Lo sabemos: volver de las vacaciones no suele ser sencillo. El día a día nos sumerge más pronto que tarde entre emails, reuniones y listas interminables de cosas por hacer, algo que cambia por completo el estado de ánimo relajado y positivo que traemos del verano. Un panorama poco alentador que nosotras nos negamos a asumir como inevitable. Por eso, te proponemos mantener el estrés a raya y el síndrome posvacacional bien lejos con algunos consejos. Recuerda que la vida cuenta cada día y no solo el fin de semana; todas las estaciones del año y no solo en verano y navidades. ¡Disfrútala!
El estrés, un problema real
El estrés es una respuesta natural del cuerpo cuando se prepara para reaccionar ante una situación que supone un desafío. Así, nos permite ponernos a salvo frente a una amenaza o, por ejemplo, cumplir con una fecha límite. El estrés debería “activarse” en momentos puntuales, sin embargo, nos hemos acostumbrado a pensar que es algo normal asociado a nuestra rutina diaria. Aviso: destierra desde ya mismo esa creencia.
Mantener un estado de estrés de forma prolongada provoca desajustes importantes en nuestra salud: ansiedad, depresión, problemas digestivos, dolores de cabeza y pérdida de memoria, problemas para conciliar el sueño, cardiopatías, etc. Sus consecuencias también se pueden apreciar a nivel físico: desde caída del cabello a acné y otras enfermedades cutáneas, así como una piel más fatigada y envejecida.
Y aunque todo esto suene un poco agorero, es importante que lo tengas claro para dejar de idealizar el estrés diario y asociarlo a una vida de éxito y superación. Vamos a seguir dando lo mejor de nosotras mismas en aquello que nos propongamos, pero de una forma más amable, fácil y liberadora. ¿Te apuntas?
La importancia del autocuidado
Para poder empezar a abrir oasis en el vasto desierto que supone el estrés, practica el autocuidado. Aquí tienes cinco consejos que te ayudarán.
- Conecta con el presente. Pon atención siempre que puedas en aquello que haces: a qué sabe el café que estás bebiendo y el tacto que tiene la taza; las zonas de tu cuerpo que va recorriendo el agua cuando te duchas; cómo sientes las piernas cuando subes escaleras… Apartar tu mente de su constante viaje pasado-futuro, aunque sea unos segundos, te hará sentir mucho mejor.
- Planifica con sentido. Dedica un rato a planificar tus próximos meses, teniendo en cuenta cuáles son tus valores y prioridades en estos momentos. Márcate objetivos realistas, que no pongan en jaque el resto de tu vida. No pasa nada por decir que no, delegar y posponer siempre que sea necesario.
- Deja momentos para ti. Dentro de esta planificación, debes dejar tiempo para hacer cosas que te gusten. Esto debe ser algo fijo y no negociable, tan prioritario como ir a hacer la compra. Hay estudios que demuestran que dedicarnos tiempo y cuidados no solo mejora nuestros niveles de felicidad, sino que también aumenta la felicidad de nuestro entorno.
- Duerme y come bien. Llevar una buena alimentación y dormir suficientes horas es imprescindible para sentirnos bien en nuestro día a día y tener una salud más resistente (además de vernos mucho mejor físicamente). No los sacrifiques o te tocará pagar la factura.
- Apaga el móvil. La infoxicación digital es una de las principales fuentes de estrés de nuestros días. Así que desconecta teléfono, ordenador y tablet siempre que puedas. A diferencia de lo que puedas pensar, el mundo no dejará de girar y, enseguida, notarás los beneficios: dormirás mejor, tendrás más tiempo para ti, dejarás de compararte…
Ante cualquier señal, actúa
Como te decía, el estrés continuado trae aparejados problemas de salud. Por eso, no debes esperar a que la cosa se vuelva insostenible. Frena y, si lo necesitas, pide ayuda profesional. Cada vez más personas realizan terapias y/o coaching, así que no dudes en pedir información.
Por nuestra parte, queremos ayudarte a que te sientas bien contigo misma y que nada te añada más preocupaciones. Para ello, tenemos soluciones para ti si: