¡Uf! … ¡Pero qué calor! ¡Así es imposible conciliar el sueño! El calor es el culpable de las buenas noches toledanas que nos está dejando este verano. Los suspiros, los lamentos y las visitas a por algo fresquito en la nevera son habituales en estas jornadas nocturnas en las que dormir es todo un desafío. Por eso queremos repasar juntas las mejores claves para dormir mejor en verano, porque sabemos que es fundamental descansar para rendir y estar vital.
El sueño y el calor, un complicado binomio
Giro hacia la derecha, giro hacia la izquierda, consulta de la hora en el móvil, oír como nuestro compañero o compañera sí que logra conciliar el sueño… y en cualquier momento caemos en la desesperación. Y por no hablar de los mosquitos, que nos incordian hasta que tenemos que librar una batalla un tanto ridícula (vista desde afuera) con un ser enanísimo que le ha dado por posarse en nuestro oído. ¿Os suenan estos momentos? Sabemos que es muy importante descansar, pero no siempre logramos que se así, y cuando no hay descanso perdemos la energía.
En concreto, según los expertos, para despertarnos con las pilas cargadas por la mañana, es esencial atravesar las fases de sueño profundo y REM, pasando por cuatro ciclos de sueño de 90 minutos cada uno, lo que equivale a 6 horas por noche, en cualquier época del año. Si nos centramos en el clima idóneo para poder conciliar el sueño se situaría en torno a los 18 grados. Sin embargo, cuando el mercurio se dispara, el organismo no consigue enfriarse y se nos complica la relajación y poder encontrarnos a gusto para descansar. También notamos este aumento de temperatura en nuestro cuerpo cuando bebemos bebidas alcohólicas y comemos más de lo necesario.
Consejos para dormir mejor en verano
Establece un horario veraniego para acostarte, para acostumbrar el cuerpo a unas dinámicas. Regular la frecuencia cardíaca y la presión arterial es más fácil si nos marcamos unas horas de irnos a dormir y de levantarnos, aunque sean más tarde que durante las jornadas de trabajo (¡que las vacaciones están para descansar!).
Apuesta por alimentos ligeros y ricos en proteínas y evita el alcohol. La digestión consume mucha energía, aumentando el calor del organismo. Así que mejor evitar alimentos pesados al menos tres horas antes de acostarte. En cambio, decimos sí sí a los alimentos ligeros y ricos en proteínas, que contienen aminoácido triptófano, un precursor de la melatonina, la hormona del sueño. Y ¿qué hacemos con las bebidas alcohólicas? Pues no te vamos a decir que renuncias a tu cervecita, la copa de vino o el cóctel, pero como todo en la vida, se trata de la medida en la que las tomemos. Pero te advertimos que el alcohol nos provoca deshidratación y que el estómago esté revuelto.
Antes de dormir, ni emociones fuertes ni deporte. Sabemos que es complicado encontrar un buen momento para hacer deporte cuando se disparan las altas temperaturas y que puedes tener la tentación de salir a la calle a ponerte en forma cuando refresca. Debes saber también que el ejercicio dispara el nivel de cortisol en sangre, lo que nos hará estar más despiertos por la noche, y será más difícil encontrar la calma.
Mantén una buena hidratación y las bebidas templadas, mejor que frías. ¡Cuántas veces hemos pensado que lo que nos iba a quitar más la sed eran las bebidas frías! Sin embargo… ¡es al revés! Cuando nos tomamos una bebida muy fría, el cuerpo la calienta en un proceso de absorción que genera más calor. Y ya habrás comprobado que, por muy buenas que estén muchas bebidas, nada quita la sed como el agua: bebe dos litros al día de agua, no hay mejor base para una buena salud.
Para ducharse, la misma filosofía. Tampoco una ducha de agua fría es la mejor decisión para quitarnos del cuerpo el calor; sucede lo mismo que con el agua que ingerimos. Cuando está en contacto con el agua a baja temperatura, el organismo se activa para la temperatura ideal (medio grado más bajo por la noche que en verano) y eso genera más calor. Y hacerlo trabajar de más, no es llenarlo de calma. A un cuerpo activo le cuesta dormirse.
Y así debe estar tu habitación
Ventilada y con sábanas ligeras. Una doble ventilación logrará una habitación fresca y con nivel de humedad saludable (entre el 40 y el 60%). Para ello, es fundamental mantener las ventanas, las persianas y las cortinas bien cerradas, para frenar el paso al calor al dormitorio. También es importante escoger bien la ropa de cama: apuesta por sábanas de lino y algodón natural, que nos regalan un efecto refrescante en los días cálidos. Y no hay nada más agradable que taparte en verano, y así de paso te proteges de las corrientes de aire de las ventanas abiertas, del ventilador y del aire acondicionado.
Libre de fuentes de calor. Fuera del dormitorio móviles, ordenadores y otros dispositivos electrónicos. Irradian calor, aunque de forma mínima, pero… ¿Por qué no evitarlo en plena ola de calor? Además, es momento de conectar con una buena lectura y desconectar de las pantallas.
¿Qué te parecen estos consejos para dormir mejor en verano?
Te recomendamos que busques información sobre la importancia de descansar bien. Un experto en la materia es Eduard Estivill, director de la Unidad de Alteraciones del Sueño del Hospital General de Catalunya. Puedes consultar en su perfil de Instagram para aprender cómo cuidar y mejorar tu rutina de sueño.
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