Aunque los humanos seamos capaces de vivir en los lugares más inhóspitos, gracias a que nuestra inteligencia nos ha permitido desarrollar máquinas y energía para adecuar nuestro entorno, lo cierto es que seguimos siendo animales de sangre caliente. Y la circulación sanguínea y el frío no se llevan bien. El frío ralentiza la circulación y disminuye por tanto el aporte de sangre a las extremidades, las partes más lejanas del corazón y las menos vitales. Es una reacción absolutamente natural: al hacer un mayor esfuerzo por mantener constante la temperatura, el cuerpo se protege y activa sus mecanismos de defensa, contrae los vasos sanguíneos periféricos para evitar perder calor y envía la sangre a los órganos vitales, entre los que no se encuentra la piel. Es por ello, por ejemplo, que los alpinistas sufren de congelación primero en los dedos de pies y manos. Sin llegar a estos extremos, ésta es también la razón de la aparición de los molestos sabañones, unas protuberancias rojas y dolorosas al tacto y el roce que aparecen en manos y pies, principalmente en los dedos, pero que también pueden salir en las orejas o la cara. Aparecen debido a que el frío y la humedad ha congelado esta zona y, si no se cuidan debidamente, pueden producirse úlceras e infecciones.
También hay personas que, ante el frío, sufren problemas de dolor en las pantorrillas mientras andan. Suele ser un problema asociado a una mala circulación de retorno o a la presencia de varices. Aunque parezca que el calor puede evitarlo, nunca hay que aplicar calor sobre estas piernas ni acercarlas a estufas o calefactores, ya que se agravarían los problemas circulatorios. En estos casos, es imprescindible consultar con el médico.
Entre las zonas que más sufren en invierno se encuentran:
. Ojos y labios. La piel del contorno de los ojos y los labios es una de las zonas más delicadas de todo el cuerpo debido básicamente a tres factores: la fragilidad de la piel, muy fina y poco espesa, la presencia de multitud de capilares sanguíneos y la acción continuada de contracciones musculares. Esta es la causa de que el frío tienda a provocar hinchazón bajo los ojos, que puede llegar a convertirse en bolsas y ojeras que desemboquen en finas arruguitas. Algo que puede suceder también en la comisura de los labios y sobre el labio superior (la línea bigote). Sin contar con que el frío causa deshidratación, algo que ataca especialmente a las mucosas si están a la intemperie y desprotegidas, como ocurre con los labios. Es por ello que hay que aplicar un bálsamo labial adecuado varias veces al día y proteger estas zonas de la acción del aire con bufandas, gafas, etc..
. Orejas. Son especialmente vulnerables debido tanto a su alta vascularización como a su piel fina y su estructura, separada del resto de la cabeza. Suele ser el primer lugar donde sentimos el frío. Hay que protegerlas siempre con cremas ricas que contengan filtros solares, y tener la precaución de taparlas con gorros o bufandas.
. Cuello y escote. Aunque vuelven a estar de moda los cuellos cisnes y los jerseys de lana, y este invierno quizá sufran menos frío, lo cierto es que ambas zonas suelen estar a la intemperie igual que la cara pero no solemos protegerlas con la misma dedicación. Craso error: el cuello evidencia antes que ninguna otra parte del cuerpo el paso de los años y, aunque el escote no sufra las arrugas y el descolgamiento propios de su vecino, es una zona propicia a la aparición de manchas. Protegerlos es tan sencillo como alargar la mano con la hidratante facial cada mañana y hacer que alcance el cuello y el escote, aunque mucho mejor es recurrir a los productos específicos para esta zona ya que contienen más activos tensores y desinfiltrantes que las cremas faciales.
. Manos y pies. Las extremidades son especialmente sensibles al frío por razones puramente fisiológicas: como hemos dicho, están más lejos del corazón y la sangre ralentiza su circulación cuando hace frío. Además, las manos suelen estar constantemente expuestas al aire y tocan agua con mucha asiduidad, con lo que se vuelven frágiles, porosas y deshidratadas. Los pies, aunque no se mojen tanto, sudan más embutidos en botas y gruesos calcetines, con lo que también tienen la humedad asegurada. Para ambos es necesario el uso de una crema específica, ya que las hidratantes corporales son demasiado ligeras para estas zonas tan agredidas y que, para defenderse, suelen secar y engrosar la piel. Hay que evitar jabones y productos de limpieza agresivos para que no se formen grietas. En el caso de los pies, a menudo es conveniente y muy agradable recurrir a los baños de agua caliente, tras los que hay que aplicar una crema nutritiva y dejarlos respirar en casa, con calcetines de fibras naturales y un calzado que permita que se aireen.
Diez reglas imprescindibles
Los dermatólogos proponen seguir diez reglas sencillas para evitar problemas cutáneos en invierno:
1. Protege bien la piel, especialmente cara y manos, con una hidratación adecuada.
2. Cuida los labios con protectores labiales hidratantes y evita humedecerlos con frecuencia, especialmente con saliva ya que se irritan.
