Para muchas personas, los destinos preferidos durante el verano son los que están junto al mar. Tras unas semanas en contacto con el agua y la arena, parecemos cargadas de energía, nuestro aspecto es mejor y nos sentimos también en perfecta forma. Este año, en el que necesitamos un chute especial de energía, los destinos junto al mar son una buenísima opción… ¡Disfruta de la talasoterpia!
La talasoterapia basa su eficacia en las propiedades curativas y embellecedoras del clima y del agua marinos. Estos tratamientos proporcionan al organismo yodo, sodio, hierro, magnesio, calcio, etc, elementos esenciales para su buen funcionamiento que el mar contiene en grandes cantidades. También estimula la regeneración cutánea, activa los procesos metabólicos de los tejidos y contribuye a la eliminación de impurezas. La talasoterapia también mejora los cuadros de obesidad, flaccidez y celulitis, favorece las funciones articulares, aporta elasticidad a los músculos y relaja el sistema nervioso.
La talasoterapia no es únicamente agua
Las algas y los lodos marinos completan eficazmente la acción terapéutica del agua de mar por su aporte de yodo y oligoelementos que aceleran los procesos de intercambio de sustancias. El proceso empieza en el mar, donde la alga marina toma del agua todos los elementos (iones marinos) para su nutrición.
Cuando las algas son aplicadas sobre la piel, por ejemplo en forma de envolvimientos, son aceptadas por nuestro organismo ya que el procentaje de oligoelementos, vitaminas y minerales del agua mar es muy similar a nuestro plasma sanguíneo. Las algas son desintoxicantes, reafirmantes, equilibrantes del pH, tonificantes de la musculatura, anti-estrés, anti-fatiga, adelgazantes, oxigenantes y nutritivas.
Los fangos o lodos se aplican también mediante envolvimientos de las zonas afectadas pero añaden al efecto físico, el efecto térmico por su capacidad de mantener la temperatura.
Así deben ser los centros detalasoterapia
Los centros de talasoterapia deben estar situados a una distancia máxima de 1.000 metros del mar, el agua que se utiliza en los tratamientos debe extraída a una distancia de 400 metros y una profundidad entre 4 y 10 metros. De la misma forma que el agua mineral de los manantiales se puede embotellar sin por ello perder sus propiedades mineromedicinales, el agua del mar no mantiene sus propiedades fuera de su entorno natural.
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