Si eres lectora habitual de Belleza activa, seguro que eres muy consciente de la importancia de cuidar tu piel y de mantener unas rutinas adecuadas. La piel es el órgano más grande del cuerpo, y no solo se debe cuidar por estética, sino también por salud. Y todo influye: la alimentación, las condiciones ambientales, el estado emocional, el tabaco… Por este motivo debemos darle a la piel todos los mimitos que se merece. Eso sí, a veces cometemos errores por puro desconocimiento… En la entrada de hoy te desvelamos los 10 errores más habituales que se cometen en el cuidado de la piel del rostro. ¡Toma nota!
Los 10 errores más habituales
- Escoger un producto que no sea adecuado para tu tipo de piel. Como ya hemos dicho muchas veces, es importantísimo que conozcas tu piel y sus necesidades. Es esencial para escoger los cosméticos que más se adecuen a tu piel. Lo que pasa es que, normalmente, nos dejamos influir por el marketing o la opinión de nuestros allegados y amigos, pero lo que le va bien a uno, a otro seguramente no.
- Falta de constancia. ¡Paciencia! Los resultados prometidos por los cosméticos no se notan de la noche al día. Así que es esencial ser constante con las rutinas, seguro que así sí que consigues ver los beneficios y mejoras en tu rostro.
- Querer usar todo tipo de activos. Los activos son fantásticos que cada uno tiene su beneficio: el retinol, el ácido glicólico, la niacinamida… Pero puede que tu piel no los necesite. Mejor que personalices tu rutina con los activos más eficaces según tu tipo de piel y los que no te hagan falta, fuera.
- Saltarse la limpieza facial o no hacerla adecuadamente. El primer paso de la rutina y el más esencial. Hay que limpiar la cara a diario, mañana y noche, con productos adecuados y preferiblemente usando una toalla exclusivamente para ella. No vale eso de limpiarse solo por la mañana, con solo agua y secarse con la misma toalla que usas para el resto del cuerpo. Por cierto, mejor secar a toquecitos para no dañar la piel.
- No hidratarse. Normalmente este es un error que cometen las personas con la piel grasa, mixta y con tendencia a acné, porque creen que esto hará que aún salgan más granitos o se engrase más la piel, pero no es así. La hidratación diaria es esencial para reforzar la barrera cutánea. Eso sí, usa la adecuada para tu tipo de piel.
- Aplicar mucha cantidad de producto. Este es uno de los errores más habituales, y puede saturar la piel y ocasionar acné cosmético por oclusión de los poros. Los beneficios no se multiplican si aplicas más cantidad. La cantidad justa depende de cada producto, ya que algunos cunden más que otros. Pero, en líneas generales, el tamaño de un guisante será suficiente para todo el rostro, y el tamaño de un grano de arroz para el contorno de los ojos.
- Abusar o no usar exfoliantes. En este caso el error lo encontramos en los extremos. Las pieles grasas y mixtas, sobre todo, necesitan exfoliarse para mantener los poros limpios, sin abusar de ellos que pueden provocar irritaciones. Hay que encontrar el equilibrio, hacerla una o dos veces a la semana, y siempre elegir exfoliantes adecuados para el tipo de piel.
- Olvidar la fotoprotección en invierno. Hay que usar fotoprotección a diario, sea invierno o verano. Es cierto que en verano somos más conscientes de los daños del sol, ya que son más graves, pero en inviernos también estamos expuestos. Y, para quedarse en casa, mejor usar una que también proteja de la luz azul.
- No seguir el orden adecuado. Al revés que con las multiplicaciones, el orden de los factores sí altera el resultado. Ten en cuenta el objetivo y la textura del cosmético, en general los más ligeros van primero. Si haces una doble limpieza, primero el limpiador oleoso y después el acuoso. Después iría el tónico (si usas), el contorno de ojos, el sérum, la crema hidratante, la protección solar y el maquillaje.
- Olvidarse del cuello y del escote. Son las dos zonas más olvidadas, lo que provoca que puedan envejecer antes que el rostro. El cuello suele sufrir arrugas y flacidez y el escote, sobre todo, manchas por el sol. Deberíamos cuidarlos a diario, igual que cuidamos la piel del rostro: limpieza, hidratación y protección solar.
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