3. Niños y ancianos tienen una piel especialmente sensible y es frecuente que aparezca sequedades, fisuras o escamas. Hay que extremar los cuidados.
4. Cuidado con el remojo excesivo. No abuses de duchas o baños y evita jabones enérgicos, escoge jabones suaves apropiados al tipo de piel.
5. El sol quema igual o más que en verano. No olvides la fotoprotección si vas a la nieve, los rayos solares potencian su efecto al reflejarse en ella.
6. Cuidado con los cambios de temperatura al entrar o salir de un local. El paso de frío a calor o viceversa es negativo para la piel, especialmente en pieles sensibles.
7. Usa ropa y calzado de fibras naturales. Evita el calzado o ropa no transpirable o irritante.
8. La psoriasis y la dermatitis atópica empeoran en invierno, al igual que otras enfermedades cutáneas. No dejes de acudir al dermatólogo.
9. Si en casa hay personas con piel seca, sensible o con enfermedades cutáneas que empeoran en invierno, aumenta la humedad ambiental con algún humidificador o un sistema de humidificación ambiental, coloca toallas húmedas o un sistema similar sobre radiadores y focos de calor que lo permitan.
10. Cuida tu piel y la de tu familia en invierno. Ante cualquier duda o problema cutáneo, acude al dermatólogo.
Quiero una sopa
El cuerpo es más sabio de lo que pensamos, quizá porque aunque no nos demos cuenta tiene memoria fisiológica y una tendencia a la autoprotección que a veces desestimamos desde nuestra racionalidad. En invierno suele apetecer un buen caldo de pollo casero que pocas veces nos suministramos, acostumbrad@s como estamos a comer cualquier cosa rápidamente. ¿Por qué apetece un caldo de pollo? Primero, porque como otros líquidos calientes, tiene propiedades anti-inflamatorias y reduce la excesiva mucosidad y la congestión de las vías respiratorias, algo frecuente en invierno y que cuando no desemboca en un resfriado lo hace en una gripe. Además, el caldo es rico en minerales, imprescindibles para la regeneración cutánea y la fortaleza de nuestra cubierta protectora. Y su aroma tiene efectos comprobados sobre el ánimo, ya que produce una cierta estimulación y euforia. ¿Te has fijado como reconforta con solo olerlo? Pues bien, habrás comprobado como es de efectiva la aromaterapia. Y como el cuerpo a menudo sabe bien lo que quiere, y lo pide. Sólo hay que escucharlo.
Cosmética de abrigo
• Repairing Hand Mask de Douglas Hands & Feet. Mascarilla nutritiva e hidratante para manos sometidas a agresiones y muy secas, con un complejo de proteínas de seda y flor de amaranto que mejora la estructura de la piel, manteca de karité, aloe vera natural y aceite de sésamo que hidratan y protegen, incluye unos guantes de algodón para facilitar la penetración de la mascarilla. 50 ml 19,95 €. En perfumerías Douglas
• Miel Nutritiva Regeneradora de Sanoflore. Bálsamo nutritivo, calmante y regenerador con aceite esencial de jara bio u enriquecido con miel de tilo bio, nutre, suaviza y reconforta las pieles secas y sensibles, sin parabenes, apto para pieles sensibles. 17 €
• Glam Balm de Rodial. Bálsamo calmante y reparador que protege contra el frío, el viento y el sol (SPF 6) para zonas sensibles como labios, nariz, orejas, nudillos, así como para las mejillas o el cabello, perfecto para usar en la práctica de deportes de invierno. 40 ml 68 €
• Ginkgo & Sallow Thorn Eye Roll On de Naturderm. Contorno de ojos en roll-on con ginkgo y espino amarillo procedentes de cultivo biológicoque hidrata, calma y previene el envejecimiento, descongestiona y reduce bolsas y ojeras. 15 ml 8,75 €
• Or de Rose Baume Précieux By Terry. Ungüento multiactivo que repara, hidrata, alisa, calma y distribuye de forma continua sus elementos nutritivos para los labios y su contorno, con fitomoléculas de rosa y oro de 24 quilates de color rosa que ejercen una potente acción antioxidante y actúan como escudo protector del exterior, proporciona un velo rosado nacarado. 49 €
• Cold Cream Bálsamo Labial de Avène. Bálsamo para labios dañados y muy secos que repara con rapidez la piel, con agua termal calmante y desensibilizante, 15 ml 7,95 €
• Revitalizante Total de Armonía Bio. Crema para cara, cuello y escote regeneradora intensiva que hidrata, suaviza y produce la bioestimulación de todo tipo de pieles, especialmente muy secas, deshidratadas en profundidad, envejecidas por el paso del tiempo o sometidas a condiciones ambientales extremas. con isoflavonas de soja, coenzima Q10 y aceite de rosa mosqueta. 24 €. En farmacias y herboristerías