Con la llegada del buen tiempo, volvemos a fijarnos en nuestras piernas. Y muchas veces, lo que vemos no son solo señales del paso del invierno, sino pequeñas venas marcadas que comienzan a llamar la atención. Aunque en un primer momento pueden parecer solo una cuestión estética, los distintos tipos de varices pueden revelarnos mucho más sobre nuestra salud venosa.
Entender por qué aparecen, cómo evolucionan y qué opciones existen para prevenirlas o tratarlas te ayudará a actuar a tiempo, sin alarmas pero con conciencia. Porque unas piernas sanas y ligeras no son solo una meta estética: son una forma de bienestar.
Cómo identificar los distintos tipos de varices
No todas las varices son iguales, ni se tratan de la misma forma. Su aspecto, profundidad y síntomas son las claves que permiten diferenciarlas.
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Arañas vasculares: son venitas finas y superficiales, de color rojizo o violáceo, que forman una especie de red o estrella. No suelen doler y en muchos casos son solo un signo visual, pero indican un inicio de debilidad venosa.
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Varices reticulares: más gruesas que las anteriores y de tono azul verdoso. Aparecen bajo la piel en forma de cordones sinuosos, y pueden acompañarse de molestias leves.
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Varices tronculares: estas ya afectan a venas más grandes y profundas, y suelen ir acompañadas de hinchazón, pesadez y fatiga al final del día. Son más visibles, palpables y a menudo dolorosas.
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Varices ocultas: en algunos casos, los síntomas aparecen sin que haya varices visibles. En estas situaciones, solo una ecografía doppler puede confirmar la presencia de insuficiencia venosa interna.
Conocer estos matices es esencial para saber cuándo actuar y qué tipo de cuidado necesita tu piel.
¿Cuándo debes acudir al especialista?
Una señal clara de que es momento de consultar es cuando las venas se inflaman, cambian de color o aparecen síntomas como dolor persistente, sensación de pesadez, calambres nocturnos o picor.
También debes prestar atención si notas cambios en la textura de la piel (más seca o con coloración ocre), pequeñas heridas que no cicatrizan bien o si tienes antecedentes familiares de enfermedad venosa.
Cuanto antes se diagnostique una disfunción venosa, más sencillo será corregirla con tratamientos mínimamente invasivos o incluso solo con cambios de hábitos.
Hábitos que marcan la diferencia
La prevención empieza mucho antes de que las varices aparezcan. Incorporar rutinas saludables en tu día a día puede retrasar su aparición o frenar su evolución.
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Actívate: caminar, nadar o subir escaleras mejora el retorno venoso.
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Evita estar muchas horas de pie o sentada sin moverte. Si no puedes evitarlo, flexiona los pies de vez en cuando.
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Eleva las piernas al final del día durante 10-15 minutos.
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Usa ropa cómoda que no comprima las ingles ni dificulte la circulación.
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Mantén tu peso a raya y cuida la hidratación.
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No abuses del calor directo: baños muy calientes, saunas o rayos UVA pueden agravar la dilatación venosa.
Estos pequeños gestos diarios suman mucho más de lo que imaginas.
¿Qué tratamientos existen actualmente?
La medicina y la estética han evolucionado mucho en el abordaje de las varices. Hoy existen soluciones eficaces, poco invasivas y con resultados duraderos.
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Esclerosis con microespuma: se inyecta una sustancia dentro de la vena para cerrarla desde el interior. Ideal para varices de pequeño y mediano calibre.
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Láser vascular transdérmico: utiliza energía lumínica para eliminar arañas vasculares sin agujas. Muy útil para zonas delicadas.
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Radiofrecuencia o láser endovenoso: técnicas avanzadas para tratar venas más profundas sin necesidad de cirugía.
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Tratamiento quirúrgico: reservado para casos avanzados, cuando las otras opciones no son suficientes. Hoy día se realiza con mínimas incisiones y recuperación rápida.
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Medias de compresión graduada: siguen siendo la base del tratamiento conservador y ayudan a aliviar síntomas y prevenir complicaciones.
Cada caso es único, y por eso el diagnóstico profesional es el punto de partida imprescindible.
Hablar de varices es también hablar de autoestima, de salud y de autocuidado. Es fácil posponer la consulta o resignarse a convivir con molestias que creemos inevitables. Pero lo cierto es que hoy tienes a tu alcance soluciones eficaces, seguras y compatibles con tu ritmo de vida.
Prevenir, observar, actuar. Esa es la fórmula para que tus piernas te acompañen, ligeras, allá donde vayas.
¿Y si pudieras prevenirlas?
Prevenir las varices está a tu alcance, y no requiere grandes cambios:
- Mantén un peso saludable.
- Evita pasar muchas horas de pie o sentada sin moverte.
- Camina, pedalea o nada a diario.
- Eleva las piernas al llegar a casa.
- Usa medias de compresión si tienes antecedentes.
- Y, por supuesto, cuida tu piel con productos específicos que te ayuden a aliviar la pesadez y estimular la circulación.
Productos que alivian, disimulan y miman tus piernas
- Spider Veins Body Oil, de Alma Secret. Aceite corporal calmante que favorece la circulación y alivia la hinchazón y los calambres. Ideal si buscas un producto sensorial con resultados reales. Su precio: 24,70€/100ml.
- Leche Piernas Cansadas, de Clarins. Una caricia para las piernas pesadas. Hidrata, refresca y aporta ligereza gracias a sus extractos botánicos. Se puede aplicar incluso sobre medias. Su precio: 47,50ml.
- Color Dren, de E’Lifexir. Gel con efecto maquillaje que actúa como unas “medias invisibles”. Unifica el tono, aporta efecto drenante y deja las piernas más estilizadas al instante. Su precio: 25,72€/150ml.
- Legvass Emulsión, de MartiDerm. Fórmula ligera y refrescante elaborada a partir de activos naturales que actúan de forma sinérgica aliviando la sensación de pesadez de las piernas. Nutre y tonifica. Sin mentol ni alcohol. Su precio: 25,95€/200ml.
- Legs Liftt, de Origins. Concede a tus piernas cansadas un impulso con el revitalizante aroma a mentol, ciprés, menta y madera de cedro. Siente el cosquilleo por tus piernas, cómo se tonifican y le dan un nuevo aire a tu caminar. Su precio: 33€/100ml.