En el Día Internacional de la Mujer 2022, recordamos el deber de seguir creciendo en igualdad de género

Día Internacional de la Mujer

«No puedo estar frente un espejo así. Porque si estoy frente a un espejo, me muevo, me pongo algo, me pongo de lado… hago algo. No puedo estar así porque si lo hago es horrible y ese es el problema: nos han lavado el cerebro para que odiemos nuestro cuerpo toda la vida. Eso es un hecho». Era la denuncia de la gran Emma Thompson en la presentación, en la Berlinale, de ‘Good luck to you, Leo Grande’, en la que interpreta a una mujer de 55 años que quiere vivir su primer orgasmo. Hoy, 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer del 2022, volvemos a analizar el machismo desde la óptica del mundo beauty. 

¿Nos han enseñado a odiarnos? 

Y continuamos con esta entrada del Día Internacional de la Mujer del 2022, abordando los cánones de belleza. Y es que estos continúan ejerciendo su poder imperioso y engrandecen las inseguridades que todas podemos sentir con nuestro cuerpo. La limitación del tallaje de ciertas empresas y la publicidad reivindica el mensaje ‘de mujeres reales’ mientras que continúa siendo el patrón la mujer más normativa. Además, las redes sociales son terriblemente útiles en la proyección de ciertos mensajes. La influencer María Pombo recuerda en su perfil que no nos comparemos, con nadie y menos en Instagram, pero parece una operación imposible ante el bombardeo de mujeres bellas y felices, o felices y bellas, que nos muestran sus melenas perfectas, sus vestidos de ensueño y unos viajes imposibles de alcanzar para la mayoría de las mujeres. 

Las expectativas están muy altas y no tienen que ver nada con la felicidad, pero ahí están, y si no las cumples, aparece la frustración y la inseguridad. La realidad es que odiarnos sale rentable para una maquinaria con las patas muy largas que se sustenta en el hecho de que queramos cambiar las partes que no se adecúan a lo bello.

La culpabilidad de envejecer

En el mundo de la cosmética hallamos un sinfin de productos y tratamientos diseñados para ‘neutralizar’ o ‘difuminar’ nuestras imperfecciones, porque hemos aprendido aquellas cosas propias que ‘debemos ocultar’ y así es complicado abrazarlas. ¿Cómo quererlas si el mundo nos dice que son feas? ¿Qué sería de la industria cosmética tradicional sin nuestros deseos de ser más aceptadas y de borrar el paso del tiempo?

Es evidente que las mujeres sufrimos mayor presión por envejecer, estamos mucho más culpabilizadas que ellos por el simple hecho de cumplir años, así que la única forma de sobrevivir en un mundo que nos convierte en objetos es algo tan imposible como ser eternamente jóvenes. Las arrugas y las líneas de expresión van ganando terreno con los años, como también lo hacen las canas (ten en cuenta que el cabello canoso de Richard Gere siempre obtendrá más aplausos que las canas de la maravillosa actriz Andie Mac Dowel). ¿Cuál es el gran reto? Cuidarnos y mimarnos, aceptarnos, porque la alternativa a envejecer es no cumplir años, vamos a querernos mucho, porque cada año que pasa somos más sabias y cumplimos una vuelta al sol en nuestra gran hazaña de comprendernos y saber más y mejor de nosotras. 

Feminismo y mundo beauty ¿compatible?

La respuesta es sí. Hace mucho tiempo que la lucha por la igualdad de género forma parte de mi vida y que se alza como una de las prioridades de mi pensamiento. Lo hago desde la consciencia de las desigualdades y violencias que sufre la mitad de la población, como víctima de los micromachismos que sigue generando la sociedad y como sujeto activo de la construcción de una realidad que por fin entienda a no discriminar a las mujeres. Y creo profundamente en ello y por eso estoy dispuesta a desconstruirme, a liberarme de los vicios que sigo arrastrando por la educación heteropatriarcal en la que he crecido, y a veces me descubro a mi misma cayendo en tics que censuraría.

Confieso que en ocasiones he tenido cierto temor a las incongruencias, en no ser la feminista ‘ejemplar’, sin embargo, mi forma de defender el feminismo es desde la justicia social y la libertad de cada mujer a ser dueña de su vida. ¿Soy menos feminista si adoro el mundo de la cosmética y de la moda? ¡No, que va! A mí me encanta sentirme a gusto con mi cuerpo y con mi rostro, adoro incorporar tendencias beauty que me sienten bien y pasaría por cualquier tratamiento de belleza y/o operación si eso consiguiera hacerme sentir mejor. ¿Tengo que pasar por el maquillaje sí o sí? ¿Y por quirófano? Lo que tienes es el derecho a decidir sobre tu vida y tu cuerpo en total libertad, sin la presión de tener que parar el tiempo, y sin el discurso culpabilizador de las operaciones estéticas.

¡Es el momento de continuar aprendiendo en un mundo que aún nos discrimina, pero las mujeres somos las únicas dueñas y protagonistas de nuestra vida!

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