Conmemoramos el Día Mundial de la Salud Mental poniendo el foco en la autoestima y el autocuidado

Día Mundial de la Salud Mental

Cuatro de cada diez personas en España considera que su salud mental no es buena y casi el 60% asegura que se siente triste o preocupado. Y un dato especialmente preocupante: cada día se quitan la vida 11 personas en territorio español. Cada vez somos más conscientes que no hablar del suicidio, alegando el efecto llamada, no es una actitud valiente para cuidar nuestra salud mental, sino al contrario ahonda en el vacío que sentimos las personas para enfrentarnos a los problemas de salud mental. Es fundamental que pongamos la atención y los recursos a cuidar nuestro bienestar interior y hoy hemos venido a recordarte la importancia de cuidarte, con motivo del Día Mundial de la Salud Mental.

Hablemos de autoestima

Presiones estéticas

A través de los comentarios de nuestros laboratorios, hemos podido conocer muchas de las inseguridades que sienten nuestras lectoras por rasgos físicos, como las arrugas o las manchas en el rostro o las celulitis en las piernas. Nos habéis reconocido cómo os habéis sentido de poco atractivas y que incluso os daba cierta vergüenza establecer conversaciones en las distancias cortas. No me extraña, a todas nos ocurre. Desde pequeñas nos enseñan qué es bello y que no lo es, y esos patrones de belleza inalcanzables nos persiguen el resto de nuestra vida condicionando la relación con nuestro cuerpo.

Las indusrias de la belleza y la moda, pero también desde el cine o los medios de comunicación, y ahora con una acción potente y constante en las redes sociales, nos afianzan en nuestra mente los pilares del ideal que tenemos que seguir, en una persecución del patrón que resulta frustrante. Instagram nos ofrece cada día imágenes y vídeos de mujeres que triunfan en seguidores y que encajan perfectamente con los patrones de ideal estético y si queremos un match mayor, podemos incluso utilizar filtros que nos ‘embellezcan’ (asegura el título) el rostro o retocar nuestra cara, borrando granitos y arrugas o adelgazando piernas. Porque al final nos dicen que no basta con ser nosotras, tenemos que renunciar a nuestra naturaleza para amoldarnos al patrón. Y claro, con tantos imputs, es completamente comprensible que nos cueste aceptarnos físicamente.

¿Cómo me veo?

¿Qué es la autoestima? Podemos decir que es la percepción global que tenemos de nosotras mismas y tiene en cuenta nuestra capacidad de poner límites, de abrazarnos y de hablarnos bien cuando nos ocurre algo que nos zarandea. De no vernos únicamente desde nuestras carencias y los errores, porque somos vulnerables y no llegamos a todo. La autoestima se construye desde la infancia y se trabaja desde dentro para que nos queramos por el simple hecho de ser nosotros, no por nuestra profesión ni por el papel que desarrollamos en la vida de las personas que nos rodean. Te recomiendo muchísimo este vídeo de Somos Estupendas sobre autoestima, en él aparece la interesante definición de la autoestima como la capacidad de reconocernos como humanos (personas que se equivocan y que no son perfectas).

¿Nos podemos sentir inseguras porque hay partes de nosotras que no nos gustan? Claro que sí. ¿Podemos ponernos más pecho, rellenarnos los labios, hacernos tratamientos faciales o ponernos a dieta? Nada más faltaría que no. ¿Significa eso que no me quiero lo suficiente? No. Tenemos la libertad de modificar las zonas que menos nos agradan si creemos que eso nos hará sentir mejor.

Pero, preguntáte desde dónde tomas estas decisiones. ¿Por qué lo haces y sobre todo para quién? Hazlo para ti, porque tu autoestima no tiene nada que ver con tu aspecto físico sino con tu capacidad de respetarte y de quererte. Y resiste mucho, en la era de Instagram, al bombardeo incesante de mensajes que nos animan a compararnos en un espiral muy poco saludable con el falso propósito de alcanzar una perfección. Porque no existe. No tenemos que estar a la altura de lo que creemos que la gente espera de nosotros. ¿Y qué debes esperar de ti misma? Que seas capaz de entenderte como humana, pon y ponte límites. No somos superwomans y no queremos serlo.

