Sin prisa. Ésta es la consigna del movimiento slow que, como bien sabes, quiere decir despacio y que desde hace unos 30 años pretende instalarse poco a poco y con suavidad en nuestra sociedad acelerada para poner fin a tanta prisa y tanto estrés. Se trata de vivir y disfrutar de las cosas sin agobios, saboreando cada momento. Por ello cada vez son más quienes se apuntan al viejo refrán «vísteme despacio que tengo prisa» y hoy ya hay comida slow, ciudades slow, sexo slow y, naturalmente, belleza slow.
El objetivo es desacelerar y conseguir un nuevo plan de vida que nos permita dedicarle más tiempo a lo que de verdad importa: nosotros.