Inmersas de lleno en el mes de noviembre, empieza ya la época del año en la que más nos apetece sumergirnos en un cálido y delicioso baño caliente, pero más allá de las cuestiones higiénicas, al agua caliente podemos sacarle mucho provecho para nuestra salud. ¿Te apetece saber cuáles?

Beneficios del agua caliente

El agua caliente tiene un gran poder curativo y utilizarla a diario en nuestro beneficio solo requiere realizar unos sencillos ejercicios en la ducha o el baño. Así podrás eliminar dolores de espalda, de articulaciones, tensiones musculares y contracturas, rigidez y neuralgias.

La temperatura ideal del agua es una apreciación absolutamente personal, pero para realizar algunos ejercicios sin quemarse ni tener frío debe situarse en torno a los 38-40 grados centígrados.

Algunas consideraciones

El agua caliente no está recomendada para todos, por ejemplo en el caso de embarazo, historial de afecciones cardiacas, hipotensión, diabetes, obesidad, deficiencias en el equilibrio, lesiones graves, fiebre elevada, infecciones agudas o erupciones cutáneas, enfermedades vasculares, tumores malignos y heridas abiertas. Si te sientes reflejada en alguno de esos casos, reduce la temperatura del agua, para no sufrir inconvenientes.

Por otra parte, debes recordar que, si estás mucho tiempo sumergida en agua caliente, la presión sanguínea puede bajar, por lo que pueden producirse mareos al intentar salir de golpe. Lo mejor antes de salir es sentarse en la bañera y mantener la mitad superior del cuerpo fuera del agua, para que se enfríe antes de ponerse de pie. También es aconsejable durante el baño con agua caliente tener cerca una botella de agua, que no sea de cristal, para beber y una toalla para secarse el sudor de la cara.

Ejercicios en agua caliente que te pueden ayudar

Un ejercicio para aliviar el dolor del cuello, el trapecio y la parte alta de la espalda consiste en situarse bajo el chorro de la ducha de pie, con los pies separados unos 45 centímetros.

  • Imagina que un cable tira de tu cabeza hacia arriba, de forma que la postura sea lo más estirada posible, con los hombros bajos y los brazos colgando libres a los lados. Esta postura es la que debe tenerse siempre en los ejercicios.
  • Levanta los hombros hacia arriba intentando que alcancen las orejas, sin que se muevan hacia adelante o hacia atrás y sin bajar el cuello (¡recuerda que estás colgada de un hilo!), mantén el cuello estirado.
  • Mantén la posición cinco segundos y relájate. Repite todo el ejercicio entre cinco y diez veces.
  • En la misma postura, ejercita esta zona realizando círculos de 360 grados con los hombros primero hacia adelante y, después, hacia atrás, en series de cinco a diez ejercicios.

Piensa que muchos de los ejercicios de estiramientos que se realizan en seco pueden realizarse también bajo el agua, siempre que no pongan en peligro la estabilidad. El agua caliente potenciará la acción del estiramiento y relajará aún más la zona.

Diez efectos fisiológicos del agua caliente

  1. Eleva momentáneamente la presión arterial, que luego disminuye
  2. Aumenta la circulación sanguínea superficial y la circulación en los músculos, oxigenándolos
  3. Relaja los músculos y alivia las contracturas
  4. Aumenta el ritmo cardiaco y el volumen de riego sanguíneo
  5. Favorece la sudoración y la eliminación de toxinas
  6. Acelera el metabolismo favoreciendo la oxigenación de los órganos y tejidos
  7. Aumenta el ritmo respiratorio
  8. Estimula el sistema inmunológico y la producción de anticuerpos
  9. Estimula los procesos químicos del hígado y la conversión del ácido láctico
  10. Relaja los nervios sensores motrices y alivia el dolor

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