Todos debemos protegernos de los rayos ultravioletas del sol. Pero hay personas que necesitan una mayor protección: los niños y los ancianos. La piel de ambos es mucho más débil que la de los adultos y está más desprotegida frente a la radiación solar. Además, no suelen usar fotoprotectores por sí solos, por lo que hay que estar muy pendientes de que los utilicen y aplicárselos en caso de que no lo hagan.
La piel de los niños y de los ancianos está especialmente desprotegida frente a las radiaciones solares. Por razones diferentes, obviamente. A los adultos nos toca ayudarles a conservarla sana.
Los bebés y los niños merecen capítulo aparte en la protección solar. Su piel aún no ha desarrollado los mecanismos de defensa ante los rayos ultravioletas, algo que no finalizará hasta la pubertad; la distribución de los melanocitos (células productoras de melanina) es diferente a la del adulto y su pigmentación es más débil, por lo que es más vulnerable a los daños que la de los adultos. También su sudoración y secreción sebácea es insuficiente para mantener la piel lubricada y el film hidrolipídico estable. Así, en las mismas condiciones, se calcula que un niño recibe tres veces más radiación que un adulto .
Además, se afirma popularmente que la piel tiene memoria solar, y es cierto ya que entre el 50% y el 80% de los daños causados por los rayos ultravioletas (UV) se producen durante la infancia y la adolescencia. Asímismo, una eficaz protección durante la infancia disminuye en un 60% el riesgo de cánceres cutáneos en la edad adulta, ya que el 50% de la dosis acumulativa de rayos ultravioletas se ha recibido antes de los 18 años y se sospecha que gran parte de los tumores de piel tienen su origen en fuertes quemaduras solares sufridas en la infancia. Los expertos afirman que sin protección, antes de los 16 años el 80% del capital solar puede llegar a agotarse. Pero, ¿qué es exactamente el capital solar? Se suele definir como la «memoria solar» de la piel y corresponde a la cantidad total de rayos solares que cada individuo puede recibir a lo largo de su vida sin riesgo de desarrollar un cáncer de piel. Así, los golpes de sol recibidos durante la infancia disminuyen el capital solar y aumentan el riesgo de cáncer en la edad adulta. Por eso es esencial evitar las exposiciones al sol sin protección y, por supuesto, las insolaciones.
Además de usar un factor de protección adecuado, siempre muy alto (SPF 50), hay que tener algunas precauciones. Por ejemplo, la cantidad de fotoprotector que debe aplicarse para garantizar la seguridad es de dos miligramos por centímetro cuadrado de piel. Aplicar menos, como 0,5mg/cm2 de piel, garantiza menos de un 3 de factor de protección. Los datos científicos están muy bien, pero ¿cómo calcularlo? Algunos productos solares para niños se presentan con color para comprobar que toda la piel está cubierta de crema, color que desaparece al ser absorbida. Pero si no se dispone de este tipo de fotoprotectores, hay que aplicar la regla del «mejor que sobre que no que falte» y embadurnar bien a los niños por todas partes.
Por norma, los dermatólogos recomiendan no exponer al sol a los bebés menores de tres años; no exponer a los niños entre las 11 y las 16 horas; protegerlos con filtros solares pero también con camiseta, sombrero y gafas; aplicar el producto solar 30 minutos antes de la exposición, para que se absorba bien y los filtros puedan funcionar correctamente; reaplicar el protector cada dos horas y después de cada baño, en abundancia y en todas las zonas: cara, orejas, pies y nuca incluida; y dar agua al niño de forma regular para evitar la deshidratación. Medidas que hay que tomar no sólo en la playa, sino también en el campo, de paseo, en la montaña, y aunque esté nublado: los UV llegan igual a la piel, por lo que hay que usar protector solar. Y, en este caso, la Asociación Española de Dermatología y Venerología (AEDV) lo tiene claro: protección 50+ siempre.
