A pocos días de comenzar el curso escolar, volvemos a poner nuestra atención en un tema preocupante. Las redes sociales están normalizando una tendencia que preocupa a los especialistas: cada vez más niños y adolescentes acuden a consulta con rutinas de skincare copiadas de influencers. ¿Qué riesgos conlleva esta moda? ¿Es realmente necesario que un niño use sérums, contornos de ojos o limpiadores activos? El doctor Raúl de Lucas, jefe de Dermatología Pediátrica del Hospital La Paz, alerta sobre el skincare infantil desde su experiencia clínica.
Con un discurso claro y directo, el doctor De Lucas nos ayuda a comprender qué cuidados necesita realmente la piel infantil y qué riesgos implica anticipar prácticas que no les corresponden.
Rutinas de skincare infantil: una realidad creciente
“Muchos vienen a la consulta solo para que les hagas una rutina de skincare”, explica el doctor. Lo preocupante no es solo el número de pacientes jóvenes que acuden con esta petición, sino el hecho de que lo hagan con “bolsas llenas de productos: cremas para el contorno de ojos, para el contorno de labios…”. Niños, niñas y adolescentes de trece o catorce años, e incluso más pequeños, que imitan lo que ven en redes sin ningún tipo de criterio dermatológico.
Esta moda no surge de la nada. Según un informe de la Universidad Internacional de La Rioja y Fundación Mapfre, un 33,1 % de los menores encuestados afirmaban recibir publicidad sobre cosmética y belleza. El mercado ha dirigido sus estrategias hacia ellos y la influencia es evidente.
Lo que la piel infantil necesita (y lo que no)
La recomendación del doctor De Lucas es rotunda: “Si no hay ninguna patología, lo recomendable es, simplemente, una higiene adecuada y fotoprotección”. El resto de productos —como sérums, retinol o antioxidantes— no deberían usarse sin la valoración previa de un dermatólogo. La piel infantil no necesita esos activos y, además, puede sufrir efectos secundarios.
Entre los riesgos más frecuentes, el especialista cita irritaciones provocadas por mezclas inadecuadas de productos, aparición de acné precoz por exceso de limpieza y agravamiento de patologías preexistentes como la dermatitis atópica o la psoriasis.
Una barrera vulnerable: riesgos reales en pieles inmaduras
Aunque a veces no lo parezca, la piel infantil es extremadamente sensible. “Cuanto más pequeño es el paciente, mayor es la posibilidad de absorción de los productos químicos”, advierte el dermatólogo. Esto se traduce en un mayor riesgo de desarrollar reacciones adversas y alergias, sobre todo cuando se combinan fórmulas no pensadas para su edad.
La preocupación del doctor De Lucas no se limita a los efectos físicos: también destaca el coste económico que supone para las familias —“no son ellos los que compran los productos, son sus padres”— y la falta de conciencia sobre lo que realmente están aplicando sobre la piel de sus hijos.
Un reto social que va más allá de la consulta médica
“Es un problema que va más allá de nuestra consulta”, reflexiona el especialista. Reconoce que no es solo responsabilidad de los padres, pero subraya la necesidad de información y sentido común: “Es necesario informarse y ser responsable con lo que aplicamos en la piel de nuestros hijos”.
Este fenómeno, como ya sucede con otros temas vinculados a redes sociales, exige un abordaje colectivo que incluya a familias, profesionales sanitarios, educadores y plataformas digitales.
Fuente: SINC