Fisiológicamente, la piel grasa es una piel de excesos: exceso de secreción sebácea, que produce brillos; exceso de células muertas, que aumentan el espesor cutáneo y dilatan poros; y exceso de bacterias, que favorecen el enrojecimiento, las alteraciones y los granitos. Es, pues, una piel propensa a desequilibrios y necesita cuidados muy específicos para mantenerla sana. Porque a pesar de que tenga grasa, suele ser una piel que necesita mucha agua.
Pero no todo es catastrófico: la piel grasa cuenta con una cierta protección ante las agresiones externas y la aparición de arrugas, lo que hace que las personas mayores con esta piel parezcan más jóvenes de lo que son. Sin embargo, el paso de los años deja otras huellas en su rostro, como flacidez, descolgamiento y deshidratación.
Se suele asociar la piel grasa con la de los jóvenes y los hombres, que ciertamente suelen tener este tipo de piel. Pero las mujeres no nos libramos: el 40% de mujeres entre 25 y 40 años tenemos la piel grasa o mixta. Una piel caracterizada por los excesos: exceso de sebo, de células muertas, de poros dilatados, de piel gruesa, de bacterias que irritan el cutis, lo enrojecen y provocan granitos. Además de la genética, que determina nuestro tipo de piel, la piel grasa está muy ligada a los cambios hormonales. El embarazo, el puerperio, la perimenopausia y otros momentos en los que las mujeres pasan por cambios hormonales pueden favorecer la producción de sebo.
Tradicionalmente se asocia la piel grasa a la juventud porque es en la pubertad, con los cambios hormonales propios de esta etapa, cuando suele iniciarse una mayor producción de grasa en la piel (hipersecreción cutánea), que puede provocar los típicos y molestos granitos y poros negros y desembocar en acné. Sin embargo, la grasa de la piel no desaparece con la adultez ni en los hombres ni en las mujeres. Aunque sí es cierto que la producción de grasa disminuye al acercarse a la menopausia, un buen número de mujeres sufren en esta edad los problemas de vejez cutánea asociados a esta piel, es decir, flacidez, descolgamiento y deshidratación. Sin contar con el problema de las famosas ‘pieles mixtas’, que suelen presentar grasa en la ‘zona T’ (frente, nariz y barbilla) y piel seca y deshidratada en el resto del rostro, con lo que su cuidado se complica (de este tipo de pieles hablaremos el próximo 28 de marzo).
La piel del hombre, por su parte, es un 15% más grasa que la femenina, cifra que llega al doble de grasa en la zona T. También es un 25% más gruesa, con más vello facial y poros de mayor tamaño. En él la grasa se prolonga durante más años, por lo que es común la presencia de poros dilatados y brillos, especialmente en la nariz pero también en la zona de la ‘barba’ (mejillas y barbilla) en hombres de edad avanzada que no han cuidado su piel.
La buena noticia es que la piel grasa es más resistente que la seca a las agresiones externas: menos sensible a la luz solar, el viento o el frío, por ejemplo. Y se mantiene con aspecto joven durante más tiempo, de ahí también que los hombres ‘envejezcan’ más tarde, ya que las arrugas tardan más en aparecer en las pieles grasas. Aunque necesita estar debidamente cuidada para que no ofrezca un aspecto desaliñado.
Mantener una piel grasa sana sólo tiene un secreto: higiene y tratamiento. La base de una buena piel, tanto en el hombre como en la mujer, es la limpieza adecuada. Una piel sin suciedad ni impurezas está mejor preparada para recibir los cosméticos que se apliquen a continuación, por lo que estará mejor hidratada, nutrida y equilibrada. Por ello, en el caso de la piel grasa es necesario sanearla dos veces al día con una limpiadora adecuada, que elimine sebo y suciedad a la vez que calma y equilibra la piel, ya que si se la exfolia en demasía o se utilizan jabones muy alcalinos o excesivamente fuertes se puede producir un ‘efecto rebote’ y crear más grasa.
