Viajar en avión puede ser un placer… pero no tanto para tu cutis. Si al aterrizar notas la piel apagada, más grasa, con rojeces o incluso algo hinchada, no es casualidad: son cosas que le pasan a tu piel cuando vuelas. Y no hablamos solo de los vuelos largos o del jet lag: el simple hecho de estar varias horas dentro de una cabina presurizada cambia el comportamiento de tu piel.
Así, reacciona tu piel cuando vuelas
Para evitar que el trayecto deje huella en tu rostro, recopilamos con ayuda de expertas en dermocosmética los efectos más comunes y lo que puedes hacer para prevenirlos.
1. La deshidratación se multiplica en las alturas
La altitud y el aire reciclado resecan la piel como pocos entornos. “El cambio de presión incide directamente en la humedad de nuestra piel, que se ve resentida”, afirma Raquel González, cosmetóloga y creadora de Byoode. Además, los aviones suelen llevar durante los trayectos el aire acondicionado a bastante potencia, lo que reduce la humedad ambiental en la cabina y provoca que el equilibrio de hidratación de nuestra piel se pierda”. El resultado es tirantez, sequedad y falta de confort. La solución: sérums ligeros con ácido hialurónico, antes y durante el vuelo.
2. Aparecen brillos por efecto rebote
Ante la anteriormente descrita deshidratación, la piel trata de compensar la falta de humedad generando grasa. “Pero a la piel se le da mejor producir grasa que humedad y en este proceso es posible que genere exceso de sebo”, explica Estefanía Nieto, directora dermocosmética de Medik8. Y así llegan los brillos. “Para evitarlo, veo adecuado exfoliarse la mañana antes de volar con un producto rico, por ejemplo, en ácido salicílico y, antes de volar, hidratar la piel con texturas ligeras que humecten gracias al ácido hialurónico o la glicerina, evitando aquellas fórmulas más nutritivas con manteca de karité, por ejemplo”, aconseja la experta.
3. Rojeces e irritación
En un viaje en avión, la piel no solo reaccionan deshidratándose. “En ciertos casos, la falta de hidratación desencadena rojeces mientras volamos. Esta es una reacción irritativa como respuesta de la piel cuando los niveles de humedad están bajo mínimos. Podría hasta producir picores”, señala Patricia Garín, directora dermocosmética de Boutijour. Ingredientes calmantes como la niacinamida o la centella asiática ayudan a reconfortar la piel sensible tras el vuelo.
4. Hinchazón y sensación de pesadez
La presión en cabina también puede provocar inflamación. “Va muy asociada a la retención de líquidos que se deriva del cambio de presión atmosférica”, explica Mireia Fernández, de Perricone MD. Lo ideal es “hacernos masajes durante el vuelo, por todo el cuerpo, pero también en el rostro, haciendo pequeños ejercicios de drenaje para fomentar la bajada inflamatoria”, y utilizar cosméticos con acción antiinflamatoria, como los péptidos o el cobre.
5. Más exposición a la radiación (y envejecimiento), a largo plazo
Sí, volar también puede acelerar el envejecimiento cutáneo. “La radiación UV es más intensa a determinada altura porque está menos filtrada por elementos como las nubes. Una incidencia solar de este tipo puede afectar a nuestra piel”, advierte Mireia Fernández. Y Raquel González recuerda: “Debemos volar con SPF aplicado, sobre todo en trayectos diurnos”. Incluso desde la ventanilla, el sol pasa factura.
Consejos prácticos para hacerle frente
Ahora que conocemos los efectos de los vuelos en nuestra piel, vale la pena saber qué podemos hacer antes, durante y después de tu vuelo.
Antes del vuelo:
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Exfolia con suavidad y aplica hidratación ligera.
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Usa protector solar de amplio espectro.
Durante el vuelo:
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Rehidrata con brumas o esencias si es un trayecto largo.
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Realiza automasajes para estimular el drenaje linfático.
Después del vuelo:
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Limpia con suavidad, aplica activos calmantes e hidrata intensamente.
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Si lo necesitas, aplica una mascarilla hidratante para recuperar confort.
Estos pueden ser tus aliados cosméticos
- Hyaluronic & Okra Allegory, de Byoode. Suero con ácido hialurónico de triple peso molecular que rellena arrugas y líneas de expresión, Madecassoside (centella asiática) efecto calmante y extracto de Okra, un poderoso suavizante de la piel con efecto cicatrizante, humectante y calmante. Además, cuenta con antioxidantes que protegen y ofrecen una poderosa actividad contra los radicales libres, principales agentes del envejecimiento. Su precio: 55€/30ml.
- Press & Clear, de Medik8. Tónico exfoliante de uso diario con 5,5% de gluconolactona, que tiene como función acabar con las imperfecciones provocadas por el acné, ya sea esporádico o continuado. En su interior, recoge ácido salicílico al 2%, ácido tranexámico para evitar las marcas postinflamatorias, y la nota de fermentación viene del extracto de sake, que ayuda a que la piel no se deshidrate. Su precio: 42€/150ml.
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Lotus Water Calming Mask, de Boutijour. Mascarilla de alta cosmética coreana que y alivia la piel del estrés medioambiental con agua de Loto, un agente pufirificante excelente. La mascarilla ayuda a relajar e hidratar la piel irritada, dejándola hidratada durante horas. 12€.
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Growth Factor Firming & Lifting Serum, de Perricone MD. Sérum utiliza un factor de crecimiento de poliamina a partir de espermidina sintetizada y membrana de cáscara de huevo para mejorar la hidratación de la piel y protegerla. Incluye retinol encapsulado en baja concentración para acelerar la renovación celular sin causar irritación. Su precio: 147€/59ml.
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Protective Facial Lotion SPF50, de Aesop. Con hoja de salvia y vitamina B3, protege la piel frente a los efectos nocivos de los rayos UVA y UVB. Además de por su alto factor de protección, la Protective Facial Lotion SPF50 se caracteriza por un aroma herbáceo, amaderado y cálido que la diferencia de otros protectores solares. Es un producto indispensable en la rutina facial diaria, y que cobra aún más importancia durante los meses de verano. Su precio: 55€/50ml.