El cáncer de mama es una de las enfermedades más frecuentes entre las mujeres, y además de los tratamientos físicos y emocionales que conlleva, el cuidado de la piel durante este proceso es fundamental. La quimioterapia, la radioterapia y otros tratamientos agresivos pueden afectar la piel de forma significativa, provocando sequedad, sensibilidad y descamación. Aquí te explicamos cómo cuidar tu piel durante este difícil trayecto.
¿Por qué se afecta la piel?
Los tratamientos oncológicos, especialmente la quimioterapia y la radioterapia, pueden alterar la barrera cutánea natural. Según la Dra. María Sánchez, dermatóloga en el Hospital Universitario La Paz, “la piel de los pacientes oncológicos se vuelve más sensible, seca y propensa a sufrir irritaciones o dermatitis, debido a los efectos secundarios de los tratamientos. Es esencial protegerla y cuidarla con productos adecuados”. Este debilitamiento de la piel puede generar incomodidad, por lo que adoptar una rutina adecuada es crucial para mantener la salud cutánea.
Consejos para cuidar la piel durante el tratamiento de cáncer
- Hidratación profunda
Mantén la piel hidratada con cremas suaves, libres de perfumes y alcohol. Opta por productos que contengan ingredientes calmantes como la avena o el aloe vera, que ayudan a restaurar la barrera cutánea. La Dra. Laura Gómez, oncóloga del Hospital Vall d’Hebron, recomienda “utilizar productos dermocosméticos formulados específicamente para pieles sensibles, ya que ayudan a reducir la inflamación y a retener la humedad”. Aplícalos por la mañana y por la noche, minutos antes de acostarte. - Protección solar
La piel durante los tratamientos oncológicos es especialmente vulnerable a los daños del sol. Es importante usar protector solar de amplio espectro con SPF 50+, incluso en días nublados o lluviosos. El Dr. Javier Muñoz, especialista en oncología del Hospital Clínic de Barcelona, enfatiza que “la exposición al sol sin la protección adecuada puede exacerbar los efectos secundarios de la radioterapia, como la hiperpigmentación o la quemazón en la piel”. - Evitar duchas muy calientes y productos agresivos
El agua caliente puede resecar aún más la piel, así que lo mejor es optar por baños o duchas con agua tibia. Utiliza jabones suaves y sin sulfatos para evitar irritaciones. Además, trata de secar la piel con toallas suaves y sin frotar, solo dando pequeños toques. Si te envuelves en un albornoz mientras te arreglas, tendrás gran parte del trabajo hecho. - Ropa cómoda y transpirable
Vestir con ropa de algodón suave y holgada permite que la piel respire y evita roces innecesarios, que podrían generar irritación. Evita las prendas ajustadas o sintéticas, ya que pueden incrementar la fricción en áreas sensibles.
Cuidado de las mucosas durante el tratamiento
Además de la piel, las mucosas (tejidos que recubren el interior de la boca, nariz, ojos y otras áreas del cuerpo) también pueden verse afectadas por los tratamientos oncológicos. La quimioterapia y la radioterapia pueden provocar sequedad, irritación y llagas en estas zonas, lo que resulta en una incomodidad adicional.
Según el Dr. Carlos Domínguez, oncólogo del Hospital Gregorio Marañón, “el cuidado de las mucosas es esencial para evitar infecciones y mejorar la calidad de vida del paciente, ya que los efectos secundarios en estas áreas suelen ser molestos y afectan funciones cotidianas como comer o hablar”.
- Hidratación constante. Al igual que la piel, las mucosas necesitan hidratación para mantenerse saludables. Bebe abundante agua durante el día y, si sientes sequedad en la boca, puedes recurrir a enjuagues bucales sin alcohol o saliva artificial para mantener la humedad.
- Cuida tu boca y tus labios. Los labios tienden a resecarse y agrietarse, por lo que es importante utilizar bálsamos labiales hidratantes con ingredientes naturales como la manteca de karité o la cera de abeja. Para la boca, utiliza enjuagues suaves y un cepillo de dientes de cerdas blandas para evitar irritaciones. La dra. Alicia Fernández, dentista oncológica en el Hospital Ramón y Cajal, recomienda “enjuagues bucales con bicarbonato de sodio o suero fisiológico para mantener el equilibrio del pH y prevenir llagas o infecciones en las mucosas”.
- Humedecer las fosas nasales. La sequedad en las fosas nasales puede causar molestias e incluso sangrado. Aplicar soluciones salinas en forma de spray o gotas puede ser útil para mantener esta área hidratada. Además, intenta evitar ambientes secos y utiliza humidificadores en casa si es necesario.
- Cuida la zona ocular. Si notas sequedad en los ojos, puedes usar lágrimas artificiales recomendadas por un oftalmólogo. Evita frotarte los ojos para no irritarlos más y protege la zona con gafas de sol si sientes sensibilidad a la luz.
Mantén una vigilancia constante
El Dr. Domínguez también sugiere que «si las mucosas presentan llagas persistentes o sangrado, se debe informar al médico de inmediato, ya que podría ser necesario ajustar el tratamiento o incluir medidas adicionales para evitar infecciones». El cuidado adecuado de las mucosas no solo alivia el malestar, sino que también ayuda a prevenir complicaciones mayores.
Cuidar tanto la piel como las mucosas durante el tratamiento es fundamental para mantener el bienestar y mejorar la calidad de vida mientras te enfrentas al cáncer de mama.
Cuidado de la piel irradiada
Para aquellas que reciben radioterapia, la piel en el área tratada puede enrojecerse, inflamarse o incluso pelarse. Es fundamental seguir las indicaciones del médico sobre cómo cuidar la zona irradiada. Según el Dr. Antonio Ruiz, radioterapeuta del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), “tras las sesiones de radioterapia, se recomienda utilizar cremas específicas que alivien la inflamación y mantengan la piel hidratada, siempre bajo la supervisión de un especialista”.
Mantener el bienestar emocional también es importante
El cáncer de mama afecta no solo físicamente, sino también emocionalmente. El autocuidado, incluyendo el cuidado de la piel, puede ser una herramienta para sentirte mejor en tu piel y recuperar algo de control en medio del tratamiento. Según la Dra. Isabel Martín, psicooncóloga en el Hospital 12 de Octubre, «dedicar tiempo a tu piel y a tu bienestar puede tener un impacto positivo en tu estado emocional. Las pequeñas rutinas de cuidado personal ofrecen un momento de autocuidado que puede mejorar el ánimo».
Consulta siempre a tu médico
Antes de incorporar cualquier producto o tratamiento a tu rutina de cuidados, es importante consultar con tu equipo médico. Ellos podrán guiarte para elegir los productos más adecuados para tu piel y tu situación específica. No todas las pieles reaccionan de la misma forma y lo que puede funcionar para unas, puede no ser lo mejor para otras.
Cuidar tu piel durante el tratamiento del cáncer de mama es una manera de mimarte, de darte un respiro en medio de un proceso complejo. Mantener una rutina de autocuidado adecuada puede marcar una gran diferencia, no solo en cómo luce tu piel, sino en cómo te sientes contigo misma.