Tras la limpieza, un tónico cerrará los poros dilatados y equilibrará el pH cutáneo, ya que mantener el pH de la piel evita la profusión de bacterias. La flora cutánea, que se encarga de disolver el sebo y mantener la piel sana, puede proliferar si hay una producción de grasa mayor de la necesaria y provocar irritaciones, prúrito y acné debido a la excesiva cantidad de microorganismos. Para evitarlo, conviene mantener el nivel de acidez de la piel, entre pH 5.2 y 5.8. Por ello, no conviene utilizar cosméticos alcalinos o neutros (pH 7) en estas pieles, ya que desequilibran el manto protector de la piel sana. Lo indicado es restaurar la acidez para evitar bacterias perjudiciales e infecciones. También por ello, aunque habitualmente se han utilizado productos alcohólicos por su efecto secante, no son convenientes ya que resecan en exceso y pueden estimular que la piel se defienda produciendo más grasa o deshidratarla en extremo. El alcohol de algunas fórmulas puede ser efectivo para tratar una zona específica con granos, ya que reduce la inflamación y la proliferación de bacterias, pero no debe aplicarse nunca en todo el rostro.
Por la misma razón, hay que tener cuidado con los exfoliantes escogidos para eliminar la suciedad. Algunos tienen esferas demasiado grandes que pueden incrustarse en los poros y obstruirlos, y en algunos casos son tan agresivos que pueden dañar los granos. Es mejor no utilizar nunca un exfoliante sobre éstos y escoger productos suaves. Un exceso de limpieza elimina y altera el manto hidrolipídico (de agua y grasa), protector natural de la piel, dejando ésta expuesta a la contaminación, la fragilidad y la deshidratación. Y éste es uno de los problemas mayores de las pieles grasas: que tienen un exceso de lípidos pero les falta agua. Pese al aspecto brillante, son pieles deshidratadas y necesitan recuperar el agua que permitirá a las células desempeñar sus funciones correctamente. Por ello, hay que usar un tratamiento diario que calme, hidrate y controle las secreciones sebáceas sin resecar.
Los tratamientos cosméticos que apliquemos deben pues regular las secreciones sebáceas, reduciéndolas, y afinar el grano de la piel, es decir, reducir los poros dilatados y uniformizar la textura cutánea, evitando la proliferación de la flora bacteriana que causa inflamación y rojeces. Pero también deben hidratar esta piel en profundidad, calmarla y equilibrarla.
Problemas de las pieles grasas
La ausencia de higiene y cuidados en las pieles grasas suele desembocar en alteraciones cutáneas. Las más comunes son:
- Hiperseborrea: es un incremento de la producción de sebo y de su composición debido principalmente a factores hormonales
- Hiperqueratinización: se conoce popularmente como ‘poro dilatado’ y se produce porque las células que deberían ‘caer’ de la piel por estar ya muertas se adhieren entre sí en el conducto pilosebáceo (el poro donde se encuentra el bulbo del vello facial), provocando una acumulación de material queratínico que dilata este orificio de salida.
- Comedogénesis: Debido a la hiperqueratinización, la pared del folículo se hace más gruesa y forma un tapón córneo, el comedón, que es el origen de la proliferación de bacterias de la flora cutánea, encargadas de eliminarlo, y de la posterior inflamación bacteriana causante de las espinillas y posteriores granos
- Acné: no es más que esta infección bacteriana (comedogénesis) que se ha extendido por la piel, por lo que debe ser tratado siempre como tal, es decir, como una infección por parte de un médico, en este caso el dermatólogo, ya que además de los cosméticos adecuados puede ser necesaria la administración de fármacos por vía oral. Aunque siempre se asocia el acné a la adolescencia, diversos estudios afirman que no es un problema exclusivamente juvenil, ya que el 48% de mujeres europeas entre los 30 y los 49 años lo sufre. Los dermatólogos de Estados Unidos afirman que es el problema cutáneo más frecuente y que afecta al 80% de la población entre 20 y 30 años. Más: se apunta al estrés como la causa de esta prolongación del acné juvenil en el tiempo. En este tema hay que tenerlo muy claro: el acné no es un problema puramente estético, sino una enfermedad
Cuando y porqué se produce grasa
Hay diversos factores que estimulan la producción sebácea cutánea:
- Hormonales. La estimulación de la glándula sebácea tiene un origen hormonal que se concreta en una enzima, la 5 alfa reductasa.