Niños a salvo
Las recomendaciones de los dermatólogos para los niños son muy claras:
. Los menores de 3 años no deberían tomar el sol directamente, ya que su piel es inmadura
. Evitar la exposición al sol en horas de máxima radiación (de 11,30 de la mañana a 16,30 de la tarde)
. Escoger un fotoprotector de índice alto, sobretodo en las primeras exposiciones, y controlar el tiempo de exposición, el fotoprotector no debe utilizarse para exponerse más tiempo al sol
. Aplicar el protector solar abundantemente media hora antes de la exposición para garantizar que se absorbe y repetir la aplicación cada dos horas y después de cada baño
. Proteger la piel del niño con camisetas, pantalón y gorros secos, ya que si están mojados disminuye la fotoprotección
. Dejarlo correr y jugar. Moverse conlleva menos riesgos que estar inmóvil al sol
. Dar de beber agua regularmente para evitar la deshidratación y el golpe de calor
. La protección total o «pantalla total» no existe. Todos los protectores solares dejan pasar cierta cantidad de rayos ultravioletas, incluidos los 50 +
Ancianos también
Las personas mayores son otro de los grupos de gran riesgo frente al sol. Su piel recuerda todas las quemaduras sufridas en estos años de falta de protección y ahora es más débil precisamente porque está envejecida: tiene arrugas, manchas, es fina y seca. Además, el consumo de algunos medicamentos hace que la piel manifieste reacciones de intolerancia. Todo ello aumenta las posibilidades de sufrir quemaduras solares, tal como advierte la AEDV, que considera que el envejecimiento de la piel es un asunto que merece la atención de los afectados, sus familias y las autoridades sanitarias. Según la AEDV, las cremas hidratantes especiales para cada zona del cuerpo son indispensables para los ancianos, independientemente de tenerla o no en mal estado, al igual que es necesario usar ropa y calzado adecuados a los cambios climáticos. También recomienda consultar una vez al año con el dermatólogo en caso de tener la piel sana y cada seis meses si está envejecida, así como inmediatamente si se aprecian cambios en algún lunar o la aparición de lesiones en la piel.
La piel tiene dos formas de defenderse de la radiación solar: la activación de la melanina, el pigmento que proporciona el bronceado, y aumentar su grosor, cuanto más gruesa es, mejor protegida está. La sobreexposición al sol, o la exposición sin protección, causa pues un engrosamiento de la piel, una reacción defensiva que aumenta de forma visible el grosor de la capa córnea y la convierte en áspera y rugosa al tacto. Los rayos infrarrojos deshidratan la piel y la tornan seca, dilatando los capilares, elevando la temperatura y causando congestión cutánea. A la deshidratación le sigue la descamación abundante, eliminando células córneas de forma visible, algo que en condiciones normales no llega a apreciarse. A largo plazo se acelera el envejecimiento cutáneo, ya que los rayos ultravioletas pueden llegar a causar cambios estructurales en el ADN celular, alterando el tejido conjuntivo, especialmente las fibras de colágeno que se vuelven rígidas, un proceso conocido como elastosis cutánea. Todo ello se traduce en arrugas y manchas pigmentarias.
La piel del rostro, la más fina y más expuesta, es la que muestra signos de envejecimiento antes que otras. La edad agrava su situación: A los 50 años la piel ha perdido el 30% de su espesor y los cambios hormonales provocan que la producción de melanina se desorganice. El resultado es un cutis demasiado fino y vulnerable para exponerse al sol sin protección. Algo que se refleja en las encuestas: El 36% de las mujeres declara tener la piel muy sensible al sol o presentar alergias solares (datos facilitados por Vichy).
Así, pues hay que tener en cuenta que la piel de las personas mayores está bastante desorganizada debido al envejecimiento cutáneo y es proclive a la aparición de manchas y quemaduras que pueden degenerar en cáncer de piel. Hay que evitar las exposiciones prolongadas en las horas de máxima radiación y recurrir a las sombrillas y los sombreros.
