Dormir bien es clave para la salud, el descanso… ¡y también para la belleza! Más allá de dormir Aunque solemos centrarnos en la rutina nocturna o en la funda de la almohada, hay un factor que muchas veces pasamos por alto: las posturas para dormir. Sí, la forma en que colocas tu cuerpo durante la noche puede influir directamente en el estado de tu piel, la aparición de arrugas y la pérdida de firmeza.
Y es que mientras dormimos, la piel se regenera, pero también puede sufrir fricciones, pliegues y presiones que a largo plazo se traducen en marcas, deshidratación o líneas prematuras. Esto ocurre tanto en el cuerpo como en el rostro, especialmente si duermes boca abajo o de lado. Aquí te contamos cuáles son las posturas más recomendables para mejorar la piel y evitar arrugas corporales y faciales… y qué hábitos puedes adoptar para despertar cada día con mejor cara (y cuerpo).
¿Por qué importa tanto cómo duermes?
Durante la noche, permanecemos en la misma posición durante horas, lo que puede favorecer la formación de pliegues cutáneos en zonas como el escote, el cuello, la cara o los muslos. Si esa fricción o presión se repite noche tras noche, puede dejar una huella real en la piel.
Las arrugas del sueño en el rostro suelen aparecer en la mejilla que apoya contra la almohada, en la frente, en el contorno de ojos o en la zona del entrecejo. A diferencia de las arrugas de expresión, estas se deben al contacto y a la presión constante.
Además, algunas posturas dificultan la correcta circulación sanguínea o linfática, lo que se traduce en retención de líquidos, hinchazón o pérdida de elasticidad en ciertas zonas.
Estas son las mejores posturas para dormir y cuidar tu piel
Sabemos que es muy complicado, porque nos acostamos de una forma y durante la noche no es fácil controlar nuestras posturas, pero estas serían las más adecuadas… Te explicamos por qué y te regalamos algunos consejos o alternativas…
1. Boca arriba: el clásico antiarrugas (también facial)
Dormir boca arriba es, sin duda, la mejor postura para prevenir arrugas en el rostro, el cuello y el escote. Al evitar el contacto directo con la almohada, no hay fricción ni compresión. También favorece la alineación cervical y ayuda a que los productos cosméticos actúen sin obstáculos.
Consejo extra: utiliza una almohada que mantenga el cuello alineado y una funda de satén o seda para reducir la deshidratación y la fricción facial.
2. De lado… con matices
Es la posición más común y puede ser cómoda, pero no es la más favorable para la piel. Dormir de lado puede marcar arrugas tanto en el rostro (especialmente en mejillas y frente) como en el escote, además de provocar retención en la pierna inferior.
La alternativa: si no puedes evitar dormir de lado, cambia de lado con frecuencia y usa un cojín entre las rodillas para alinear la columna. Puedes optar también por una almohada facial ergonómica que minimice la presión en el rostro.
3. Piernas elevadas: adiós hinchazón
Dormir con las piernas ligeramente elevadas (poniendo un cojín bajo las pantorrillas o pies) favorece el retorno venoso y previene la hinchazón en tobillos y gemelos, sobre todo en verano. Es ideal para mujeres con tendencia a la retención de líquidos.
Tip de belleza: acompaña esta postura con un gel frío descongestivo antes de dormir y verás los resultados al despertar.
4. Brazos a lo largo del cuerpo: para evitar pliegues
Dormir con los brazos cruzados, flexionados o bajo la almohada puede generar pliegues en axilas, brazos o pecho. En cambio, mantenerlos a lo largo del cuerpo, relajados, evita compresiones innecesarias.
Consejo: si tiendes a dormir con los brazos mal colocados, prueba almohadas de cuerpo entero que te ayuden a mantener una postura correcta.
Postura, tejidos y rutina: el trío ganador
Además de cuidar cómo duermes, puedes reforzar la protección de tu piel durante la noche con algunos aliados extra:
-
Funda de almohada de satén o seda: reduce la fricción en la piel del rostro y el encrespamiento del cabello.
-
Pijamas cómodos y transpirables: evita que marquen la piel o dificulten la circulación.
-
Hidratación nocturna: aplica crema o aceite corporal y facial antes de dormir, insistiendo en escote, cuello y mejillas.
-
Drenaje linfático facial o corporal suave: si lo haces antes de acostarte, ayudarás a desinflamar y a relajar la piel.
Dormir bien… y bonito
La belleza del sueño va más allá del descanso. Elegir la postura adecuada para dormir no solo mejora cómo te sientes al despertar, sino también cómo se ve tu piel a lo largo del tiempo. Pequeños gestos cada noche pueden marcar una gran diferencia en el futuro. Porque sí: hasta dormir puede ser un acto de autocuidado… y también de prevención antiarrugas.