gracias a una de nuestras lectoras hemos conocido este bonito y sorprendente vídeo de cómo se fabricaba polvo compactos personalizado a finales de los años 50. El vídeo, extraído del canal British Pathé nos ha gustado tanto que no hemos podido evitar compartirlo contigo.
Te explicamos el contenido…
Nos trasladamos a un salón de belleza del Londres de los cincuenta y asistimos, con curiosidad, a la creación de un polvo facial, especialmente diseñado para la clienta que lo solicita. Dar con la formula más acertada para cada piel no era (ni es) una tarea fácil, y ya en ese momento era imprescindible tener en cuenta muchos factores. ¡La creación de cosméticos era un arte en sí mismo que intrigaba tanto a las personas de a pie como al científico más ilustrado!
La combinación de los pigmentos verde, rosa, lila y beige (en tonos pasteles) da como resultado una mezcla tenue que deslumbra a la clienta. Aunque el narrador explica que la industria del maquillaje no ha sufrido cambios drásticos, sí que es destacable la invención de la máquina que vemos en el vídeo: una compresora o abrazadera («C-Clamp», en inglés) que garantiza el formato compacto del cosmético.
Además, el archivo de British Pathé revela que, a finales del siglo XVII, los hombres tenían derecho a divorciarse de su esposa si ésta usaba cosméticos y/o cabellos y dientes falsos. Ya hace siglos que los cosméticos no son menospreciados, sino admirados tanto por mujeres como por hombres como herramientas útiles para vernos mejor.
Aunque el vídeo está sujeto al discurso machista típico de los años 50 (como muestra la frase final: ‘es preferible decirles así lo inteligentes que ellas son’), hemos considerado que es una buena manera de descubrir el pasado de algo que nos apasiona en Belleza activa: el maquillaje.
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