La Academia del Perfume ha desvelado el top 3 de perfumes icónicos de esta XIV Edición de sus premios anuales. Los “perfumes icónicos” constituyen una de las categorías más emblemáticas en los Premios de la Academia del Perfume. Reconoce las mejores fragancias atemporales, auténticos iconos que han marcado un hito y han trascendido el paso de los años con éxito.
Con un jurado específico, la elección de los perfumes icónicos corresponde al grupo de élite de los Académicos. Tras una exhaustiva votación, tuvo lugar un enriquecedor debate en el que destacaron las cualidades y aspectos únicos por los que cada una de las creaciones seleccionadas son merecedoras de estar en el pódium. Además, un año más, la Academia del Perfume ha querido contar con Elisabet Parra, directora de Belleza activa, para formar parte del jurado.
Los Perfumes Icónicos femeninos
Angel, de Mugler
Creada por Olivier Cresp e Yves de Chiris fue pionera en 1992 por marcar un camino sin flores y con una sobredosis de materias primas sensuales y adictivas.
Según el jurado, “marcó el inicio de la perfumería gourmand. Muy innovadora por no llevar flor y por la nota praliné gourmand, así como por la cantidad de patchouli, generando una adicción por la fusión de gusto y olor. Es salvaje en su concepto, la perfumería femenina de los últimos 40 años no se podría explicar sin ella, es historia de la perfumería”.
L’Air du Temps, de Nina Ricci
Creada en 1948 por Francis Fabron, es una fragancia emblemática que evoca la magia de un momento más allá del tiempo. La guerra había llegado a su fin y nace como la primera fragancia floral especiada en la historia de la alta perfumería, en un instante de explosión de alegría y creatividad como un símbolo de paz y juventud eterna.
El jurado ha valorado que “es una revolución a nivel compositivo, antes no se componía con ese acorde tan preciso y con esa armonía. Inició la perfumería contemporánea con el uso del clavel con una estructura minimalista de alto concepto y muchas fragancias siguieron con su tendencia olfativa. Tiene una gran memorabilidad y sillage, un perfil siempre reconocible.
Es un auténtico icono que no puede faltar en el imaginario clásico, así por el momento histórico en el que se creó. Es un perfume seminal del regreso de la perfumería, símbolo de la posguerra, que tiene cierta similitud con el momento actual de reapertura de puertas y fronteras”.
Opium, de Yves Saint Laurent
Creada por Jean Amic y Jean-Louis Sieuzac de Roure en 1977, presenta una asociación de notas orientales, florales y especiadas muy impactante.
El jurado ha valorado que “a mediados de los 70, con la tendencia de florales verdes y chipres, llegó el opulante Opium con un contraste muy fuerte, dulce, pesado, sexual. Esto dio paso a una fuerza mayor y una sexualidad liberadora para la mujer.
Es perfecto en su ejecución y se completa con un concepto de comunicación muy potente en su conjunto por su nombre, su botella, su color y resto de elementos. Algunos perfumistas actuales han crecido intentando aprender de las personas que crearon Opium y de todo lo que es capaz de transmitir”.
Los elegidos masculinos
Boss Bottled, de Hugo Boss
Creada por Annick Ménardo con la inspiración del postre alemán apfelstrudel, se ha tenido en cuenta su compleja estructura, versátil y rica en contrastes, así como que sigue siendo tan contemporánea como cuando se lanzó en 1998, siendo hoy en día uno de los best sellers masculinos.
Para el jurado “es una fragancia que ha conseguido conectar con el público a la perfección. Gusta mucho y es muy complicado conseguir que algo que gustaba hace veinte años siga gustando igualmente en la actualidad. A menudo se toma como benchmark y el mercado la reconoce como una gran fragancia. El hecho de que sea comercial no está reñido con que sea creativa. Funciona muy bien, con un sillage increíble y a nivel olfativo tiene un gran valor”.
Eternity for Men, de Calvin Klein
Creada por Carlos Benaïm en 1989, es uno de los grandes iconos de los años 90. Representa la historia eterna de amor a través de un clásico atemporal que evoca la naturaleza y transporta a la frondosidad de los bosques con sus notas amaderadas y aromáticas.
La creación olfativa se centra en un frescor energético con un sello amaderado sensual para transmitir una masculinidad con carácter, pero sin miedo a mostrar vulnerabilidad. Se creó como pareja de su variante femenina.
El jurado ha destacado que “se trata de una interpretación del frescor muy distinta, con unas complejidades diferentes a las fragancias frescas que existían en ese momento”.
L’Eau d’Issey pour Homme, de Issey Miyake
Creada por Jacques Cavallier en 1994, eligiendo el agua como elemento universal y como metáfora de la transformación, el equilibrio y la vida en una fragancia floral acuática.
El jurado ha valorado “su rareza, una creación extraordinaria dentro de las fragancias acuáticas que en ese momento era un “ovni”; tiene una entidad muy reconocible, polarizante y arriesgada que se ha estudiado mucho porque es muy compleja, no busca la perfección en sus notas.”
La recta final de los Premios del Perfume 2021
La fecha prevista para la entrega de premios es el 3 de noviembre en un acto de tarde. Comienza la recta final y las semanas previas a la esperada entrega de premios. Con un aforo adaptado a las circunstancias actuales, la Academia apuesta por una gala presencial en directo, deseado punto de encuentro de patronos.
Tras la elección de los perfumes icónicos, se han completado todas las fases de votaciones. Los Académicos validaron también el “Premio a la Innovación y Sostenibilidad”, que se desvelará en la entrega de premios, un galardón para una iniciativa muy diferente y que tiene en cuenta su impacto y relevancia en el momento actual.
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