Es muy posible que estés leyendo esta entrada desde tu teléfono móvil y tableta en la playa o en la piscina, por eso queremos alertarte sobre los efectos de los rayos solares sobre el cabello. Sabemos cómo actúan los rayos solares en la piel, pero… ¿y en el cabello?
El efecto blanqueante de los UV
En primer lugar, los rayos UV blanquean los pigmentos del cabello parcialmente, ya sea un cabello natural o coloreado. Esto ocurre porque los rayos UV van a destruir los pigmentos y/o la melanina, y por ello van a desaparecer del cabello, dejando el pelo mucho más claro (con mucho menos pigmentos). Hay algunas personas a las que les encanta el efecto Sun Kiss que reciben del sol, sin embargo, hay que tener en cuenta que este efecto inducido por el sol genera una pérdida de color y por lo general deja el cabello menos vibrante y menos brillante. El color pierde la fuerza y el aspecto sano que tenía después de salir de la peluquería. Si eres rubia,
El daño en la queratina del cabello
En segundo lugar, los rayos UV también dañan la queratina del cabello, y eso se traduce en un cabello áspero y quebradizo. El cabello dañado por el sol pierde humedad más rápidamente, se siente frágil y se ve menos brillante. Por ello, es muy importante usar productos que restituyan el balance de humedad adecuado del cabello.
Siempre hay que usar un acondicionador o mascarilla específicos para el sol, que envuelven el cabello protegiéndolo de la pérdida de humedad. Pero, además, igual que con la piel, también hay que proteger el cabello de la exposición al sol, ya sea con productos específicos de protección solar o incluso si no se tiene nada a mano, en el peor de los casos también se podría usar crema de sol corporal con protección solar o, mejor aún, un sombrero.
Eduardo Sánchez, director de Maison Eduardo Sánchez, nos revela unos sencillos gestos que conseguirán evitar el desastre capilar.
- Doble protección. Se hace necesario el uso de protectores solares que salvaguarden el cabello del sol y otras agresiones, pero también de gorras, sombreros o pañuelos que supongan un escudo físico a tantos y tan continuos enemigos. Cada agente externo afecta al cabello de una determinada manera:
- la radiación UV altera los pigmentos de color del pelo, reseca mucho y fragiliza la queratina además de robar a las melenas todo su brillo
- el viento enreda el cabello, lo ensucia más y provoca que al desenredarlo la fibra sufra y se vaya debilitando.
- la arena irrita mucho el cuero cabelludo y provoca sensibilidad.
- el cloro modifica el color y seca el pelo atacando a las grasas naturales protectoras del cabello.
- la sal marina, por su parte, cristaliza sobre la fibra capilar y abre las puntas.
- el calor también inflama e irrita el cuero cabelludo y resta nutrición.
- Cuidado al peinarse. Después del baño el cabello es especialmente frágil, por eso, antes de desenredarlo, es necesario aplicar un acondicionador sin aclarado o el mismo protector solar capilar, para ayudar al desenredado mientras se nutre el cabello. Hay que hacerlo siempre con un peine de púas anchas y evitando tirones que puedan romper la fibra.
- Lavado diario. Olvida todas esas recomendaciones de que lavar el cabello a diario es malo. Tanto si lo has sumergido en el agua del mar como en el de la piscina, es imprescindible lavar bien el pelo para eliminar restos de salitre o de cloro. ¿El mejor aliado? Un champú purifican pero suave y de uso frecuente y acompañarlo siempre de un acondicionador, con o sin aclarado o de un aceite o sérum, según los gustos.
- La mascarilla, tu aliado perfecto. Al menos dos veces por semana hay que aplicar una mascarilla capilar que repare e hidrate en profundidad el cabello, pero el truco está en hacerlo en seco. No importa tanto el tiempo de exposición –bastaría dejarla 10-15 minutos-, como hacerlo en seco antes de lavar el cabello, porque el agua impide que el producto penetre en la fibra capilar y no sirve para nada. Después de aplicar la mascarilla, lava el cabello de forma habitual.
- Alerta con los cabellos coloreados o con mechas. Estos sufren especialmente en verano: son más porosos y por lo tanto más sensibles a las agresiones externas. Los rubios claros se oxidan mucho y los rojos son los más sensibles a la pérdida de tono. Por eso el uso de champú, acondicionador o mascarilla, así como de aceites y sérums se hace imprescindible.
- Especial rubias. Es recomendable que antes de los días de sol y playa, en la última visita al peluquero, se apueste por un rubio algo más oscuro porque la exposición solar, el cloro y el salitre ya aclaran de por sí el cabello. Con especial atención a los rubios dorados y miel que son los que más aclaran y tornan hacia tonos indeseados. Los rubios beige y platino se sobreviven mejor porque el verano los potencia.
- Apuesta por los pigmentos. Los champús, acondicionadores o mascarillas con pigmentos ahora, sí o sí, serán tus aliados imprescindibles si tienes el cabello coloreado o con mechas. Sigu con atención los consejos de cada fabricante, así asegurarás la intensidad del color y el brillo a salvo de las continuas agresiones que el verano supone para tu cabello y para neutralizar los tonos indeseados.
- No sin mi peluquero de confianza. Los mayores desastres de color ocurren cuando buscas una peluquería para un retoque de emergencia en tu destino de veraneo… Es entonces cuando la catástrofe está casi asegurada. Si es imprescindible, pide a tu estilista de confianza la fórmula que utiliza en sus trabajos de color y el margen de error disminuirá.
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