Aunque durante muchos días no lo haya parecido, estamos en invierno, en la época más fría del año. Y la piel requiere de unos cuidados precisos en esta estación para hacer frente a las bajas temperaturas. Cuando baja el mercurio, sacamos con celeridad las piezas más abrigadas del armario y nos colocamos las camisetas y los leggins térmicos, el gorro, los guantes y las mejores bufandas. Pero ¿qué pasa con el cutis? Repasamos las claves de cuidar nuestra piel en invierno.
Efectos del frío en la piel
Si la radiación solar promueve el envejecimiento de la piel, por los radicales libres, si estamos expuestos de forma constante a temperaturas gélidas el cutis también notará cómo se multiplican los signos de la edad. La Dra. Pérez Sevilla, cirujana maxilofacial y experta en medicina estética facial asegura que » la piel tendrá menos irrigación«, provocando una alteración de la barrera hidrolipídica. En este contexto, las rojeces, las descamaciones y el picor se hacen más presentes y las enfermedades dermatológicas pueden empeorar. Por eso, es fundamental consultar con un especialista para saber el mejor tratamiento.
Inmaculada Cantera, directora de Cosmeceutical Center, también pone luz sobre este tema: «al generar una mayor fragilidad capilar (…) la piel esté más apagada y menos elástica», una situación que « retrasa el ciclo de la renovación celular y aumenta la sensibilidad de la piel”.
Y para combatir las bajas temperaturas, subimos la calefacción, lo que aumenta la irritación y la sequedad de la piel, que se manifiesta en mayor medida en la zona de los labios, el lateral de la nariz y las manos. Las pieles sensibles son especialmente vulnerables a los efectos que conlleva el invierno en la salud cútanea lo que provoca mayor enrojecimiento y aspereza de la piel, así como picor.
Cómo debemos cuidar la piel del frío
Las bajas temperaturas, el abuso de la calefacción y las rachas de viento se fusionan durante los meses más fríos del año poniendo en jaque la salud de nuestra piel. ¿Qué podemos hacer? Repasamos las claves del cuidado de la piel en la estación:
El dúo indispensable: limpieza e hidratación. Es fundamental mantener una rutina diaria de limpieza, con jabones adecuados y sin excedernos en la exfoliación. Garantiza, también, una correcta e intensa hidratación, tanto por la mañana como por la noche, con productos adecuados a nuestra piel, para combatir la sequedad del uso de la calefacción y el producido por el contraste brusco de temperaturas de interiores y exteriores.
Cuida de tu alimentación. Seguir unos hábitos alimentarios saludables y un buen estilo de vida también influyen en la condición de la piel, por ello es importante una ayuda micronutricional con suplementos tipo aceite de onagra, zinc y Omega 3. Es fundamental para garantizar la salud por dentro y por fuera beber dos litros de agua al día.
Protege la piel de la radiación solar. Aunque no haya sol y haga frío es fundamental emplear un fotoprotector de amplio espectro y reaplicar cada dos horas, para proteger el cutis de la radiación, sobre todo en las horas centrales del día y si la exposición es prolongada. Es especialmente esencial apostar por la fotoprotección cuando vamos a esquiar a la nieve por la intensidad de la radiación, la relación entre la latitud (la distancia de nuestro punto con el meridiano) y la altitud (es decir, la altura). Así, los rayos ultravioleta ganan incidencia a medida que ganamos altura, en concreto, cada 300 metros aumentan un 4% los niveles de radiación solar. Además, la nieve refleja el 85% de los rayos ultravioleta, multiplicando exponencialmente su incidencia en la dermis.
Atención a los ojos sensibles al frío. Con el frío, los ojos más sensibles tienden a lagrimear, resecando el contorno de ojos.
Mima los labios. Los factores externos del invierno, como el frío, la sequedad, el viento y los cambios bruscos entre el interior y el exterior hacen que los labios sufran. Eso provoca que envejezcan más rápidamente. La piel de los labios es mucho más delicada y fina que la del resto de la cara, no tiene melanina y, está más expuesta a los rayos solares. ¿Qué necesitan los labios? Hidratación y protección.
Seis aliados para cuidar la piel en invierno
Sensibio Defensive serum, de Bioderma. Un serum específico para piel sensible y sensibilizada que actúa simultáneamente sobre las causas y los efectos del envejecimiento prematuro. Su tecnología Defensive fortalece los mecanismos de defensa de la piel, mientras que ingredientes como el ácido hialurónico y la vitamina E proporcionan una doble acción calmante y antioxidante. Su precio: 29,95€/30ml
Double Serum Textura Ligera, de Clarins. La nueva textura universal del emblemático Double Serum es ideal para las pieles mixtas y grasas y regenera la piel, la protege, aumenta su hidratación, nutrición y oxigenación. El cosmético, con 21 extractos de plantas se basa en el sistema de escucha de las células, gracias al cual logra optimizar el correcto funcionamiento de las 5 funciones vitales de la piel. Su precio: 129,50€/50ml
Endocare Renewal Contorno de Ojos, de Cantabria Labs, es un tratamiento de noche con retinol puro encapsulado en glicoesferas, que reduce las líneas de expresión de la zona de los ojos y el labio superior y las arrugas perioculares. El cosmético consigue renovar la piel y mejorar la textura y la firmeza, con máxima tolerancia de la piel. Haloxyl® y cafeína, con acción vasoconstrictora y antioxidante, contribuyen a unificar el tono de la piel. Su precio: 54,85€/15ml
Eight Hour Cream, de Elizabeth Arden. Bálsamo que suaviza, repara, protege y alivia la piel en cada situación. Este tratamiento equilibra las pieles agredidas, arregla las cejas, aporta un toque de brillo a las mejillas, suavizar las manos secas y cuidar las cutículas, entre otras muchas cosas. Su precio: 37€/50ml
Solar Stick Labial, de Avène. Diseñado para pieles sensibles, protege los labios de la radiación solar, evitando que se agrieten, con un filtro SPF 50. Además, hidrata intensamente la piel fragilizada durante la exposición solar prolongada. Permite luchar eficazmente contra los efectos nocivos de los radicales libres responsables del envejecimiento de la piel.