Medicina estética en jóvenes: qué hay detrás de la tendencia de empezar antes

Baby botox, Russian lips, skinboosters… La medicina estética ya no es cosa de mayores de 40. Cada vez más jóvenes, incluso menores de 25, se interesan por tratamientos para perfeccionar rasgos, prevenir el envejecimiento o corregir complejos. Pero, ¿cuál es la edad adecuada para empezar? Y lo más importante: ¿cuándo está justificado y cuándo se trata solo de una moda?

La Dra. Carmen Górriz, subdirectora de la Unidad de Medicina Estética de IMR, nos ayuda a poner contexto (y límites) a esta tendencia creciente: «La medicina estética no debería seguir una moda, sino una necesidad concreta: ya sea preventiva, correctiva o regenerativa».

El efecto imán de las redes sociales

La medicina estética en jóvenes no es ninguna novedad: Instagram, TikTok o Snapchat han modificado la percepción que muchos jóvenes tienen de su rostro. «Antes los pacientes venían buscando resultados naturales; ahora muchas veces acuden con una foto de una influencer o un ‘antes y después’ de TikTok o Instagram», explica la doctora. Y aunque esto ha ayudado a normalizar el uso de tratamientos, también ha traído consigo nuevas presiones.

Según Górriz, el papel del profesional es ahora más relevante que nunca: «Explicar los límites, adaptar las expectativas y no replicar rostros, sino armonizar facciones». Por eso insiste: «Cada rostro es único y el objetivo siempre debe ser mejorar sin perder identidad».

¿Existe una edad ideal para empezar?

No hay una cifra mágica. Para la experta, lo importante no es la edad, sino la indicación. En algunos casos, como «asimetrías faciales marcadas, ojeras hereditarias muy profundas, acné inflamatorio con cicatrices importantes o pérdida precoz de colágeno», puede tener sentido intervenir en pacientes jóvenes. También si hay una gesticulación excesiva o exposición solar intensa.

Tratamientos según la etapa vital

En IMR, centro dermatológico de referencia, el enfoque es claro: adaptar los activos y técnicas a cada edad y necesidad. En pacientes de 20 a 25 años, lo recomendable es apostar por tratamientos como vitaminas, exosomas, polinucleótidos o skinboosters con ácido hialurónico no reticulado. En palabras de la doctora: «La hidroxiapatita cálcica muy diluida también puede ser interesante como inductor suave de colágeno».

A partir de los 30, según el caso, entran en juego «neuromoduladores si hay líneas marcadas, rellenos estructurales y activos más potentes». El objetivo, insiste, no es transformar, sino prevenir y preservar la naturalidad.

Ventajas e inconvenientes de empezar pronto

¿Adelantarse tiene beneficios? Sí, pero con matices. «Hay ventajas si se hace bien: prevención del envejecimiento, mejora de la calidad de piel, corrección de inseguridades estéticas y evitar tratamientos más agresivos en el futuro». El problema viene cuando se banaliza: «Si se inicia demasiado pronto, sin indicación, o con técnicas inadecuadas, puede haber consecuencias». Entre ellas, dependencia estética o distorsión de la autoimagen.

Medicina estética con criterio

«El auge en pacientes jóvenes nos obliga a hacer una medicina estética aún más ética, basada en la prudencia, el diagnóstico personalizado y la educación sobre la autoimagen», concluye la Dra. Górriz.

Porque si algo tiene claro el equipo de IMR es que la estética no consiste en replicar tendencias, sino en cuidar la piel, prevenir a tiempo y acompañar con responsabilidad.

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