Objetivo: una talla menos. Combate la ansiedad (5)

¿Estás nerviosa y necesitas calmar ese vacío en el estómago con un bollito? Tu problema es que te comes literalmente la ansiedad. Te contamos estrategias para evitarlo.

Hay personas que sólo consiguen calmar el estrés, la depresión, la ansiedad, incluso los nervios antes de un examen o una cita profesional, con un bollito, o un poco de chocolate, o un croasan… Y cuando se dan cuenta, han aumentado un par de kilos como si nada, cosa que sólo consigue ponerlas aún más nerviosas y, mal que les remuerda la conciencia, calmar la ansiedad de esos kilos con un bombón. No es gracioso, porque a quien le sucede suele pasarlo muy mal y arrastrar una cruel sensación de culpa. Se trata de comedores compulsivos que por cuestiones emocionales recurren a comer, a veces en exceso. Estos episodios acostumbran a estar seguidos de sentimientos de culpa, enojo o decepción por no poder evitarlos.

Para corregir estos episodios en los que se come descontroladamente, especialmente alimentos hipercalóricos y excesivamente ricos en carbohidratos y grasas, deberíamos intentar controlar los estados que desencadenan esos “atracones”. Hay que controlar el estrés y la ansiedad con terapias holísticas que nos proporcionen un mayor equilibrio emocional y energético, y recurrir a plantas con acción sedante como la pasiflora, tila, valeriana, melisa o hipérico si existe un componente depresivo. Reeducar los hábitos y evitar tener en casa ciertos alimentos también puede ayudar a controlar estos estados. Podemos, por ejemplo, tener a mano alimentos menos “peligrosos” para esos momentos en que tengamos la tentación de picar, como un yogur desnatado, una pieza de fruta o galletas o barritas dietéticas, en lugar de chocolate o bollería. Si en lugar de tratarse de un capricho esporádico, los atracones descontrolados se producen a menudo, es recomendable acudir a un especialista para que nos ayude a corregir la ansiedad o la depresión.

Andar despeja la mente

Otra de las formas de evitar la ansiedad es hacer ejercicio. Para aquellas personas a las que los nervios suelen atacar, lo más indicado es salir a pasear, que el aire permita que fluyan las ideas y se evaporen las tensiones. No es sólo una cuestión mental: andar a buen ritmo segrega endorfinas y eleva los niveles de optimismo y tranquilidad. Lo mismo sucede con otros ejercicios similares, como bailar, practicar zumba, danza del vientre, claqué, que no sólo queman calorías sino que son estimulantes y dan alegría de vivir. Porque hay que tener claro si tu caso es la ansiedad que, antes de hacer ninguna dieta, debes reeducar tu reacción ante la vida, controlando el estrés y tomándote las cosas con más calma.

¿Comes suficiente?

A menudo los «ataques de hambre» suceden a media tarde o por la noche. Es una pulsión que nos incita a comer algo dulce y que identificamos con la ansiedad. Pero puede que, sencillamente, tengamos hambre porque no hemos comido lo suficiente a lo largo del día. Hacia el final del día nuestro organismo puede tener hambre si estamos siguiendo una dieta muy restrictiva, comemos de forma desordenada o no le hemos aportado los alimentos que realmente necesita. Por tanto, no es ansiedad lo que sientes, sino hambre. Y el cuerpo, que es muy sabio, busca hidratos de carbono y azúcares, es decir, energía instantánea.

Apunta lo que comes a lo largo del día y compáralo con una dieta equilibrada. Puedes pedírsela a tu médico de cabecera o a la/el dietista, los únicos que pueden aconsejarte qué es lo que realmente necesitas. Piensa que no comer también engorda, ya que si le aportas poco alimento, el organismo lo aprovecha todo y lo almacena en forma de grasa creyendo que no va a haber más. Y cuando vuelves a comer normal, sigue aprovechándolo todo por si acaso vuelven las vacas flacas.

Tisanas relajantes

Una tisana a media tarde o por la noche puede ayudarte a calmar la ansiedad. Tómatela haciendo una pausa, prepárala sin prisa, como un acto de cariño hacia ti, cuidándote. No sólo las plantas contribuyen a la relajación, sino también tu actitud.

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