‘Body Glow’: secretos para una piel radiante de pies a cabeza

La luminosidad ya no es solo cosa del rostro. El body glow  se ha convertido en un auténtico ritual de belleza, una forma de mimar tu piel desde el escote hasta los tobillos y presumir de una luz natural que irradia salud, frescura y bienestar.

Lucir una piel satinada, jugosa y con ese efecto glow que tanto gusta no es cuestión de suerte ni solo de genética. El secreto está en la constancia y en unos cuantos gestos clave que marcan la diferencia. Si sueñas con ese acabado radiante —como de piel besada por el sol, pero cuidada—, aquí tienes todo lo que necesitas saber.

Exfoliación: el primer paso del ‘glow’

Una piel luminosa empieza por estar libre de células muertas. Exfoliar tu cuerpo una o dos veces por semana permite que los tratamientos posteriores penetren mejor y deja la piel más suave y uniforme.

Puedes elegir entre exfoliantes físicos (con gránulos naturales o sintéticos) o fórmulas químicas con ácidos como el láctico o el glicólico, que alisan la textura y potencian la renovación celular sin necesidad de frotar.

Hidratación profunda… con un plus de luz

El paso más importante para conseguir ese efecto satinado es mantener una hidratación constante. ¿Nuestro consejo? Apuesta por lociones o aceites corporales con ingredientes como la glicerina, el ácido hialurónico, la manteca de karité o el escualano.

Si buscas un toque glow inmediato, prueba productos con acabado nacarado o micropartículas iluminadoras. Aportan un brillo sutil, elegante y favorecedor, ideal para piernas, escote y brazos.

El poder del aceite seco

Ligero, nutritivo y con un acabado sedoso, el aceite seco es el mejor aliado para un body glow  duradero. Puedes aplicarlo sobre la piel ligeramente húmeda tras la ducha o incluso mezclarlo con tu loción habitual.

Algunos aceites corporales, además de iluminar, realzan el bronceado, prolongan la hidratación y dejan un aroma envolvente que convierte tu rutina en un momento sensorial.

El glow también se entrena: masaje y cepillado en seco

Estimular la piel no solo mejora su textura: también potencia la microcirculación y favorece la eliminación de toxinas. El cepillado en seco, realizado con un cepillo de cerdas naturales antes de la ducha, ayuda a activar la piel y afinar el grano.

Y si tienes cinco minutos más, un buen automasaje con tu crema corporal favorita mejora la absorción de los activos y deja la piel visiblemente más firme, nutrida y luminosa.

No hay glow sin protección solar

Para mantener tu piel luminosa y saludable, la protección solar es esencial. Elige protectores corporales con acabado ligero y fórmulas hidratantes que no dejen rastro blanco. Existen opciones con brillo sutil que realzan aún más el efecto satinado.

Usarlo a diario —no solo en verano ni en la playa— es uno de los mejores secretos para un body glow natural y duradero.

El toque final: iluminador corporal

¿Quieres destacar aún más en un evento o durante una cena al aire libre? El iluminador corporal es tu mejor truco. Se aplica en puntos estratégicos como clavículas, espinillas, hombros o escote, y puede ser en formato crema, gel o stick.

Elige tonos dorados o champán para un resultado favorecedor sobre todos los tonos de piel. Si lo aplicas con una brocha o con las manos húmedas, el acabado será aún más jugoso.

Brillar sin esfuerzo es posible

El body glow no es una moda pasajera: es una forma de cuidar tu cuerpo con cariño, darle protagonismo y sacarle partido a tu piel real, con textura, sí, pero también con vida. Con unos pocos pasos bien elegidos, puedes convertir tu rutina corporal en un auténtico ritual de luz y bienestar.

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