Con la llegada del otoño no solo caen las hojas: muchas melenas también comienzan a perder densidad. Esta situación, que puede generar alarma, es en la mayoría de los casos un proceso fisiológico llamado efluvio telógeno. Sin embargo, cuando se alarga en el tiempo o se acompaña de otros síntomas, puede requerir atención médica. La clave está en identificar las señales y actuar con rigor ante la caída del cabello en otoño.
Cuándo preocuparse por la caída
“El efluvio telógeno es una de las causas más frecuentes de caída difusa del cabello. Aunque suele resolverse de manera espontánea y con buen pronóstico, su impacto emocional puede ser muy significativo”, explica la Dra. Ana Rita Rodrigues, jefa del servicio de Dermatología del Hospital Valle de Henares y especialista en Tricología en Laboratorios Viñas.
Según esta experta, hay que diferenciar entre esta caída estacional, que puede durar entre mes y medio y tres meses, y otras formas de alopecia que requieren intervención profesional. Si la caída se prolonga más de tres o cuatro meses o hay zonas específicas de despoblación, como entradas o coronilla, puede tratarse de una alopecia androgénica. “La gran diferencia es que la caída estacional se resuelve sola, mientras que la alopecia, si no la tratamos, avanza”, aclara la Dra. Alba Gómez, directora de la unidad de medicina capilar de IMR.
Factores que influyen en la caída posverano
La vuelta de las vacaciones suele ser dura para el cabello. El sol, el cloro, la sal, el calor o los cambios de rutina generan un estrés acumulado que debilita la fibra capilar y sensibiliza el cuero cabelludo. Si a eso se suman los cambios de luz y temperatura propios del otoño, se activa un mecanismo fisiológico que acelera la caída.
“El cabello acusa su propio estrés durante el verano y necesita reencontrar su equilibrio”, explican desde DS Laboratories, donde recuerdan que factores como la melatonina pueden influir en el ciclo capilar y acelerar el recambio en esta época.
Además, en palabras de la Dra. Gómez, “es fundamental observar si la caída se acompaña de otros síntomas, como picor, descamación, sensibilidad o aumento de grasa, porque puede estar indicando un desequilibrio en el cuero cabelludo”.
Según datos de SkinData, 6 de cada 10 personas afirman que los problemas capilares afectan a su autoestima. La caída puede generar preocupación tanto en hombres como en mujeres. «La caída estacional alarma más a la mujer, pero impacta más en el hombre que ya tiene alopecia de base», afirma la Dra. Gómez. En ambos casos, actuar a tiempo marca la diferencia.
Medidas de prevención y tratamiento
Los expertos coinciden en que anticiparse puede mejorar los tiempos de recuperación. “Si sabemos que cada otoño tenemos un efluvio, podemos empezar unas semanas antes con nutricosmética, factores de crecimiento o mesoterapia capilar. Esto no evita la caída, pero sí consigue que dure menos y que la recuperación sea más rápida e íntegra”, recomienda la Dra. Gómez.
El cuidado cosmético también juega un papel importante. Los expertos recomiendan:
- Usar champús suaves, sin sulfatos ni siliconas.
- Aplicar acondicionador en cada lavado y mascarillas semanales.
- Proteger el cuero cabelludo con hidratantes específicos.
- Minimizar el uso de planchas y secadores.
- Mantener una alimentación rica en hierro, zinc, biotina y proteínas.
Y sobre todo, observar. Si la caída se prolonga más de tres meses o hay una pérdida visible de densidad, es momento de acudir al especialista.
La caída capilar otoñal es habitual, pero no siempre inocente. Detectar las señales, seguir una rutina de cuidado adecuada y consultar a tiempo con un profesional son los pilares para mantener la melena sana y frenar a tiempo problemas mayores.
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