Diez consejos para cuidar los dientes en verano y presumir de sonrisa

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Durante las vacaciones, tenemos un millón de razones para sonreír, pero para esbozar la mejor de nuestras sonrisas no podemos descuidar los dientes. En la época estival, la dentadura se enfrenta a un binomio perjudicial: la relajación en nuestras rutinas de cuidado y la voluntad de combatir las altas temperaturas con bebidas muy frías. ¿El resultado? Caries, deterioro en el esmalte, sarro, hipersensibilidad…. A continuación, te damos algunos consejos imprescindibles para cuidar tus dientes en verano.

  1. Lleva siempre contigo un sencillo kit de higiene bucodental (cepillo + dentífrico + hilo dental). En vacaciones, estamos poco tiempo en casa y nos rendimos completamente a los planes de ocio. Pero eso no puede ser una excusa. Después de comer en cualquier restaurante o chiringuito, saca dos minutos para lavarte los dientes.
  2. La manzana, los lácteos (sobre todo el yogur) y el pescado, buenos aliados del verano. Las frutas y las verduras son sabios compañeros siempre, y en verano no iba a ser diferente. En el caso de la manzana, todos son beneficios: sin duda un tesoro para nuestra salud bucodental. El yogur, por su parte, neutraliza los ácidos de la bacterias que se mantienen en la boca.
  3. Evita los cítricos. Sabemos que el limón y la naranja son los protagonistas convencionales de zumos y bebidas refrescantes, pero erosionan el esmalte (ocasionando sensibilidad dental y caries). Opta mejor por batidos de sandía y melón (¡que son súper veraniegos!). Si quieres continuar disfrutando de los beneficios del zumo de naranja y su maravillosa vitamina C, bébelo con cañita y espera, como mínimo, media hora antes del cepillado.
  4. Controla el consumo de alimentos ricos en azúcar (como los helados), y de alcohol y tabaco. La época estival es el mejor argumento para permitirnos caprichos y algunos excesos, pero no valen todos y ni hablar de todos los días. Los alimentos con mucha azúcar son los grandes promotores de la aparición de caries y la combinación de bebidas alcohólicas y cigarrillos son una pésima combinación para nuestra higiene bucodental (dañan el esmalte – manchándolo – y provocan halitosis).
  5. Ten siempre a mano un paquete de chicles sin azúcar. No sustituyen un buen cepillado, pero sí que no salvan de emergencias y permiten reducir algunas partículas de comida que quedan en nuestra boca, evitando así la aparición de futuras caries.
  6. Bebe mucha agua, además de refrescar, equilibra el pH de la boca y elimina algunos residuos de comida. Recuerda que los refrescos carbonizados pueden dañar nuestro esmalte, así que ingiérelos siempre con pajita.
  7. Las bebidas y los alimentos fríos (como helados y granizados) aumentan la sensibilidad dental, y definitivamente, nada de morder el hielo (puede ocasionar la fractura de las piezas). Para calmar el daño que puede provocar el frío en tus dientes, emplea dentífricos y colutorios específicos.
  8. ¡Ojo con el cloro! Los productos químicos utilizados para tratar el agua de la piscina dañan nuestros dientes, porque presentan un pH superior al de la saliva. En consecuencia, las proteínas salivales se descomponen y puede aparecer sarro. ¿Cómo combatimos esta situación? No dejes de zambullirte en la piscina, basta con usar flúor de forma habitual y llevar muy cerca un protector bucal.
  9. ¡Cuidado con algunos deportes! Hacer ejercicio siempre es una buena forma de pasar el tiempo en verano, pero hay que tener en cuenta los prejuicios que pueden ocasionarnos algunos deportes en nuestros dientes.  Durante las sesiones de buceo y snorkeling , la presión del agua sobre los dientes y las mandíbulas o la necesidad de morder el tubo, puede ocasionar daño en encías y en las piezas que ya sufran caries o se hayan sometido a empastes. Por otro lado, ya fuera del agua, hay que tener en cuenta el peligro que puede provocar un desafortunado chute de pelota.
  10. Acude al dentista. Lo más recomendable es acudir a tu odontólogo antes de vacaciones para certificar que todo está bien y evitar sorpresas. Si no lo has hecho así y has descubierto algún tipo de dolencia, no dudes en acudir al especialista. Él será, sin duda, tu mejor consejero.

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