Masajes linfáticos: cómo deshinchar tu cuerpo y mejorar la circulación en minutos

¿Te sientes hinchada, pesada o con las piernas cansadas? Hay una técnica sencilla, natural y altamente efectiva que puede ayudarte a sentirte mejor en poco tiempo: los masajes linfáticos.

Este tipo de masaje se ha convertido en un imprescindible en cabinas de belleza, centros de estética e incluso en rutinas caseras (aunque siempre defenderemos la importancia de ponerse en manos de un profesional acreditado para ello), por sus beneficios visibles en muy poco tiempo. No solo ayuda a reducir la retención de líquidos y la inflamación, también mejora el aspecto de la piel, activa la circulación y proporciona una sensación inmediata de ligereza.

¿Qué son exactamente los masajes linfáticos?

Los masajes linfáticos son una técnica de drenaje manual o con aparatología suave que estimula el sistema linfático, el encargado de eliminar toxinas, líquidos y residuos del organismo. A diferencia de los masajes convencionales, este se realiza con movimientos lentos, rítmicos y muy precisos, que favorecen el flujo linfático sin causar presión excesiva.

Su objetivo no es muscular, sino purificante. Ayuda al cuerpo a descongestionar tejidos, desinflamar zonas sensibles y activar la circulación de retorno, especialmente útil en piernas, abdomen, brazos y rostro.

Los beneficios que tu cuerpo va a notar (desde la primera sesión)

Este tipo de masajes tiene mucho beneficios, sobre todo para las mujeres, entre los que destacan:

Además, los masajes linfáticos están especialmente indicados en momentos de cambios hormonales (como el ciclo menstrual o la menopausia), tras largos periodos de sedentarismo o viajes largos, y como complemento a tratamientos estéticos y dietas detox.

¿Cómo se realiza un buen drenaje linfático?

Lo ideal es que lo realice un profesional formado, ya que la técnica requiere precisión y conocimiento anatómico. Aun así, puedes incorporar una versión adaptada en casa, siempre con movimientos ascendentes, presión muy suave y constancia.

Aplica un aceite o crema deslizante y realiza movimientos circulares lentos desde los tobillos hacia los muslos, del abdomen hacia las axilas y del interior al exterior en brazos y cuello.

Consejo extra: el cepillado en seco o el uso de rodillos de masaje pueden ayudarte a potenciar el efecto si los aplicas antes de ducharte.

Masajes linfáticos también en el rostro

El drenaje facial se ha convertido en una de las rutinas favoritas de muchas expertas en belleza. Ayuda a reducir bolsas, suavizar líneas de expresión y dar luminosidad al rostro.

Puedes hacerlo con las manos o con herramientas como el gua sha o el rodillo de jade, siempre desde el centro hacia los extremos, y de abajo hacia arriba.

 

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