Conmemoramos el Día Mundial de la Alimentación con 9 gestos para cuidar de ti y del planeta

Desde hace 45 años, el 16 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Alimentación, una efeméride que fijó en el calendario la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Casi medio siglo después, la conmemoración sigue siendo fundamental para concienciar sobre la necesidad de erradicar el hambre y promover sistemas alimentarios sostenibles. Hoy hablamos de todo ello en el Día Mundial de la Alimentación, porque no hay belleza sin salud y queremos cuidarnos mucho. 

Desafíos del Día Mundial de la Alimentación

No nos hemos olvidado que estamos en un espacio de divulgación de contenido beauty, pero es que es fundamental que hablemos de alimentación. En primer lugar, porque es imprescindible y urgente trabajar en colaboración para erradicar el hambre que sufren muchas personas, a través de la sensibilización, el compromiso político y la acción comunitaria. 

Otro reto fundamental es reducir el desperdicio de alimentos, desde la producción hasta el consumo, porque se calcula que un tercio de los alimentos en el mundo se pierde o desperdicia. ¡Y no puede ser! Debemos asumir el reto de fomentar sistemas alimentarios sostenibles para respetar el equilibrio ecológico y garantizar que los recursos naturales llegan a las generaciones futuras. 

¿Y qué podemos hacer? Los avances tecnológicos nos pueden ayudar a transformar la industria alimentaria, fomentando la productividad y mejorando el acceso a alimentos nutritivos. Pero no podremos avanzar del todo sin concienciación sobre hábitos alimentarios. Se promueve una mayor comprensión sobre de dónde vienen los alimentos, qué beneficios tienen y cómo podemos tener un papel activo en las dinámicas positivas en consumo y producción de alimentos.

9 gestos para una alimentación saludable y sostenible

Llegados a este punto toca preguntarnos: ¿Cómo podemos contribuir a mejorar nuestra alimentación en sintonía con las necesidades del planeta? A continuación, te planteamos nueve gestos con los que puedes transformar tu rutina y apostar por una alimentación saludable y sostenible. 

Incorpora más alimentos locales y temporada. Ahora parece que podemos comer cualquier producto en cualquier momento, que hemos dejado atrás las temporadas de las frutas y verduras, pero el resultado no acaba de ser el esperado. Y es que tenemos que respetar los tiempos de la naturaleza para estar en sintonía con los nuestros. Consumiendo productos de temporada y de proximidad consigues disfrutar de alimentos frescos y nutritivos y reducir la huella de carbono, evitando el transporte de larga distancia y los embalajes. 

Suma más frutas y verduras porque son esenciales para la salud. Su producción necesita menos recursos naturales que la carne y son opciones más sostenibles. 

Reduce el consumo de carne. Sin afán de intentar sentar cátedra, pero sí con los datos en la mano, hay que reseñar que al reducir la carne roja logramos disminuir su impacto ambiental y las emisiones de gases de efecto invernadero. Las legumbres y los frutos secos son fuentes de proteínas muy interesantes. 

Consume pescado, pero de manera responsable. Por ejemplo, si eliges pescado de pesquerías sostenibles, con el sello Marine Stewardship Council estarás contribuyendo a preservar los ecosistemas marinos y garantizando que las poblaciones no se agoten. 

Da prioridad a los productos ecológicos. ¿Por qué? Porque son cultivados sin pesticidas y sin fertilizantes sintéticos, y porque marcan la diferencia con los que no lo son. 

Evita el desperdicio alimentario. Intenta reducir al máximo el desperdicio de comida, sobre todo si es por mala organización, porque hay que darle valor a los alimentos (piensa que muchas personas no tienen la suerte de tener su alimentación cubierta) y porque se pierden un montón de recursos valiosos. Planifica tus comidas, compra solo lo que necesitas, almacena adecuadamente los productos y apuesta por la creatividad para que se vaya al cubo de la basura lo mínimo.

Prefiere alimentos integrales y mínimente procesados, es decir, como granos enteros, legumbres y frutos secos, porque son beneficiosos para la salud y tienen menos huella ecológica. Los alimentos ultraprocesados son fuentes de azúcares añadidos, grasas saturadas y aditivos y suponen un alto impacto ambienta por el envasado y los procesos.

Apoya prácticas agrícolas sostenibles. Así estarás ayudando a los productos que apuesten por la sostenibilidad, a través, por ejemplo, de la agricultura regenerativa, promoviendo la salud del suelo, protegiendo la biodiversidad y reduciendo el consumo de agua.

Utiliza envases reutilizables y compra a granel para reducir la generación de plásticos. La visita al mercado siempre con carro o bolsas que tengas en casa, de rafia o tela, que se puedan utilizar un millón de veces.

Salir de la versión móvil