El verano parece la época ideal para lucir un tatuaje o un piercing pero, por el contrario, no es el mejor momento para hacerlo. En esta época la humedad, el sudor y los baños en el mar y las piscinas aumentan los riesgos de infección, mientras que el sol puede causar una hiperpigmentación en la cicatriz o manchas alrededor del tatuaje.
Más allá del debate sobre si tatuajes y piercing son puramente una moda o una forma de auto-agresión, lo cierto es que ambas prácticas proliferan, especialmente entre los jóvenes y adolescentes justamente en verano. Y comportan serios riesgos para la salud que a menudo no se conocen suficientemente. Entre los problemas más comunes se encuentran alergias, infecciones cutáneas, problemas de cicatrización, formación de queloides, e incluso enfermedades graves como la hepatitis o el sida. También se puede provocar una heptosis (parálisis del párpado) con un piercing en la ceja.