Desde hace siglos se utilizan las aguas termales para tratar diferentes problemas de salud, tanto dermatológicos como reumáticos, renales, hepáticos, respiratorios, etc. Uno de los balnearios especializados en el tratamiento de la afecciones de la piel es el de Uriage, en los Alpes franceses, cuyas aguas están indicadas para tratar todo tipo de dermatosis inflamatorias y pruriginosas (con picor) en adultos y niños, como psoriasis, eccema, prurito, prurigo, cuperosis, acné, rosácea, cicatrices, quemaduras y dermatitis atópica y seborréica.
La Estación Termal de Uriage está situada en el pequeño pueblo de Uriage Les Bains, a 400 metros de altitud y a 12 kilómetros de Grenoble, en la base del macizo alpino de la Belledone, rodeado de un espeso y verde bosque en el que se respira aire puro y paz. Y cuenta con un restaurante, Les Terrasses, con dos estrellas Michelín. Allí estuvimos y os contamos como es.
Cada día brotan del manantial de Uriage 400.000 litros de agua termal bacteriológicamente pura y con pH neutro que se utilizan en el balneario para tratar las afecciones dermatológicas citadas, así como trastornos de las vías nasales y oídos (otorrinolaringológicos) y reumáticos. También se elaboran allí desde 1992 los cosméticos de la misma marca, basados en las propiedades dermatológicas del agua termal. Diversos estudios han demostrado que posee propiedades hidratantes, calmantes, cicatrizantes, antirradicalarias (anti-envejecimiento), antipruriginosas y filmógenas (es decir, deja una especie de capa sobre la piel que la protege de agentes externos e impide que se deshidrate).
La razón de estas propiedades se encuentra en la formulación del agua de Uriage, la más rica en sales minerales y oligoelementos en comparación con el resto de aguas termales utilizadas en dermatología (11.000 miligramos por litro). Esta composición hace que se pueda comparar con un suero fisiológico natural o isotónico. Y también que posea un característico aroma a huevos podridos que no predispone precisamente a beberla, ya que sabe igual (aunque a algunos nos guste!).
Sin embargo, a diferencia de otras aguas termales, la de Uriage se utiliza únicamente de forma tópica. Es, de hecho, la tercera estación termal de Francia en dermatología y acoge a unos 4.000 pacientes cada año, entre ellos muchos niños y bebés a los que se aplican las curas, basadas en los baños, pulverizaciones en el rostro o el cuero cabelludo, inhalaciones, aplicaciones de agua y barro, etc. Como es sabido, la sanidad francesa costea estos tratamientos balnearios.
El centro cuenta con una área destinada a estos tratamientos de salud y otra para las personas que quieren acudir de forma privada a disfrutar de los beneficios del agua. En ella, el grupo de periodistas que visitamos la Estación Termal disfrutamos de varias de las actividades y tratamientos que se realizan, desde baños en la piscina termal semicubierta hasta clases de aqua-gym (de las que, espero, nunca se publiquen las fotos!).
Entre los tratamientos realizados destacan las envolturas con fango caliente y agua termal, fantásticos para tratar problemas de articulaciones y eliminar tensiones y sobrecargas en brazos y piernas, así como el masaje bajo la ducha Vichy (en este caso, ducha «uriage»), que consiste en un masaje realizado por una terapeuta con aceites bajo los chorritos de agua termal repartidos a lo largo de todo el cuerpo.
Uno de los atractivos de la estación termal es el Grand Hotel Uriage. Se trata de un edificio típico de la arquitectura napoleónica con sólo 12 habitaciones y tres suites en las que se alojaron personajes como Coco Chanel, Colette, Sthendal, Mistinguet, Trufaut o Jena Reno y que dan nombre a las habitaciones, decoradas cada una siguiendo el estilo de sus visitantes.
En el Grand Hotel se encuentra el restaurante Les Terrasses, con dos estrellas Michelin y una nota de 17 sobre 20 en el Gault Millau. Merecidas, su menú es uno de los mejores que personalmente he probado. Christophe Aribert, el chef, tiene sólo 36 años y es, además de un gran e imaginativo cocinero, un buen y cariñoso anfitrión que abre su cocina a la curiosidad de sus clientes.
si yo pudiera ir …………
¡ qué buena opción para un regalo sorpresa!