Los rayos infrarrojos (IR) del sol aceleran el envejecimiento cutáneo y alcanzan las capas más profundas de la piel. Los protectores solares nos ayudan contra las radiaciones ya conocidas UVB-UVA. Pero, ¿y la IR? ¿qué hace exactamente la radiación infrarroja y cómo debemos protegernos de ella? Te lo contamos.
La sensación de calor y bienestar que producen los rayos solares sobre el cuerpo es causada por los infrarrojos. A la vez, estos son los responsables de las insolaciones y los golpes de calor. Esto es especialmente peligroso en el caso de los bebés y los niños, ya que su sistema de termoregulación aún no se ha desarrollado del todo y es muy sensible. También los adolescentes, los ancianos y los deportistas son grupos de riesgo.
Pero, además, los rayos infrarrojos también influyen en el envejecimiento cutáneo. Con una mayor longitud de onda que los rayos ultravioletas A y B (UVA y UVB) alcanzan las capas más profundas de la piel y causan pérdida de firmeza y elasticidad.
Qué son y qué hacen
La radiación infrarroja representa el 40% de las radiaciones que recibimos del sol. La ultravioleta es el 7%, y de ésta a nuestra piel sólo llegan los ultravioletas A y B. La diferencia es evidente. La mayor parte de la radiación infrarroja, el 65%, se denomina infrarroja A (IR-A) y penetra en nuestra piel hasta una profundidad de 10 milímetros. Esto quiere decir que alcanza la capa más profunda de la piel, la hipodermis, y la altera causando daños. Se trata de un calor seco que no aumenta la temperatura superficial de la piel, por lo que no somos conscientes del daño que produce.
La sensación de calor (sensación térmica) es producida por las radiaciones infrarrojas B y C. Y, aunque como hemos visto pueden causar la insolación o el golpe de calor, de momento no se ha descubierto que produzcan daños sobre la piel.
Pero, aunque no sintamos el calor de las radiaciones IR-A, éstas sí provocan calor en las capas profundas de la piel. De hecho, pueden elevar la temperatura de estas capas hasta los 42 grados, provocando un «estrés térmico» que afecta a las células e incrementa el número y la acción de los radicales libres, que atacan a las células sanas y provocan envejecimiento.
Hoy se sabe también que este calor aumenta los efectos de los rayos UVA, que penetran hasta la dermis y causan alteraciones en el ADN celular que pueden llegar a transformarse en cáncer. La radiación IR-A potencia la formación de estos errores en el ADN y, por tanto, aumenta la probabilidad de sufrir lesiones importantes.
Los laboratorios Lancaster, pioneros en el estudio de este tipo de radiación y sus efectos, han elaborado un decálogo sobre los infrarrojos muy informativo:
¿Sabías que los infrarrojos…
- constituyen el 50% del espectro solar?
- alcanzan las capas más profundas de la piel?
- potencian los efectos negativos de los rayos UVA y UVB sobre la piel?
- producen radicales libres específicos que contribuyen también al envejecimiento cutáneo?
- provocan lesiones en el ADN de la piel, que se suman a las causadas por los rayos UVA?
- impactan nocivamente en la matriz extracelular, lo que afecta a la calidad de la piel?
- alteran las fibras dérmicas, en concreto el colágeno, lo que conlleva la pérdida de elasticidad y firmeza de la piel?
- incrementan la temperatura de la piel mientras está expuesta al sol: una sensación agradable al principio pero que puede ser peligrosa?
- son peligrosos cuando se está expuesto al sol, ya que impactan sobre la piel de forma descontrolada?
- los filtros UVA y UVB presentes en los productos tradicionales no son suficientes para evitar su impacto?
¿Cómo evitar sus daños?
Los filtros utilizados en los protectores solares son efectivos para disminuir los efectos de las radiaciones ultravioleta A y B, pero no protegen contra los infrarrojos. Algunas marcas han añadido a sus protectores solares antioxidantes para evitar los daños causados por esta radiación, como Avène, Cinfa o Lancaster. Otras marcas, como Skinceuticals por ejemplo, recomiendan utilizar un antioxidante tópico combinado con un protector solar para evitar los posibles daños de los rayos infrarrojos. Es importante, pues, antes de decidirse a comprar un fotoprotector, enterarse sobre si protege contra las radiaciones infrarrojas, tal como sí hacen los cosméticos que acompañan esta información. Y, si no lo hacen, combinar la protección con un eficaz cosmético antioxidante.
• Avène Spray SPF50+. Fotoprotector solar muy alto (SPF 50+) para cuerpo y cara que cuenta con tres barreras de protección frente a los rayos UVB-UVA-IR, entre ellas el pretocoferil®, un antioxidante ocho veces más potente que la vitamina E y fotoestable que neutraliza los radicales libres producidos por estas radiaciones y que se encuentra en todos los productos de la línea solar de Avène; sin alcohol, parabenos, siliconas, octocrileno ni alérgenos; indicado para pieles muy claras e hipersensibles, prevención de manchas, fotodermatosis e hipersensibilidad, y condiciones de insolación extrema; sin efecto blanco, rápida absorción. 200ml 21,10€. En farmacias y parafarmacias
• Lancaster Sun Sport Gel Bronceado Luminoso de efecto seco. Fotoprotector medio (SPF 20) en gel para el rostro que protege de los rayos ultravioletas A y B y de los infrarrojos gracias a una combinación de antioxidantes y reflectores, que la marca denomina Tecnología Infrarrojos. Este sistema se ha aplicado a todos los productos de las líneas solares Sun Beauty, Sun For Kids y Sun Sport. 75ml 30,70€
• Phloretin CF y Mineral Radiance UV Defense de Skinceuticals. Antioxidante que reduce la hiperpigmentación de la piel y acelera la renovación celular para piel normal, grasa y problemática y fotoprotector alto (SPF 50) con color y sin filtros químicos; según la marca, los antioxidantes ejercen una acción en profundidad y los protectores solares en superficie, por lo que al combinarlos ejercen una acción reforzada ante el envejecimiento prematuro y la acción de los rayos infrarrojos A. 165€ y 44,65€, respectivamente
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