- El reloj biológico. De día se secreta más sebo que de noche, especialmente entre las doce del mediodía y las tres de la tarde, mientras que de noche la secreción llega al nivel más bajo entre las tres y las seis de la madrugada.
- Clima. Los climas cálidos y húmedos favorecen la secreción.
- Alimentación. Aunque se ha discutido mucho sobre la influencia de determinados alimentos sobre la secreción sebácea y especialmente sobre el acné, está demostrado que son pocos los que realmente influyen de forma determinante. Así, por ejemplo, el alcohol y las comidas muy condimentadas o picantes sí estimulan la secreción. Sin embargo, el chocolate sólo provoca este efecto si se consume en cantidades muy exageradas.
- Estrés. En los últimos años se ha comprobado que las situaciones de estrés y ansiedad provocan esta respuesta en las pieles grasas.
Recuerda que si quieres saber tu tipo de piel, sólo tienes que leer nuestro post ¿Qué tipo de piel tienes? Aprende a reconocer si es seca, grasa, mixta o sensible. También te recomendamos leer Seis cuidados básicos para la salud de tu piel
Tenlos en cuenta
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- Be+ Gel Purificante Matificante. Gel limpiador suave para pieles grasas y con tendencia acnéica, depura, tonifica y previene la formación de impurezas, contiene un péptido (calmosensine) que estimula la producción de endorfinas para producir un efecto calmante y placentero, regula la secreción sebácea,es antiinflamatorio, purificante y regenerador, hipoalergénico, no comedogénico, testado dermatológica y oftalmológicamente, incluso para pieles sensibles. 200 ml 12,95 €
- Jet Purificante Salicílico Skeen+. Solución calmante que purifica la piel y reduce los poros abiertos y agrandados, contiene ácido salicílico (1,5%) que regula la hiperseborrea y exfolia ligeramente la piel, estimulando la renovación celular que alisa y afina la piel, y otros activos que matifican, regulan la secreción sebácea, inhiben la proliferación bacteriana y purifican la piel, sin perfume ni colorantes, testado bajo control dermatológico. 35 ml 38 €. Venta exclusiva en tiendas Sephora y en www.skeen.fr
- Concentré Multi-Perfection Capture Totale de Dior. Tratamiento de día anti-envejecimiento basado en los últimos descubrimientos sobre las células madre, enriquecido con extracto de iris amarillo, sal de zinc y vitamina A que afina el grano de la piel y cierra los poros, textura gel transparente, fresco. 50 ml 193 €
- Pure Perfection Crema Antiedad Equilibrante y Refinadora de Sensilis. Crema de día anti-envejecimiento para pieles mixtas y grasas que regula la secreción de sebo, purifica y elimina brillos e imperfecciones, a la vez que previene y contrarresta el envejecimiento cutáneo, textura suave y ligera de rápida absorción, no comedogénica. 50 ml 35,60 €. En farmacias y parafarmacias
- Biodétox Organic Polvo Perfeccionador de Bourjois. Polvo perfeccionador del cutis anti-polución y oxigenante gracias a la clorofila y con polvo de lino de efecto anti-brillos, deja la piel fresca, purificada, unificada y mate durante 8 horas, 100% de origen natural y con certificado Bio de Ecocert, en cinco tonos. 14,95 €
- Blemish+Age Defense de Skinceuticals. Tratamiento exfoliante para disminuir las imperfecciones cutáneas y los signos de envejecimiento, controla la producción de sebo, minimiza las imperfeccuiones y ayuda a corregir la hiperpigmentación que se produce tras las inflamaciones cutáneas, contiene ácido salicílico (anti-acné) y ácidos glicólico y cítrico (anti-envejecimiento). 30 ml 77 €
- Proteínas de Leche Crema-Espuma Limpiadora de Korres. Emulsión suave y espumosa sin jabón que limpia, tersa e hidrata la piel, elimina la suciedad y el maquillaje de cara y ojos. Las proteínas de la leche retienen las moléculas de agua en la piel, y las proteínas vegetales de amaranto y arroz nutren, calman y refrescan la piel, para todo tipo de piel. ml 21 €