El maquillaje de verano sólo tiene una clave: menos es más. El calor y el sudor alteran el maquillaje habitual, por lo que los productos deben adaptarse a las condiciones climáticas, igual como deben cambiar las texturas de los cosméticos según la época del año. El maquillaje veraniego presenta fórmulas con texturas frescas y ultrafinas para no «taponar» la piel y que ésta respire libremente. Ésta es una de las claves para que el sudor no haga acto de presencia y altere el maquillaje, ya que la humedad provoca que éste se deshaga y se desplace. También por ello muchos de los productos son resistentes al agua (waterproof), aunque no se trata de que sean resistentes en el mar o las piscinas, sino al sudor y las lágrimas.
Al escoger el fondo o base de maquillaje hay que tener en cuenta el tono de piel actual, que suele estar un poco más morena, así como que contenga filtros solares que protejan la piel de los rayos ultravioleta, algo que también debería tenerse en cuenta el resto del año. Y, aunque la mejor base de maquillaje es la que no se nota, en esta época sí puede escogerse un producto que incremente el «efecto moreno», tanto en el rostro como en las zonas a la vista: cuello, escote, brazos y piernas. Este efecto también se potencia con uno de los productos más ligados al verano: los polvos de sol, que dejan la piel luminosa y bronceada. Los polvos de sol pueden usarse directamente sobre la piel sin necesidad de aplicar base. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que si se aplica ésta o una crema hidratante, hay que esperar a que la piel esté seca para evitar la formación de grumos, ya que la principal característica de los polvos actuales es proporcionar transparencia, evitando el antiguo efecto «careta terracota», que dejaba la piel seca, tirante y taponada. Actualmente, la mayoría cuenta con activos hidratantes. Los polvos deben aplicarse con brocha gorda por todo el rostro y las zonas visibles y, después de una primera pasada, aplicar de nuevo sobre aquellas zonas en las que el sol incide más, como la nariz, la frente y los pómulos, para intensificar el efecto bronceado o «golpe de sol». Un efecto parecido causan los maquillajes en gel para cara y cuerpo, de textura muy fresca y agradable y que proporcionan un color brillante y sofisticado. También son típicos de esta época los maquillajes waterproof, debido a su resistencia al agua. Se calcula que son impermeables durante 90 minutos de contacto con el agua, por lo que hay que tenerlo en cuenta las noches de verano, especialmente si se suda en exceso.
También hay que tener en cuenta que el maquillaje puede intensificar o embellecer el bronceado, pero nunca hay que intentar suplirlo con él. Las pieles claras, que enrojecen fácilmente con el sol y no suelen ponerse morenas, pueden usar en verano una base de maquillaje con un tono de bronceado sutil y transparente. Hay que huir de los marrones, cobres, terracotas, etc., que crean un «efecto careta». Lo ideal es recurrir a geles transparentes con partículas doradas y polvos de sol, también en tonos dorados. Una piel morena y bronceada, por su parte, suele tener en verano problemas de deshidratación, por lo que lo más importante es aportarle uniformidad y brillo. Lo adecuado es una base de maquillaje en el mismo tono que la piel, muy hidratante. Sobre ella, puede aplicarse polvos de sol y unos toques de colorete en un tono melocotón o terracota claro en los pómulos, para dar un efecto de contraste y salud.
En la playa o la piscina no conviene usar maquillaje. Además de que puede deshacerse al mojarse con el agua o el sudor, si la piel está limpia aprovecha mucho mejor los beneficios del agua de mar y los rayos del sol. Si, aún así, se opta por usar maquillaje, debe escogerse una base con filtro solar SPF 15 como mínimo y resistente al agua (waterproof). El lápiz de ojos y la máscara de pestañas también deben ser waterproof, y es mejor utilizar el lápiz para dar sombra que recurrir a las tradicionales, que pueden desplazarse o deshacerse. En los labios, escoger un brillo con protección solar.