Este sábado pusimos el broche final a las celebraciones navideñas, a esa intensa consecución de días de mucho comer y disfrutar con la familia y allegados. Y hasta el cuerpo nos pedía ponerle fin, volver a coger las riendas de nuestra rutina, con los hábitos alimentarios, de sueño… Sin embargo, es normal que la vuelta nos cueste un poco. Toca hacer frente a las obligaciones laborales y personales, a emprender aquellos propósitos que nos hemos planteado para los próximos 12 meses y a regular nuestro gasto económico, tras el desemborso navideño. Así que no es de extrañar que estemos notando en nuestra mente y en nuestro cuerpo los síntomas del estrés postvacacional, que sí, también puede llegar en enero. Suerte que podemos combatirlo juntas.
Los efectos del estrés postvacacional
Aunque pensemos que el estrés postvacacional tiene un regusto más estival, también puede manifestarse tras las vacaciones de Navidad. Y es que desde mediados de diciembre llevamos aplazando nuestros objetivos con la vista puesta en enero del 2024, pero ese margen de maniobra ha desaparecido. Con la vuelta a la oficina, hemos tomado conciencia que el punto de partida de los nuevos proyectos es ahora, y que ya no podemos procrastinar más.
Esta semana, de forma especial, estamos batallando con el reto de volver a las rutinas de sueño y a los hábitos alimenticios que nos hacen bien, a calendarizar u organizar cómo hacer realidad nuestros propósitos para 2024 y cómo ajustarnos un poquito el cinturón. Se ha acabado el momento de despilfarro y toca recuperar un poquito nuestras finanzas.
Todo este estrés postvacacional se puede manifestar de muchas formas: cansancio y agotamiento y debilidad en los músculos, palpitaciones y mareos, pero también trastornos del sueño, así como angustia, irritabilidad…
Además, en los períodos de estrés, podemos sufrir una mayor caída del cabello (efluvio telógeno), porque los folículos pilosos sufren una especie de shock, que provoca que el porcentaje de cabellos que están en fase de caída (telógena) se dispare del 10 al 20%. Si se considera normal perder entre 50 y 100 cabellos diarios, en estos períodos esta cantidad se duplica. Si tenemos bajo control el detonante del estrés, la caída es recuperable y se reduce en un plazo de entre 3 y 6 meses.
Cómo frenar el estrés postvacacional
No podemos evitar que aparezcan en nuestra vida episodios que disparen nuestros niveles de estrés, pero sí podemos incluir ciertos hábitos que nos ayuden a reducir sus efectos.
- Gestionar los nuevos desafíos con un enfoque positivo, organizando las tareas y prioridades y metas alcanzables.
- Darnos tiempo para adaptarnos a la rutina. Así, podremos ganarle la batalla al estrés y a la frustración y disfrutar del proceso de hacer los retos realidad
- Seguir una dieta sana y equilibrada, con un alto contenido en proteínas, minerales y vitaminas. Tras las navidades, nuestro cuerpo necesita volver a las rutinas de alimentación.
- Mejorar la calidad del sueño. Para sentirnos con energía, es fundamental establecer rutinas de descanso e intentar dormir 8 horas al día.
- Hacer ejercicio de forma regular. No queremos metas para lograr grandes resultados a corto plazo, porque podemos lesionarnos y aumentar nuestros niveles de estrés y frustración. La cuestión es disfrutar de los beneficios que tiene a nivel mental y físico el deporte y escoger la modalidad que más nos guste.
- Enriquecer nuestras rutinas de cuidado, apostando por productos específicos para parar la caída del cabello.
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