Apuesta por el autocuidado

Últimamente hablamos mucho del autocuidado, en una sociedad cada ves más consciente de la importancia de cuidar de nuestra bienestar mental. ¡Cómo hemos tardado tanto en darnos cuenta que necesitamos cuidar de nosotros mismos para sentirnos felices y sanos!

Es fundamental que destinemos tiempo y recursos para afrontar lo que sentimos y poder gestionarlo lo mejor que podamos. Así, podremos conectar con nuestras necesidades y deseos, más allá de las tendencias y las presiones, y vehicularlas para ser dueños de nuestra propia existencia. De estas forma, entenderemos nuestro valor, aceptándonos como personas imperfectas, y eso es clave para establecer relaciones sociales que sean saludables y no de codependencia.

El cuidado de nosotros mismos debe formar parte de la vida cotidiana, de forma que es primordial que marquemos unas prioridades y que entendamos que no podemos prescindir de él. Seguir una alimentación sana y equilibrada, practicar deporte, cuidar nuestra rutina de suelo y blindar momentos para disfrutar de las cosas que nos gustan son los grandes pilares del autocuidado.

Estos son los beneficios de apostar por el autocuidado:

Incrementa nuestra autoestima

Dedicarnos espacios para mimarnos por dentro y por fuera nos hará sentir seguros y satisfechos y, por ende, mejorará nuestras relaciones personales y profesionales. ¿Y a ti qué te gusta hacer? ¿Qué te apetece? Hazte esta pregunta de forma recurrente para conectar con tus deseos, con responsabilidad, no como caprichos. Ir alcanzando nuestras metas nos hará sentir muy bien y esta calma será clave en todas nuestras relaciones sociales. Además, es importando que nos atrevamos a poner límites a nosotros mismos y a los demás, diciendo que NO.

Frena los pies al estrés laboral

Es importante que pongamos límites al tiempo que dedicamos al trabajo para que no acabe ocupando todas las esferas de nuestra vida. Gestionar nuestra responsabilidad para que podamos desarrollar nuestras competencias de la mejor forma pero admitiendo que, como seres humanos, nos equivocamos. Distráete en el descanso de la comida con un paseo, en el gimnasio, viendo un capítulo de tu serie favorita o con una charla con compañeros (que no sea de trabajo, please). Así, encontrarás en la rutina descansar momentáneamente de las exigencias laborales. Los cuidados personales, como la meditación, el yoga o simplemente tomarse un tiempo para relajarse, ayudan a reducir el estrés y promover la calma interior.

Te hace sentir con más energía

Cuidarnos ni es ser egoístas ni una forma de perder el tiempo. Desde siempre, solo las mujeres que renunciaban a sus deseos para cuidar a los demás eran consideradas realmente buenas (‘santas’), pero hemos ido derribando muchos muros y vamos poniendo en el centro nuestras necesidades. En el mundo laboral, las jornadas eternas cada vez son menos atractivas, mientras que la flexibilidad laboral va ganando peso ante una ciudadanía que cada vez valora más blindar su vida personal.

En más de una ocasión, en tu etapa como estudiante o ahora como trabajadora: invertir un sinfín de horas a una tarea acaba siendo contraproducente. Llegas a un momento que te colapsas y ya no puedes avanzar, intentas retener datos, ser más creativa, pero tu cerebro está cansado y ya no puede más. Es el momento de parar, desconectar y volver al lugar cuando estemos preparados.  Notarás que cuidar los espacios personales y profesionales aumentará tu productividad y te sentirás con más energóa para afrontar los desafíos.

 

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