Las olas de calor nos han condenado a vivir unas buenas noches toledanas este verano. Los suspiros, los lamentos y las visitas por la casa se han convertido en protagonistas de algunas jornadas nocturnas. El “no puedo dormir con tanto calor” se ha respondido con un “este calor no me deja dormir”… Aparte de quejarnos, podemos encontrar soluciones: repasamos los mejores consejos para conciliar el sueño con el calor.
El sueño y el calor, enemigos íntimos
Las noches de verano han sido verdaderas procesiones de insomnio, con demasiadas miradas al móvil, varias visitas al lavabo y a la cocina… Las batallas contra los mosquitos catapultan unas noches en las que descansar es misión imposible y eso se refleja en nuestra falta de energía.
¿Cuál es el sueño idóneo? Según los expertos, para despertarnos con las pilas cargadas por la mañana, es imprescindible atravesar las fases de sueño profundo y REM. En concreto, pasar por 4 ciclos de sueño de 90 minutos cada uno, lo que equivale a 6 horas por noche, en cualquier época del año.
Los 18 grados es la temperatura idónea para conciliar el sueño. Y es que cómo hemos agradecido, las noches en las que refresca un poquito, y nos tapamos con las sábanas. Cuando el mercurio se dispara, el organismo no consigue enfriarse. Y no solo eso: con el aumento de nuestra agenda ociosa, nos vamos a dormir más tarde, tras la ingesta de bebidas alcohólicas y comidas copiosas lo que también hace más difícil conciliar el sueño con calor. Además, como abrimos las ventanas para estar más fresquitos, no solo se cuela el aire, sino también los ruidos que proceden de las calles más ociosas.
Cinco consejos para conciliar el sueño con calor
Fija un horario veraniego para acostarte. Uno de los puntos más atractivos del verano es el poder de flexibilizar las rutinas, también las de sueño. Sin embargo, para conciliar el sueño con el calor de la forma más fácil, es importante acostumbrar al cuerpo a unas dinámicas, aunque nos levantemos y acostemos más tarde que cuando vamos a trabajar (¡nada más faltaría!. Así lograremos regular la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
Descansa en una habitación ventilada y con sábanas ligeras. Una doble ventilación logrará una habitación fresca y con nivel de humedad saludable (entre el 40 y el 60%). Para ello, es fundamental mantener las ventanas, las persianas y las cortinas bien cerradas, para frenar el paso al calor al dormitorio. También es importante escoger bien la ropa de cama: apuesta por sábanas de lino y algodón natural, que nos regalan un efecto refrescante en los días cálidos. Y no hay nada más agradable que taparte en verano, y así de paso te proteges de las corrientes de aire de las ventanas abiertas, del ventilador y del aire acondicionado.
Antes de dormir, nada de emociones fuertes y deporte. Aunque por el calor, la hora recomendada para hacer deporte se va retrasando hasta la noche, cuando refresca, no es un buena actividad para conciliar el sueño con el calor. El ejercicio dispara el nivel de cortisol en sangre, lo que nos hará estar más despiertos por la noche, y será más difícil encontrar la calma.
Mantén una buena hidratación y las bebidas templadas, mejor que frías. Es curioso: cuando hace mucho calor, pensamos que las bebidas cuanto más frías mejor, casi congeladas, a poder ser, para refrescarnos… y resulta que es al contrario. A pesar de que ingiera la bebida muy fría, el cuerpo la calienta en un proceso de absorción que genera más calor. Y ya habrás comprobado que, por muy buenas que estén muchas bebidas, nada quita la sed como el agua: bebe dos litros al día de agua, no hay mejor base para una buena salud.
Para ducharse la misma filosofía. Tampoco una ducha de agua fría es la mejor decisión para quitarnos del cuerpo el calor; cuando está en contacto con el agua a baja temperatura, el organismo se activa para la temperatura ideal (medio grado más baja por la noche que en verano) y eso genera más calor. Y hacerlo trabajar de más, no es llenarlo de calma. A un cuerpo activo le cuesta dormirse.
Y tres claves más para dormir en verano.
Consume alimentos ligeros y ricos en proteínas.. La digestión consume mucha energía, lo que provoca más calor y pone en jaque el reto de tener buen descanso nocturno. Así que mejor no comer nada pesado al menos tres horas antes de acostarte. Sí que son buenos compañeros alimentos ligeros y ricos en proteínas, que contienen aminoácido triptófano, un precursor de la melatonina, la hormona del sueño.
Evita las bebidas alcohólicas
Que ya sabemos que de vacaciones, nos apetecen unas cervecitas, una copa de vino o un mojito… y que en los espacios de socialización el alcohol está demasiado presente. Debes saber que no es bienvenido si quieres conciliar el sueño con calor. Y es que este tipo de bebidas no favorecen descansar bien: el cuerpo esté revuelto y sufre deshidratación.
Expulsa las fuentes de calor de tu dormitorio
Fuera del dormitorio móviles, ordenadores y otros dispositivos electrónicos. Irradian calor, aunque de forma mínima, pero… ¿Por qué no evitarlo en plena ola de calor y evitar más factores que aumenten la temperatura? Además, es momento de conectar con una buena lectura y desconectar de las pantallas.