Hay que proteger el rostro con un cosmético adecuado a sus necesidades, de un índice solar más alto que el cuerpo y todos los días del año, ya que la exposición solar es continua. Algunas cremas hidratantes y de tratamiento ya contienen filtros solares, aunque no suelen superar el SPF 15 y los dermatólogos recomiendan que el índice de protección se sitúe como mínimo sobre el 20, ya que un índice menor no es suficiente. Hay que pensar, además, en reaplicar la crema a lo largo del día.
Fotoprotectores para niños
• Leche 50+ Niños, de Eau Thermale Avène. Protección muy alta sin parabenos, ni perfume. Su fórmula renovada es muy resistente al agua y posee protección UVA (19 €).
• Leche Solar Niños Swim & Play, de Nivea. Proporciona una protección inmediata y eficaz para la delicada piel del niño en cara y cuerpo. Su combinación defiltros UVA/UVB protege de manera segura contra las quemaduras solares y los daños en la piel a largo plazo (13.30 €).
• Kids Micropigment Sun Lotion SPF 25, de Eucerin. Loción solar infantil con filtros físicos y sin perfume, que protege la piel infantil de las quemaduras y los daños a largo plazo causados por el sol. Es resistente al agua y posee un pigmento para ver dónde se ha puesto el fotoprotector, pasados unos segundos el color desaparece (14 €).
• Spray Hidratante Coloreado para Niños 50+, de Soltan. De fácil aplicación, este protector 50+ es tan resistente al agua que al menos el 50% del SPF permanece al cabo de 80 minutos de inmersión en el agua. Está coloreado para extenderlo uniformemente sin olvidar ninguna parte del cuerpo (17,50 €).
• Leche Spray Solar 50+, de Chicco. De rápida absorción, resistente al agua y sin perfume, contiene filtros solares orgánicos-minerales responsables de proteger a los pequeños tanto de los rayos UVA como UVB. Testado en pieles sensibles (13,65 €).
• Fotoprotector 50+ proteccion medusas, de Denenes. Protector solar de alta protección inhibidor de la picadura de medusas. Su fórmula basa su eficacia en un principio tan sencillo como el hecho de que una medusa no pica a otra medusa (13,90 €).
• Leche Niños SPF 30, de Delial. Protección contra los rayos UVB y UVA gracias al sistema de filtros fotoestable patentado con Mexoryl SX+ Mexoryl® XL. Protección contra las quemaduras solares, previene de los daños cutáneos debido al sol para preservar la salud de la piel a largo plazo. Acción hidratante prolongada a lo largo de toda la exposición gracias al complejo hidratante con extracto de cactus y vitamina E.
• Leche Dermopediatrics 50+, de La Roche-Posay. Protección UVA gracias al sistema de filtros Mexoryl® SX y Mexoryl® XL. Su textura líquida es fácil de aplicar, resistente al agua, la arena y a la transpiración (20,75 €).
Fotoprotectores para personas mayores
Puedes descubrir algunos de los mejores fotoprotectores para personas mayores, así como otros consejos para cuidar la piel de los efectos negativos del sol en nuestro post: ¿Que índice de protección solar necesito?
Greate article. Keep posting such kind of information on your site.
Im really impressed by your site.
Hi there, You have performed an excellent job. I will definitely digg it and individually recommend to
my friends. I am sure they’ll be benefited from this web site.
Thank you for your feedback. Greetings
Como siempre, un artículo muy interesante y magnífico. Hacéis un gran trabajo recopilando toda esta información que luego nos transmitís.
En concreto este artículo me ha parecido muy educativo, ya que tengo una niña de casi tres añitos y creía que me excedía a la hora de embadurnarla con la crema solar. Veo que toda precaución es poca.
Gracias. Un beso muy grande chic@s.