¡Hazle frente a la alergia primaveral! Evita y disimula sus efectos en la piel

Estamos muy felices de despedir el frío invernal, y darle la bienvenida a la primavera y al horario de verano. Pero esta llegada de la subida de temperaturas supone el comienzo de la temporada de alergias. Los niveles de polen se elevan en esta estación, y cada vez son más las personas que sufren una o más alergias al polen. El número de afectados de esta alergia se ha duplicado en la última década, llegando a ocho millones de afectados.

El cambio climático es el principal motivo del aumento del número de afectados. Esto se debe a que se prolonga el ciclo de polinización por el ascenso de temperaturas, y a que la estructura de los pólenes se ha alterado por partículas procedentes de calefacciones y motores diésel.

¿Qué es la alergia?

Se trata de una reacción exagerada del sistema inmunitario hacia algo que no molesta a la mayoría de las demás personas. Una protección frente a determinadas sustancias externas. En la mayoría de las reacciones alérgicas responde a una falsa alarma. Los genes y el medio ambiente probablemente tienen un rol en las alergias. Los elementos más frecuentes que la causan son los alimentos, sobre todo lácteos, frutas y frutos secos. También el polen de los árboles, plantas y diversas sustancias químicas.

Las alergias se adquieren con el tiempo, es decir, no se nace con una alergia a una sustancia determinada, sino que nos volvemos alérgicos después de haber estado en contacto con dicho componente.

Alergia en la piel

A nivel cutáneo, se presenta en forma de eccema causado por el contacto directo del alérgeno. Aparece, por tanto, localizado en un área concreta en forma de piel roja con picor. El diagnóstico se realiza mediante las pruebas epicutáneas, es decir, mediante parches aplicados en la espalda que contienen las sustancias que más comúnmente ocasionan alergias de contacto.

Especialmente, se presenta en las zonas que están expuestas: cara, cuello, escote, manos, brazos y piernas. Debemos vigilar y prestar atención para que, cuando aparezcan los síntomas, poder actuar. Entre los más comunes hay la piel sensible que está más seca y/o descamada, se desarrolla prurito, que es un picor e irritación que hace que nos rasquemos más. Y también puede aparecer eritema, que es un enrojecimiento e inflamación de la piel provocado por un amento en la vasodilatación.

Consejos

Utilizar cremas que sean hipoalergénicas que ayuden a calmar la piel de picores, irritaciones o rojeces. Es aconsejable utilizar cremas y limpiadores sin perfumes, parabenos ni conservantes. Y emplear un exfoliante suave una vez a la semana también puede ayudar a reducir el picor.
Usar cremas hidratantes, si quieres más de dos veces al día, que ayuden a reparar la barrera hidrolipídica de la piel y a estar protegidos de cualquier agresión exterior.
No descuidar, siempre que se vaya a estar en el exterior, cremas con un fotoprotector solar, ¡no nos cansaremos de recordártelo!
Optar por tejidos naturales como el algodón, la seda o el lino, o prendas transpirables, ya que absorben el sudor. Eso sí, igualmente, ducharse inmediatamente después de hacer deporte, ya que el sudor puede irritar la piel.
Evitar ponerse bajo árboles que desprendan polen. Limitar el tiempo que se pasa al aire libre en los días con altos niveles de polen.
Ponerte en las manos de un dermatólogo, él te dará los mejores consejos para sobrellevarlo, y si los síntomas se agravan, podrá ofrecerte un cuidado intensivo y eficaz.

Recomendaciones

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