Diferencias entre las pieles sensibles y las alérgicas

¿Es lo mismo una piel sensible que una alérgica? ¿Qué las diferencia? ¿Hay que tratarlas de la misma manera? ¿Cómo puedo saber si sufro una alergia o una intolerancia?

Una de cada dos personas considera que su piel es alérgica y/o intolerante. Una cifra altísima. No pensemos, sin embargo, que la mitad de la humanidad considera que tiene problemas cutáneos: los datos de estas encuestas suelen proceder de los países desarrollados, en los que las alteraciones cutáneas van en aumento, como constatan los dermatólogos a diario en sus consultas.

En Belleza activa, a menudo recibimos consultas sobre problemas cutáneos y, muchas veces, quien las sufre no sabe exactamente si tiene una alergia o una intolerancia. Para arrojar luz sobre el tema, hemos decidido publicar una información sobre que nos parece muy interesante elaborada por los laboratorios La Roche-Posay, especialistas en el cuidado de la piel sensible, y que te reproducimos casi literalmente.

¿Qué es una piel alérgica?

Una alergia es una reacción inmunitaria provocada por un alérgeno, es decir, una sustancia que produce una reacción de sensibilidad extrema (hipersensibilidad) . Más del 70% de las alergias, del tipo que sean, tienen manifestaciones en la piel: rojez, picor, erupciones…

Una alergia presenta siempre dos fases: una primera de sensibilización a un alérgeno, sin síntomas, y posteriormente una segunda fase de expresión retardada con motivo de una nueva exposición al alérgeno, que es cuando se manifiestan los primeros síntomas.

Como explican los alergólogos y dermatólogos, el único medio de evitar las alergias es eludir todo contacto con los alérgenos identificados.

¿Qué es una piel sensible?

La piel sensible, por su parte, engloba más alteraciones cutáneas. Son términos sinónimos de piel sensible: Piel Intolerante, Piel Reactiva y Piel Hiperexcitable.

Una intolerancia cutánea es una respuesta inmediata y concreta de la piel frente a una sustancia irritante. A diferencia de las pieles alérgicas, no implica una reacción inmunitaria, ni una fase de sensibilización previa. Las pieles intolerantes presentan una barrera cutánea constitucionalmente más frágil y están más expuestas, por naturaleza, a las agresiones exteriores provocando un aumento de la sensibilidad cutánea. Se caracterizan por la importancia de lo que se denominan signos subjetivos, es decir, quien la sufre se queja de picores, de sensación de quemazón y de molestias.

Las causas de la piel sensible son fundamentalmente de base genética y ambiental. En esta última, el factor ambiental, encontramos tanto las reacciones provocadas por contacto como aquellas que aparecen sin necesidad de contacto, entre las que se incluyen la baja humedad, los cambios bruscos de temperatura, etc.

Tal como explican desde La Roche-Posay, «hay que tener en cuenta que una parte de los problemas de piel sensible pueden venir derivados del uso de un cosmético inadecuado o de un uso incorrecto del mismo. Por eso, la educación cosmética, es decir la formación en la correcta utilización de los cosméticos, es una herramienta imprescindible para la optimización de los resultados de su uso».

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